🎥 CAPÍTULO DOCE

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— Hora de salir —

— Hora de salir —

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Antoni Mascherano

La pelinegra me causaba conflicto, no había parado de gritar desde que llego, me arreglo el traje frente al espejo.

La puerta se abre dándome vista a Isabel que baja la cabeza antes de acercarse, pasa su mano por el saco y deja un beso en el dorso de mi mano.

—La comida está servida — avisa — ¿Cuándo me proclamarán como tu dama?

La pregunta me hace reír a mis adentros, la mujer no había sido nada más que un juego para todos los Mascherano, pero seguía con la viva ilusión de ser la dama de la mafia.

—Nunca.

Se le cae la mandíbula mirándome evidentemente indignada, mientras me doy la vuelta para dirigirme a la salida.

—Les he dado todo de mí, lo merezco. — refuta.

—La mujer que acabas de ver es la próxima dama, acepta tu puesto, solo eres un juego.

Salí de mi habitación dejándola con la palabra en la boca, desciendo hacia el comedor donde ya se encuentran todos menos la pelinegra.

—¿Dónde está?

—Aún no ha bajado, señor — responde Ali.

Hago una seña para que vayan por ella.

—¿Cuándo iremos por Bernardo? — pregunta Ivanna.

—Cuando sea el momento.

—No es justo, ¿por qué traes a una de esas acá y Bernardo debe estar allá? — inquiere molesta.

—No es de tu incumbencia.

—¡Claro que lo es!

—Ivanna, basta — habla Alejandro.

Se echa para atrás apretando el cubierto y yo la ignoro, la pelinegra llega cambiada y con un golpe en la mejilla notable, Isabel y Ali vienen tras ella custodiándola.

—Dimentichiamo i rancori e ricominciamo. / Olvidemos los rencores, y empecemos de nuevo. — dice mi primo cuando la pelinegra se sienta.

— Né nei tuoi sogni migliori. / Ni en tus mejores sueños.

La respuesta de la pelinegra hace que el menor apriete la mesa e Ivanna se levante. Se me va quitando el apetito con tal escena y la pelinegra se dedica a comer.

— ¿Por qué? — pregunta mirándome directamente — ¿Qué quieres?

— Coronarte como la dama de la mafia — hablo tranquilamente mientras sigo comiendo.

— No lo quiero, no quiero nada que venga de ti.

El orgullo es presente en su voz y lo último lo escupe con asco, mi paciencia se empieza a irritar y la miro.

𝐀𝐌𝐎𝐑 𝐃𝐄 𝐂𝐈𝐍𝐄 (𝐂𝐡𝐫𝐢𝐬𝐭𝐨𝐩𝐡𝐞𝐫 𝐌𝐨𝐫𝐠𝐚𝐧)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora