Cap 1: Mí vida pasada y mí nueva vida (REESCRITO)

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Mi vida se ha visto marcada por una serie de arrepentimientos profundos, entre los cuales destaca el hecho de nunca haber tenido el valor de enfrentar a mis padres. Ellos impusieron una rigidez inquebrantable en todo lo relacionado con la educación, sin permitirme expresar mis opiniones o explorar actividades que realmente me interesaran.

Desde temprana edad, me inculcaron la creencia de que en este mundo, no se puede lograr nada sin dedicarse a los estudios. Consciente de que esta era la triste realidad, me sumí en un universo donde la supuesta "libertad" se traducía en pasar más de una cuarta parte de mi vida inmerso en el ámbito educativo.

Después de esa etapa, la lucha por encontrar un empleo consumía el resto de mis días, dejándome apenas tiempo para disfrutar de las pequeñas alegrías diarias. Los escasos momentos de descanso durante los fines de semana a menudo se veían interrumpidos por la obligación de trabajar sin remuneración alguna.

En mi infancia, mi única forma de escape era sumergirme en los libros que mis padres me proporcionaban, limitados a temas como matemáticas, literatura e inglés. Las únicas actividades consideradas aceptables eran juegos de mesa como el ajedrez y el solitario, que, según ellos, desarrollaban habilidades mentales útiles como inteligencia, rapidez para tomar decisiones, estrategia y concentración.

Mientras mis compañeros disfrutaban de videojuegos, yo me conformaba con estas alternativas, ya que eran consideradas productivas y beneficiosas para mi mente.

Cuando cumplí los 12 años, mi padre decidió que necesitaba equilibrar mi desarrollo y me impuso un estricto régimen de ejercicios matutinos. Aunque no podía negar la importancia de mantener un cuerpo sano, estas imposiciones reforzaron mi sensación de estar atrapado en un ciclo de expectativas y deberes impuestos por otros, incluso si provenían de aquellos que me habían dado la vida y el sustento.

Cada día, mientras me sometía a las rutinas de ejercicio y continuaba con mi educación forzada, me preguntaba si alguna vez encontraría la verdadera libertad para vivir mi vida de acuerdo con mis propias pasiones y deseos.

A medida que los años pasaban, mi vida podría no haber sido tan desesperada como la de aquellos que nunca conocieron un plato caliente sobre su mesa o que se encontraban vagando sin rumbo fijo por las calles. Sin embargo, mi existencia seguía estando lejos de la felicidad.

La sensación constante de no poder elegir mi propio destino y las simples alegrías de la vida me carcomían por dentro. Siempre me preguntaba qué se sentiría jugar un videojuego o simplemente ir a la casa de un amigo, pero cada vez que planteaba estas ideas a mis padres, eran rechazadas instantáneamente.

Fue solo cuando cumplí los 16 años que algo inusual sucedió. En mi cumpleaños, mis padres me dieron un regalo que jamás habría imaginado recibir: un teléfono celular. Nunca antes me habían obsequiado algo tan valioso ni siquiera un simple juego para distraerme. Al principio, me emocioné profundamente, aunque me cuidé de no mostrar demasiado entusiasmo para no hacer que mis padres se arrepintieran de su decisión.

Agradecí con una sonrisa y expresé mi gratitud.

—Muchas gracias, ahora con esto podré buscar temas escolares que no entienda— Les dije con voz serena. Mis padres parecían complacidos por mi reacción y mencionaron que pensaron que el teléfono sería útil para mis estudios.

Cuando finalmente tuve un momento a solas en mi habitación esa noche, exploré mi nuevo teléfono con curiosidad. Aunque nunca había usado un teléfono celular antes, tenía conocimientos sobre su funcionamiento interno y como crearlo, lo cual resultaba un tanto extraño.

Durante mi búsqueda para instalar juegos, me di cuenta de que este dispositivo parecía estar diseñado específicamente para evitar que accediera a ese tipo de entretenimiento.

Reencarne en Classroom of the elite (OP)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora