Se quedó sin palabras, no podía creer lo que veía, a unos escasos metros de ella, había un hombre adulto de pie, de cabello negro bien peinado, alto, delgado y de hombros anchos. En el momento en que lo vio sus desconocidos tomaron forma frente a ella, se encontraba tan cerca... ¿Cómo era posible que alguien que habitaba sus sueños estuviera allí?
"No, es imposible. No puede ser, deja de soñar despierta Rouse"
No pudo emitir palabra alguna, no sabía qué decir o que hacer, solo se le quedó mirando mientras él se acercaba a ella, con cada paso que daba podía ver sus rasgos con más claridad. Su postura era firme, poseía un semblante serio junto a un par de intensos ojos de color rojo que la miraban fijamente sin desviar la mirada, la hacían poner nerviosa.
Sin saber porqué se encontraba recordando el último sueño que había tenido con uno de sus desconocidos, al darse cuenta de lo que estaba pensando sintió como su cara ardía de la vergüenza, tuvo que dejar ir sus pensamientos para poder escuchar sus palabras.
-¿Se encuentra bien?- Su voz tenía un tono grave que haría sonrojar a cualquier mujer.
-¿Por... por qué lo pregunta?- no puedo evitar arrastrar las palabras, su cercanía le había provocado una timidez repentina
-Porqué en su mano tiene un pañuelo manchado de sangre- señaló el pedazo de tela, se acercó más a ella, tomó sus manos entre las de él para así fijarse si no tenía herida alguna- ¿Dónde se lastimó?
-Sólo me tropecé... al hacerlo me lastimé el pie con el zapato, no es nada importante- no entendía el porqué de su interés, después de todo no se conocían- ¿Por qué pregunta?
-¿Hay algo qué me impida preguntar?- dejó ir sus manos, su mirada y voz seguían siendo estoicas.
-Bueno... no creo que nos conozcamos después de todo- llevó sus manos a su pecho.
-Rower Van Helssen- éste se presentó ante ella y como saludo estiró su mano
Se sorprendió, la tomó desprevenida- Rouse Beckham- correspondió su saludo estrechando su mano, la cual era enorme y firme, pero a pesar de llevar guantes puestos se sintió extrañamente cálida.
Luego de soltar su mano, se agachó apoyando una rodilla en el piso frente a ella, tomó su pie lastimado con sus manos para ver la herida, lo que causó que su corazón se detuviera, completamente roja por las acciones de Rower quitó su pie de las manos de éste.
-¡¿Qu- qué cree que hace?!- Sus acciones la avergonzaron a más no poder.
-Solo intentaba ver la herida- se mantuvo de rodillas, sus ojos en los de ella, la miró por unos eternos segundos- Pero si le incomoda no lo haré.
-Lo siento, solo... me tomó por sorpresa, pero de verdad no es necesario, es solo un simple raspón sin importancia.
Dio un bajo suspiro- Al menos permítame ayudarla a ponerse los zapatos, pude ver como batallaba para hacerlo- el rostro de Rouse se puso más rojo de lo posible.
Al principio dudo pero terminó accediendo- Yo... se lo agradecería.
Las manos de Rower volvieron a sostener su pie, con cuidado de no lastimarla más calzó delicadamente el zapato en éste y luego hizo lo mismo con el otro. Contuvo la respiración durante toda la situación, se sentía extraña, su simple toque lograba descontrolar el latir de su corazón.
-Gracias...
-No hay de que- se puso de pie y luego se sentó a su lado, en ningún momento dejó de mirarla.
No lograba entender las acciones de éste. Se quedaron de esa forma por un largo lapso de tiempo, tanto que le comenzó a molestar.
-¿Sucede algo?- giró su cabeza para mirarlo, sus ojos se encontraron y en ellos pudo ver un brillo extraño.

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La Dama Maldita
AcakSemanas, meses e incluso años transcurrían mientras ella permanecía confinada en la torre de la mansión del Conde Beckham, su padre. Los años pasaron sin que ella pudiese conocer lo que la rodeaba, lo que conocía se limitaba al conocimiento de los l...