🎥 CAPÍTULO ONCE

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—Atrapada—

Nyx Velour

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Nyx Velour

Hoy era mi día libre, hacer compras, ir por un café y comprarle nuevos juguetes a Zeus.

Christopher hoy estaba ocupado en la central así que me conduzco entre las calles de Londres, la seguridad que me habían puesto estaba a mis espaldas, mis gafas negras compactaban perfectamente con el jean gris y el crop top negro de mangas largas que se abrochaba por atrás, hacía que mi tatuaje de serpiente rojo reluzca en mi espalda.

Mis bolsas eran cargadas por la seguridad, Dalton, Tyler e Iván eran los encargados caminaban a la par mía.

—¿Quieren tomar un café? Yo invito. — les hablo.

Tengo dinero de sobra.

Miro a Dalton que está por negar pero Iván le da una colleja.

—Por supuesto, señora.

La respuesta afirmativa me hace negar divertida y nos dirigimos al café más cercano, la gente me mira como si fuera una celebridad y yo me encargo de presumir lo más que puedo.

Le doy el dinero a Iván para que pida el café y me quedo hablando con los dos más.

—¿Qué tal es cuidarme? — pregunto hacia ellos.

—Es amable, esperaba que fuera cruel como el coronel — suelta Tyler.

Río ante sus palabras y Dalton se dedica a pisarlo.

—¿Dijiste que mi esposo es cruel? — le pregunto.

—Digo, no es lo que quise decir, yo solo pienso que — se enreda solo y yo rio ante eso.

—Sé que tiene un carácter fuerte — respondo — No te preocupes, no le diré.

—Muchas gracias, señora.

—Me haces sentir vieja con «señora» — respondo — Díganme Nyx.

—No podemos — se niega Dalton.

—Si pueden, es una orden.

Tyler me alza los pulgares y Dalton rueda los ojos hacia mí, le respondo a Tyler con los pulgares levantados.

Iván sale con los cafés y los entrega a cada uno.

—Nunca pensé que unas piernas puedan ser tan amables. — habla para él.

Mi ceño se frunce y miro a los otros dos que niegan hacia el chico.

—No soy unas piernas Iván, soy tu jefa y tu superior que te haya dado confianza, no quiere decir que me puedas decir "piernas" controla tu vocabulario si no quieres un tiro por parte mía.

Mi respuesta lo hace bajar la cabeza y Dalton le da una colleja.

—Lo siento, jefa — se disculpa.

Ruedo los ojos y me levanto mientras tomo el café, caminan tras de mí, veo una tienda de animales y querer otra mascota que sea solo mía, crea una ilusión, cuando me dirijo hacia ella dos coches negros cruzan por mi frente.

𝐀𝐌𝐎𝐑 𝐃𝐄 𝐂𝐈𝐍𝐄 (𝐂𝐡𝐫𝐢𝐬𝐭𝐨𝐩𝐡𝐞𝐫 𝐌𝐨𝐫𝐠𝐚𝐧)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora