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"El esfuerzo continuo, incansable y persistente ganarán."
James Whitcomb Riley.
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¡Golpear! ¡Golpear!El sonido constante en la puerta interrumpe el leve atisbo de sueño que me había alcanzado. Me incorporo lentamente, algo adormecido, pero sin alarmarme demasiado. ¿Quién podría estar tocando tan insistentemente a estas horas? Miro el reloj en mi teléfono: 19:31. No es tan tarde como para que sea extraño, pero de todas formas me pregunto por qué me interrumpen. Al desbloquear el teléfono, noto una avalancha de notificaciones, todas de una sola persona: Ichinose.
Mientras camino hacia la puerta, recuerdo lo que había olvidado. Le había invitado a pasar por aquí, y en mi distracción, la dejé esperando. Con un suspiro, me acerco y abro la puerta.
—Ichinose, perdón por la demora— le digo, aunque sin mucho énfasis.
Ella me devuelve una sonrisa amigable, su rostro mostrando algo de preocupación.
—¿Estabas durmiendo hace un momento, verdad?— pregunta, con esa típica mezcla de curiosidad y consideración que la caracteriza.
—Jeje, sí, me distraje un poco— respondo, encogiéndome de hombros, sin mayor preocupación. —Pero me alegra que hayas venido—.
Ichinose entra y se sienta en mi cama con una naturalidad sorprendente. Aunque noto cierta tensión en su comportamiento, no me afecta demasiado. Se ve algo nerviosa, probablemente porque estamos solos en mi habitación. Lo entiendo, pero no me molesto en hacerlo un gran asunto.
—Voy a preparar un té, ¿quieres uno?— le ofrezco, más por costumbre que por otra cosa.
—N-No era necesario, pero gracias— responde, algo tímida.
Me dirijo a la cocina, mis pensamientos enredándose con el murmullo de la tetera. Mientras el agua hierve, repaso mentalmente lo que podría estar ocurriendo. Es evidente que Ichinose está nerviosa por estar en mi habitación, pero... hay algo más. Algo en la forma en que me mira. Trato de actuar normal, de mantener las cosas ligeras, pero una parte de mí sabe que esto no será suficiente. Hay una conversación inevitable que se avecina, una verdad que he estado evitando confrontar.
Regreso con las tazas de té, intentando mantener la charla casual, aunque en mi interior, la ansiedad comienza a crecer. Ichinose toma la taza con una sonrisa que no llega a sus ojos, sus dedos juegan con el borde, como si estuviera tratando de ganar tiempo, o encontrar el valor para decir lo que realmente está en su mente.
Finalmente, no puedo soportarlo más. Debo ser honesto, aunque sé que lo que voy a decir no será fácil de escuchar.
—Ichinose...— empiezo, mi voz más baja de lo habitual —Quiero hablarte sobre mi relación con Arisu.
Al pronunciar el nombre de Arisu, veo el cambio inmediato en su expresión. Su sonrisa desaparece, y su mirada se apaga como si le hubieran arrebatado algo precioso. El silencio que sigue es abrumador. No quería herirla, pero también sé que no puedo mentirle. Ichinose baja la mirada, sus manos tiemblan ligeramente mientras sostiene la taza.
Y poco después conté como era mi relación con ella.
—¿Ichinose, qué pasa?— le pregunto, aunque sé muy bien qué es lo que la ha afectado.
Ella sacude la cabeza rápidamente, esforzándose por ocultar su tristeza.
—No... no es nada. Solo...— traga saliva, y de repente parece recordar la hora. —Mira la hora, ya se está haciendo tarde. Nos vemos— se apresura a decir, levantándose de la cama con movimientos torpes, sus ojos llenos de lágrimas no derramadas.
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Reencarne en Classroom of the elite (OP)
FanfictionCuando yo estaba a punto de morir, me pregunté por qué no aproveché mi vida en algo más que solo estudiar. Tenía unos padres muy estrictos, que eran ricos y tenían altas expectativas sobre mí. Querían que continuara con la herencia familiar y para l...