Mi vida sin ti

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Capítulo 18

Mi vida sin ti

Los delegados brazos que me cobijan son suficientes para sentir calidez y compañía, a pesar de la angustia incontrolable que me invade a cada momento. Susan, mi querida amiga, me abraza con magia, con sinceridad, y es lo que valoro de esta amistad incondicional, por lo que la considero mi hermana del alma.

Dos semanas han transcurrido desde que dejé de ver a Cristian, dos semanas de melancolía continua, por lo que decidí renunciar al trabajo en el bufete. Sin embargo, no aceptaron mi renuncia, dándome reposo hasta que me sienta mejor.

«¿Me sentiré bien algún día?»

— Creo que deberías ir a la universidad y distraerte un poco —me recomienda Susan.

— No tengo deseos de salir, además ¿para qué? —respondo mirando hacia la nada.

— ¡Ya te dije! para distraerte, no puedes estar así toda tu vida —comenta, y tal vez tiene razón, pero no ahora—, deseo ver a mi amiga de siempre.

Repentinamente me levanto de la cama deshaciéndose de su agarre y entro al baño, encerrándome a llorar mis penas, sintiendo que nunca volveré a ser la de antes.

— Sabes que puedes contar conmigo, pero te extraño —escucho a Susan que me habla desde afuera del baño. Sin embargo, no digo nada, hasta que siento que se aleja y me quedo haciendo lo que mejor sé hacer últimamente... Llorar.

Llega un día nuevo y Susan no entra en mi habitación como es costumbre, y, a pesar de lo mal que estoy me doy cuenta de ese detalle. Me quedo tirada en la cama a esperar, y así pasan los minutos hasta que llega la media hora. Impactada por lo acontecido, me levanto de la cama y salgo hacia la sala, encontrando a mi amiga abrazada a José, y lo que es peor, llora con amargura, mientras él la consuela y ella repite una y otra vez que está mal por mi causa. Aprieto la mandíbula, y reacciono lo mal que me he comportado, lo egoísta que he sido en este tiempo, porque no he hecho nada para olvidar lo malo en mi vida. Decido dejar mi sufrimiento escondido, me acerco a mis amigos y hablo con ellos.

— Necesito cinco minutos para arreglarme y nos vamos a la universidad —digo llamando la atención de Susan, quien levanta la cabeza y me mira sorprendida e ilusionada. Sé que cinco minutos no alcanzo ni siquiera a lavar mis dientes, por eso agradezco que ella entienda que cinco minutos para mí es una hora. sonrió tratando de demostrar que estoy bien, y que este esfuerzo lo hago por ella, porque por mí, realmente no puedo.

Llegamos a la universidad, todos están conversando de las actividades del que será nuestro último año juntos, y de ahí derecho a trabajar como abogados. Los egresados participarán en una fiesta dentro de una semana, una actividad que me mantenía entusiasmada, hasta pensaba presumir a Cristian, pero ahora que todo ha cambiado, dudo que me aparezca por ahí, ya que estoy haciendo un gran esfuerzo asistiendo al campus.

La universidad, el departamento, mi habitación y fingir que estoy mejor, así pasa una semana más, y la desesperación me invade de vez en cuando, por lo que debo encerrarme a llorar y desesperarme por lo que estoy viviendo, luego retocarme el maquillaje y salir a demostrarle a mis amigos que todo va bien. Mi vida es blanco y negro, sin colores, y todos mis compañeros están listos para la gran fiesta, que, extrañamente, será dentro de dos días. Sabía que la semana estaba volando, pero no imaginé que fuera así de rápido. Observo a Susan como guarda su vestido de la gala dentro del armario, y recuerdo los planes alucinantes que teníamos para esta fecha. Se supone que mi plan era ser la más bella, encontrar a algún galán, como la chica liberal que era, pero aquí estoy, sin importarme nada de nada, pues Cristian me marcó de tal manera, que dudo pueda superarlo.

CAMALEON (completa. + 18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora