No soy una asesina

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Capítulo 19

No soy una asesina


Si es un sueño que nadie se atreva a despertarme, aunque su aroma danzando por mis fosas nasales, y su carnosos labios pegados a los míos me dicen que es realidad.

«¿Por qué se ha acercado? ¿No será peligroso?»

─ Mi amor ¿Qué haces aquí? ─pregunto agitada, pero con un fugaz rayo de esperanza.

─ No soporto los días sin ti ─confiesa.

─ Mi amor...

─ No hables por favor ─pide─. No quiero que este momento se acabe. Solo cuando estoy a tu lado me siento pleno, sin ti no soy nada ─manifiesta.

Entendiendo lo que me dice, sigo besando sus dulces labios, porque tampoco quisiera que este momento acabase jamás. Sin embargo, sé que esto es fugas y pronto nos alejaremos para siempre, aunque no quisiera que suceda.

Cristian toma mi mano y caminamos hacia su auto, yendo hacia nuestro refugio de la playa, donde hemos pasado los momentos más maravillosos de nuestro amor. Queda claro que este si será nuestro definitivo adiós, haciendo el amor como si no existiera el mañana, y la realidad, es que para nosotros no existe.

Los primeros rayos del sol iluminan mi rostro, provocando que abra los ojos lentamente, y ver la mirada de Cristian posada en la mía. Suspiro y le regalo una sonrisa melancólica, queriendo detener el tiempo y refugiarme en este día eternamente, pero sé que no tengo ese poder, y la realidad golpea mi existencia nuevamente.

─ ¿Hace cuánto estás despierto? ─pregunto.

─ No he dormido ─confiesa─. Llevo semanas durmiendo lo suficiente para estar de pie. Además, quería observarte dormir, sellar tu rostro en mi memoria, absorber tu esencia en mi torrente sanguíneo y que no saliera jamás de ahí.

Me quedo callada ante sus palabras, queriendo, por un día, no llorar. Y observo cada moviendo de su rostro, el de sus manos, el de su pecho que sube y baja, cada detalle que me diga que él real, que me enamoré y debo dejarlo partir. Me incorporo quedando sentada, mirando hacia el horizonte, ideando algo que pueda sacarme de esta tortura, pero la angustia ha cerrado mi mente, y nada nuevo llega, solo el saber que estamos sin salida. Nuestro destino no es estar juntos─. La boda será dentro de un mes.

─ ¿¡Qué!? ─digo al escucharlo, aunque ya lo sabía, pero dentro de mi ser albergaba esperanza.

─ Sé que es difícil, pero te aseguro que para mí también lo es.

Escúchalo hablar me traslada a la realidad; no es una pesadilla de la cual despertaré en cualquier momento, esa mujer no mentía cuando dijo que la boda sería pronto─. Lo siento tanto.

─ Debí, aquella noches entregarte el auto. Me lo perdiste y no te hice caso ─me torturo.

─ Pero no sacas nada con martirizarte.

─ ¡Lo sé! ─exclamo expulsando en aire que no supe que retenía hasta ahora─. Tengo miedo ─digo de pronto─, miedo de que puedas llegar a enamorarte de ella y...

─ Isabelle ─me interrumpe.

─ Ya no te veré más y necesito desahogarme, que sepas lo que pienso ─aseguro─. ¿Qué pasa si te enamoras? Siento miedo, porque a pesar de que no estemos juntos, yo albergaba en mi corazón de que ella no ganaría del todo. Siento pánico que ella te seduzca, que el deseo te gane, y que todo lo que me pertenece se lo des a ella... Siento terror.

─ ¡No! ─exclama─. Eso no sucederá. Jamás sucederá ─dice tomando mi rostro para que le mire.

─ Prefiero estar toda mi vida en la cárcel ─confieso.

CAMALEON (completa. + 18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora