Cap 9: Debut

66 28 6
                                        

Su respiración se volvía pesada, sentía que los nervios la consumían, aún así siguió avanzando hasta llegar a los primero escalones de las escaleras, se quedó unos segundos allí contemplando la multitud que estaba reunida en aquel gigantesco salón de baile, éste hacía un tiempo que había comenzado luego de la ceremonia de condecoración. Podía ver como había personas disfrutando mientras bailaban, bebían o solo charlaban.

-¡Es un placer para mí anunciar la llegada de la joven hija del Conde Beckham, La Señorita Rouse Beckham!

Al oír las palabras del anunciante sintió como su corazón comenzaba a palpitar descontroladamente, aún más cuando las personas comenzaron a mirarla, así notando su presencia. Aunque se encontraba lejos de todos ellos fue capaz de escuchar como comenzaban a murmurar "¿Hija del Conde?" "¿El Conde tenía otra hija?" "¡Jamás la había visto!" Aquello la puso más nerviosa que antes, sentía que se volvía pequeña, bajó la mirada y en el pie de la escalera vio a su padre, recordando así sus palabras y a la vez las de Blair.

Levantó la mirada, respiró profundo y con decisión comenzó a bajar las escaleras paso a paso, podía sentir cada mirada sobre ella, se sentía observada como si fuera un objeto en exhibición, pero eso no fue motivo suficiente para que bajara la mirada, aunque quisiera salir corriendo de allí.

Las escaleras se le volvieron a hacer eternas, al llegar al final de éstas el Conde extendió su mano para que bajara el último escalón y así poder acompañarla hasta el centro del salón donde se encontraban los gobernantes de ambos reinos presentes. Al llegar al frente de ellos el conde soltó su mano para dar un paso al frente y presentarla ante todos.

Con su mano derecha sobre su corazón, el brazo izquierdo en su espalda y a la vez dando una inclinación saludó a los Reyes- Mis saludos a los reyes del continente, es un honor para mí presentarme frente a sus majestades. Soy el Conde Beckham gobernante sobre el condado del ducado del este, me presento frente a vosotros en busca de presentarles a mi hija mayor- Levantó su cabeza y con su brazo le dio una señal para que se acercara.

Rouse dio un paso al frente posicionándose al lado de su padre, sostuvo su vestido a los lados con ambas manos, agachó la cabeza haciendo una elegante reverencia- Mis saludos a los reyes del continente, es un honor para mí el presentarme frente a vosotros. Mi nombre es Rouse Beckham, hija del Conde Thomas Beckham y la antigua Condesa Diana Beckham- alzó la cabeza para encontrarse con la mirada penetrante de uno de los hombres que permanecía de pie frente a ella.

Al pronunciar dichas palabras desató una gran conmoción en las personas que la rodeaban, incluso los Monarcas estaban sorprendidos, los murmullos impacientes comenzaron a resonar por todas partes "¿La hija de la Santa Diana?" "¿No se supone que nació muerta?" "¿Dónde estuvo durante todo este tiempo?" "¡Debe de ser un fraude!", sin importarle los susurros se mantuvo firme frente a aquel hombre, con la cabeza en alto y los ojos fijos en él.

Por fin era capaz de ponerle rostro a la sombra que la perturbaba.

El Emperador Cedric levantó su mano en busca de un silencio que hizo acto de presencia de inmediato. Se acercó unos pasos hasta quedar frente a ella mientras le sostenía la mirada, en el instante en que iba a hablar fue callada por una acción repentina del Emperador, éste le tendió la mano en busca de un saludo.

Quedó sin palabras al ver dicho acto, no quería hacerlo, le daba asco tan solo en pensar que debía de ensuciar su mano al corresponderle la acción pero no podría negarse a hacerlo, menos estando frente a tantas personas, reprimiendo las ganas de golpear su mano para rechazarlo estiró la suya y se la estrechó en un firme apretón.

"¿Por qué se siente tan repugnante su tacto?"

-Es un placer para mí estar frente a la hija de la tan querida Santa Diana, es inesperada su presencia aquí, aún así espero que se sienta cómoda. El imperio le da la Bienvenida, de tal forma espero que disfrute del baile- su voz era gruesa y confiada, al decir tales palabras dejó ir su mano, se dio media vuelta y regresó al lugar en el que estaba- ¡Que el baile continúe!

La Dama MalditaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora