Reencarne en Classroom of the elite (OP)

SS Fuka Kiryuin: antes de entrar a Koudou Keisei (Reescrito)

[Antes de entrar en la escuela] (16 años)

—Escucha, niña arrogante, tienes que hacer lo que te digamos. Si no, nuestra familia se irá por el desagüe y será por tu culpa —gruñó mi padre, su rostro enrojecido de ira, con las venas de su cuello palpitando visiblemente.

—No hables tan enojado, amor —intentó calmarlo mi madre, aunque su voz denotaba el mismo cansancio, sus ojos reflejando la fatiga de años de discusiones infructuosas.

—Pero entiendes, ella no quiere hacer nada y se queda así todos los días. Tiene que hacer algo por la familia —insistió mi padre, golpeando la mesa con el puño cerrado, haciendo que las tazas de té temblaran ligeramente.

Estábamos teniendo la misma discusión de siempre. Soy muy perezosa, soy buena en todo pero no uso mis habilidades porque no tengo ganas. ¿Por qué debería gastar mis esfuerzos en esto? Me hundí más en la silla, cruzando los brazos y mirando a la distancia, tratando de desconectarme de sus palabras.

—Mira, tienes dos opciones: una es que te tomes en serio tu papel como parte de la familia Kiryuin, o te cases con alguien importante —dijo mi padre, su tono más frío y calculador ahora.

Otra vez con esa basura. ¿Por qué debería casarme con alguien que no me gusta? Y ¿qué me importa que la familia vaya en picado? Si sabían cómo soy, deberían haber tenido otro hijo para cumplir sus sueños. No entendían que, para mí, la idea de sacrificar mi libertad y mis deseos por un nombre y una posición social era ridícula.

Mi padre dejó tres fotos en la mesa, cada una con un nombre, apellido e información sobre el chico. Sus movimientos eran bruscos, casi como si las fotos fueran armas arrojadizas.

Los primeros dos no me llamaron la atención en absoluto. No parecían interesantes. ¿Por qué tengo que casarme con alguien peor que yo, solo porque su familia tiene mayor repercusión en la sociedad? Ellos tenían mi misma edad, pero nada en sus rostros o en sus logros me inspiraba el más mínimo respeto o curiosidad. Eran solo más engranajes en la maquinaria social que tanto despreciaba.

Pero el último me llamó la atención. Era menor por un año y medio. Había algo en su mirada, incluso en la foto, que me intrigó.

Leí la información sobre él con creciente interés:

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Apariencia:

Hombre bastante alto, de complexión delgada pero tonificada. Su cabello es de un gris oscuro a un plateado blanquecino en las puntas. Su rostro generalmente adorna una sonrisa y tiene ojos dorados que se describen como algo tristes y llenos de anhelo.

Logros:

Él es una de las mayores promesas del boxeo y artes marciales en todo el mundo. Desde una edad temprana, Akiro mostró un talento innato para las disciplinas de combate. A los cinco años, ya había ganado su primer torneo de karate, y a los diez, su nombre resonaba en el ámbito del boxeo juvenil. Su habilidad para anticipar los movimientos de sus oponentes y su fuerza explosiva lo destacaron rápidamente entre los prodigios del deporte. Entrenadores y expertos de todo el mundo han puesto sus ojos en él, esperando verlo dominar los campeonatos mundiales en el futuro cercano.

Aprendió a leer a los 2 años de edad, impresionando a sus padres. A una edad en la que la mayoría de los niños apenas empiezan a hablar en oraciones completas, Akiro ya leía libros infantiles y mostraba una comprensión avanzada del lenguaje. Sus padres, inicialmente incrédulos, pronto se dieron cuenta de que estaban criando a un niño fuera de lo común. Su capacidad para absorber información y su curiosidad insaciable por aprender lo convirtieron en un pequeño erudito en casa.