Todas conocemos a Christopher Morgan, el hombre sexy, celoso, tóxico, líder y posesivo.
Lo que no conocemos es a su esposa Nyx, ella puede mostrar la otra cara de Christopher. Un amor algo sano, donde los dos son iguales pero se aman.
La palabra ama...
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Dos meses de Luna de miel.
Narrador Omnipresente
Alaska recibía al matrimonio era uno de los últimos destinos de su luna de miel, Nyx había disfrutado al máximo y había entendido que su hermana ahora estaba en paz.
Su pancita se había hecho notar mucho como para solo un bebé por lo que ahora estaban acostados con las sábanas enredados en los cuerpos desnudos de los dos.
Christopher tocaba la barriga de ella mientras que ella tenía la respiración tranquila durmiendo plácidamente en la mansión de Alaska.
Christopher pasó sus dedos por el rostro de su esposa, era demasiado perfecta tanto como él o aún más, acomodó su cabello y dejó un beso en los labios de esta para luego bajar a su pancita mientras dejaba pequeños besos en ella.
Nyx se levantó sin hacer mucho movimiento y la escena la conmovió, su esposo estaba aferrado a su panza mientras dejaba besos en ella.
— Que bonito despertarme así — habló Nyx hacia su esposo.
El ministro alzó su rostro para lanzarse a devorar los labios de ella.
— No he ido al ginecólogo aún — recordó Nyx — Solo tenemos la opinión de los doctores por el incidente.
— ¿Quieres sacar una ecografía? — preguntó.
— Quiero hacer una sesión de fotos — hablo emocionada con el brillo en sus ojos.
Christopher asintió para sacar su teléfono y acomodar las citas, mientras que Nyx pasaba sus dedos por el gran cuerpo de su marido.
Empezó a dejar besos en su cuello dejando un par de chupetones mientras que Christopher la tomaba de las caderas aún hablando por teléfono.
Cortó la llamada abruptamente para encargarse de su mujer.
Esta le mostró una sonrisa coqueta mientras se encargaba de disfrutar el toque de él, al terminar el hombre terminó colgado de uno de los senos de su mujer.
Nyx enredaba sus dedos en el cabello azabache de este haciendo pequeños rulos en este, mientras se sentía en paz.
La tarde llego tan rápido que no se dieron cuenta que ya era de ir hacia la cita en el ginecólogo.
La mujer se percató de la hora y en un salto se fue a duchar poco después la acompañó su esposo mientras él la enjabonada y ella repetía sus acciones.
Se vistió con un traje blanco de tres piezas, que consistía en un top de escote con una capa blanca y un pantalón de hilo.
Su panza quedaba al descubierto mientras su cabello negro caía por ambos hombros, se maquilló levemente y salió hacia la cocina donde empezó hacer la comida para ambos.
