Una hermosa y tranquila tarde empezaba a transcurrir en aquel día soleado.
Luego de su paseo rutinario por el jardín no quedaba mucho más que hacer, por ello terminó dirigiéndose a la biblioteca en busca de que el tiempo pasara más rápido.
Al llegar comenzó a buscar por los estantes algún libro de su interés, una gran cantidad de ellos ya los había leído en su tiempo en la torre, hasta que encontró uno que le llamó la atención, se titulaba "Rosas Blancas" se veía bastante viejo, pero a pesar de ello estaba en muy buenas condiciones, por lo que supuso que tal vez no lo había leído anteriormente.
Con el libro en sus manos se dirigió a su lugar preferido para leer, tomó asiento en uno de los sillones individuales que se encontraban enfrentados, a los cuales los separaba una mesa de madera. La luz que entraba por el gran ventanal a su derecha le permitía leer cómodamente y cuando tomaba alguna pausa podía apreciar la vista que éste le otorgaba.
La historia se trataba de una joven pareja, el Príncipe heredero y la joven hija de uno de los duques del reino. Ambos se habían conocido en una de las visitas del príncipe al territorio del Norte, encontrándose ambos por casualidad en uno de los lugares que la joven le gustaba frecuentar.
En donde el bosque terminaba y dejaba paso a un campo de flores crecientes, el cual moría a orillas de un acantilado que daba inicio a una gran extensión de aguas profundas. Allí se habían encontrado por primera vez, lugar que había marcado el inicio de una larga historia...
Las horas pasaron mientras ella se mantenía totalmente concentrada en su lectura, hasta que escuchó la puerta siendo golpeada, no le prestó mucha atención, ya que había pensado que sería Blair trayendo una bandeja con algún aperitivo y té para hacerle compañía.
-Mi señorita, tiene visita- Blair había entrado a la biblioteca, al escuchar sus palabras alzó la mirada.
"No bromees... No puede ser él ¿O sí'"
Solo una persona podría llegar a visitarla, en cuanto su imagen vino a su mente no pudo evitar emocionarse, su rostro se sonrojó un poco, no le terminaban de gustar todos los sentimientos que le causaba ese hombre.
-¿Quién es?- trató de hablar de forma desinteresada, pero su tono algo emocionado la traicionó.
- Es Sr. Van Helssen, mi Señorita.
-Déjalo pasar- dejó su libro sobre la mesa, luego lo terminaría.
Blair salió de la habitación, cuando la puerta se volvió a abrir esta vez quien ingresó fue a quien esperaba. Rower atravesó la puerta con su caminar firme y mirada profunda, esta vez iba vestido con un traje negro con detalles en rojo que combinaba con su cabello y ojos. Rouse se puso de pie para recibirlo.
-No esperaba que nuestro encuentro fuera tan pronto- hizo una reverencia como saludo- Es un gusto volver a verlo Señor Van Helssen.
-El gusto es mío Señorita Beckham- hizo una reverencia para corresponder el saludo- Luego de recibir su respuesta no quería atrasar de más nuestro encuentro
Podía sentir como sus mejillas se sonrojaban al recordar las palabras escritas en aquella carta, la cual había guardado para releerla cuando quisiera.
-Por favor tome asiento- señaló el sofá libre frente al de ella.
Tomó asiento en él, se veía imponente en aquel lugar, lo cual hizo que Rouse se removiera en su sillón- Espero no estar interrumpiendo su lectura.
-No se preocupe, solo leía para pasar el tiempo- pudo notar como la mirada del pelinegro se detenía en el libro sobre la mesa y como ésta se arrugaba.
- "Rosas Blancas"- dejó escapar el nombre del libro en voz baja
-¿Lo conoce?- se sorprendió, después de todo aquel libro era de género romántico.
- ¿Le sorprende?- la miró con una pequeña sonrisa esperando que diría la joven.
-No juzgo lo que lee cada personas, aún así, no puedo negar que me sorprende un poco- hablaba con una expresión algo avergonzada.
-Conozco la historia desde hace mucho tiempo... - se aclaro la garganta- quiero decir, es tan famoso en nuestro reino que probablemente todos lo han leído.
-Sinceramente no creí que fuera tan importante. Ahora siento que no le di el debido respeto- tomó el libro entre sus manos acariciando su portada.
-Bueno, después de todo gracias al golpe de estado que se mencion surgió el imperio que conocemos ahora- su perfil serio volvió a él.
-Claro...-Después de unos segundos de estar perdida en sus pensamientos volvió a hablar- Más importante ¿A qué se debe su visita?
-¿No es motivo suficiente querer volverla a ver?
-Bueno, si no me equivoco cuando nos despedimos en el baile me dijo que la próxima vez que nos viéramos me lo diría, eso quiere decir que tiene algo que cumplir- lo miró desafiante
Al parecer la situación le divertía - Bueno, antes que nada me gustaría aclararle algo...- Fue interrumpido por unos repentinos golpes en la puerta.
Al momento de escucharlos le pidió disculpas por la interrupción y con un "Pase" dio permiso a quien estaba del otro lado de la puerta, Blair entró con la cabeza agachas.
-Les pido mil disculpas por la interrupción, pero el Conde ha vuelto y pide verlos a ambos- levantó la cabeza para hablarles- Sí me permiten les acompañaré.
-¿Es urgente?- no quería detener la conversación en ese punto, después de todo iba a poder aclarar sus dudas sobre el hombre que estaba frente a ella.
-Así es mi Señorita- se veía apenada por la situación.
-Si el Conde pide nuestra presencia con urgencia no lo hagamos esperar más- se puso de pie.
-De acuerdo- Lo imitó, éste le ofreció su brazo como compañía, aunque dudó por un momento terminó aceptando.
Comenzaron a caminar por los pasillos de la mansión tomados del brazo mientras Blair caminaba un poco más adelante para mostrarles así el camino.
Se sentía inquieta, la presencia de Rower la hacía sentir extraña y algo desconfiada, en parte le provocaba tantas sensaciones.
Su corazón latía como loco, se sonrojaba al sentir su mirada en ella, quería volver a verlo más a futuro, pero a la vez no lo conocía, no entendía sus intenciones y tampoco era capaz de comprender sus expresiones, todo ello la mantenía inmersa en un caos de incertidumbre.
En silencio llegaron al salón donde se encontraba el Conde, Blair tocó la puerta y al oír un "Adelante" de adentro de la habitación abrió la puerta. Rouse soltó el brazo de Rower, éste le dio una seña con el brazo para que entrara ella primero.
El Conde se encontraba de pie observando la vista por la ventana, al verla se acercó a ella, pero de inmediato hizo una reverencia.
-Es un gusto verlo, Duque Van Helssen...
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La Dama Maldita
NezařaditelnéSemanas, meses e incluso años transcurrían mientras ella permanecía confinada en la torre de la mansión del Conde Beckham, su padre. Los años pasaron sin que ella pudiese conocer lo que la rodeaba, lo que conocía se limitaba al conocimiento de los l...