Epílogo y agradecimientos

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Epilogo y agradecimientos


Isabelle

Mis queridos amigos, Susan y José por fin han contraído matrimonio después de un año y medio de estar comprometidos. Ella se veía hermosa con su traje de novia y para que nombrar a José, que es un latino guapo por donde le mires. En la fiesta estuvieron mis padres, los cuales charlaron felices con los padres de José, y esa brecha de clases de la que siempre temí, no fue motivo para que mi madre compartiera con ellos, haciéndome comprender lo equivocada que estaba con respecto a Beatriz. Yo la veía montada en lo más alto, y por la forma estirada que tiene al hablar, pensaba que la mezcla de clases sociales era un impedimento para ella. No obstante, puedo decir que me he equivocado, solo cuidaba que no estuviera con personas que quisieran aprovecharse de mi estatus, que fueran personas luchadoras, honradas, y en José y su familia vio eso y más.

─ La boda estuvo hermosa ─comento cansada de tanto bailar.

Sentada frente al espejo comienzo a sacarme el maquillaje, mientras Cristian, que está en la cama, me observa en completo silencio. A través del espejo me sonrío y voy a su encuentro. Beso sus labios y me acuesto dándole la espalda para que me a abrace, él da un beso mi nuca y me desea las buenas noches.

— Descansa amor mío —es lo último que escucho antes de quedarme profundamente dormida.

Todas las mañanas, Cristian me despierta con cálidos besos, está consciente de lo perezosa que soy, pero al saber que al abrir los ojos veré su hermosa mirada verde, vale la pena despertar temprano.
La ducha, es sin duda mis partes favoritas de la mañana, sentir sus manos enjabonadas por mi cuerpo, es simplemente estar en el cielo. Empero, esta es la excepción, mi estado mensual que dura tres penosos días, me obliga a estar sola en ducha, y aunque a Cristian no le incómoda, prefiero mi privacidad la cual él respeta absolutamente.
Mientras me maquillo, Cristian prepara el desayuno, y una vez lista, aparezco por la cocina para ver como la mirada de amor y deseo de mi esposo se posa sobre mi—. ¡Hermosa!

Sigo trabajando con Cloe, y aunque todos creyeron, después de la reconciliación con mi madre, que renunciaría, decidí quedarme para apoyarlos, aunque en un futuro lejano, sé que tendré que incorporarme al bufete familiar.

Harry, el amigo de Cristian, está más que comprometido con Cloe, con decir que mi amiga está con seis meses de embarazo, un estado que los tiene alucinados, y el amor que irradian se ve desde otra ciudad. No quiero dármelas de cupido, porque jamás fue mi intención que se conocieran; ellos se vieron a la distancia y sus atrevidas personalidades influyeron para que hasta el día de hoy estén juntos, pero, porque siempre hay un pero en mi vida, si no hubiera llevado a Cloe a ese restaurante, sus caminos no se hubieran cruzado jamás, por lo tanto, soy la prima muy muy muy lejana de cupido.

Liam está feliz con Any, con decir que mis exsuegros la adoran, y, a decir verdad, yo también la adoro, pues es la mujer más tierna que he visto en mi vida, además gracias a ella, Liam ya no anda de flor en flor y sentó cabeza. ¡Ah! Por cierto, tengo un chisme y se trata del embarazo de Cloe. Liam es su ginecólogo, ese no es el chisme, sucede que por casualidad escuché que el bebé es una niña, un secreto que debo guardar o Liam me matará.

En una libretita tengo anotadas mis deudas con Susan, y hoy por fin logro terminarlas, aunque tengo deudas con Cristian, una situación que solo lo hace reír, porque soy de gustos caros, vivo de compras, tengo un sueldo que es grande para otros y pequeño para mí, tengo padres ricos, un esposo millonario, y estoy sumida en deudas solo porque deseo ser independiente.

«La locura de la vida»

Después de una agitada mañana en tribunales con una loca de patio como clienta, me voy a la oficina a terminar de ordenar unos documentos. Estando ahí, miro la hora a cada momento, hasta que por fin se me hace el milagro y la tarde avanza para poder marcharme, y no es que mi trabajo no me guste, pero tengo un cita con el amor. Me dirijo a la oficina de Cloe, allí está ella, sentada con su gran barriga, me acerco y me inclino a hablarle a la pequeña, una acción que solo me ridiculiza, pero al fin no me importa.

CAMALEON (completa. + 18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora