Todas conocemos a Christopher Morgan, el hombre sexy, celoso, tóxico, líder y posesivo.
Lo que no conocemos es a su esposa Nyx, ella puede mostrar la otra cara de Christopher. Un amor algo sano, donde los dos son iguales pero se aman.
La palabra ama...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Artemisa Velour
Mi llegada a la central de Londres era por lo alto, Nyx era mi hermana mayor por un año y disfrutaba su compañía, por otro lado, estaban los Morgan, mi enemistad con mi cuñado era cómica ante los ojos de mi hermana, no nos odiábamos solo era cómo adoptar a un hermano mayor que se robaba a mi hermana.
Chris Evans iba a mi lado en el auto, el hombre era fiel admirador de mi hermana, por más estaba decir que la amaba de sobremanera, quizás si hubiera llegado antes Christopher no existiría en nuestras vidas.
—Hey actorcito — le hablo mirando al frente.
—Artemisa, ya hablamos de eso — dice molesto por el apodo — ¿Irás a ver a tu fiel enamorado?
La pregunta me hace apretar el volante dándole una mirada matadora.
—Por eso mi hermana no te hizo caso — respondo.
—Golpe bajo, Velour.
Se toca el pecho de manera dramática mientras río de él.
Mi relación con Tiago Morgan era un puto lío, en primera porque el chico era un capullo conmigo y en segunda porque estaba encantado con mi hermana.
Nyx Velour, siempre lograba cautivar las miradas de los hombres e incluso mujeres, amaba a mi hermana y me negaba rotundamente a generar rencor contra ella por un chico.
Con Nyx teníamos un pacto, ella me contaba sus problemas y yo los míos, si alguna vez peleábamos casi a los minutos tratábamos de arreglar las cosas.
—Tierra llamando a Artemisa — habla el chico a mi lado.
—Explícame ¿por qué te llevó?
—Soy mejor amigo tuyo y de tu hermana, me amas, te encanta que te lleve a la premier de mis películas y no puedes vivir sin mí.
Lo dice con una sonrisa que me da ganas de meterle un golpe.
—Te odio — respondo.
—Sabes que no.
Casi todo el viaje a la central tengo que soportarlo y me abstengo de tirarlo por la ventana.
La central nos recibe y ya puedo imaginar la sonrisa de mi hermana, había acordado con mi cuñado a duras penas.
—Llegamos — aviso.
—Guarda el cambio — dice Chris tendiéndome un billete.
Estoy por ahorcarlo, pero sale del coche rápidamente.
No lo soporto
Cuando bajo del auto, busco al hombre con la mirada y puedo ver como Nyx está siendo abrazada por él.