Todo parecía irreal. Como si el tiempo continuara avanzando, pero no para los hermanos Black. Ellos sentían que veían a la gente moverse sin comprender realmente el presente. Pasaron los exámenes de abril, a medida que los rostros de los estudiantes se transforman desde estrés a emoción porque podrían tener un descanso en las vacaciones de Pascua.
- ¿Estás peleado con tu hermano?- era la pregunta que ambos debieron escuchar una y otra vez.
- Déjame en paz- era la respuesta que solía dar Sirius.
El mayor no quería hablar de lo que sucedió. Quizás porque si lo decía en voz alta se daría cuenta que aquella discusión no había tenido un gran razonamiento. Sólo fueron gritos y palabras hirientes. Reg había sido el más afectado porque no sólo cargaba con el pensamiento de que Sirius odiaba estar cerca de él, sino que además tenía el peso de su mentira, su secreto: sus sentimientos por James Potter.
Regulus en su primera oportunidad les contó con lujo de detalles a Dora y Barty lo que había ocurrido. Ellos claramente estuvieron de su lado, lo defendieron de inicio a final y se habían encargado de mantenerlo lo suficientemente distraído y alejado de Sirius como para que esa discusión no siga siendo algo que atormente a Reg.
Por mucho que los hermanos se quieran esconder del otro, por el terror que sentían de enfrentar una situación donde deberían reconocer que alguno estuvo equivocado, no podrían alejarse por siempre. Lo supieron el lunes nueve de abril cuando el tren llegó a la estación y tuvieron que despedirse de sus amigos para buscar a su abuela.
- No te olvides de escribirme- le pidió Dora, esta vez más tranquila al saber que Reg no estaría con sus padres, aunque no sabía cuánta confianza podía depositar en Melania y Arcturus.
- Yo espero recibir regalos- indicó Barty, sacudiendo el cabello de Black como despedida.
- ¡Tú siempre eres tan materialista!- se quejó Pandora, golpeando el brazo de Crouch.
- Las cartas no son lo mío- se defendió.
- Los voy a extrañar- dijo Regulus, observando a sus dos amigos sabiendo que sus palabras eran completamente honestas.
- ¡Mírate siendo tan sentimental!- soltó Bartemius, abrazando por impulso a Black.
- ¿Dónde quedó el chico que decía "Sólo será una semana, no es la gran cosa"?- preguntó Dora, uniéndose al abrazo.
A comienzo de año, si alguien les hubiera dicho que terminarían siendo amigos y se abrazarían de esta forma, los tres se habrían ahogado de la risa. Sin embargo, allí estaban, queriendo quedarse juntos por siempre.
- Bueno, me iré antes que mi padre aparezca diciendo que me prohíbe ir con los Rosier- fue Barty quien terminó con el abrazo y se apresuró en alejarse, como si no quisiera alargar más esa situación o lloraría.
- Supongo que tú también te irás- le dijo Dora, señalando hacia la izquierda donde ya se encontraba Sirius junto a Melania.
- Te escribiré- aseguró Reg, una última vez antes de correr hacia su familia.
La sonrisa de su abuela se amplió al reconocerlo. No había palabras que pudieran describir la adoración que Melania sentía por sus nietos. Acarició las cabezas de ambos, como si de esa forma se asegurara que estaban a salvo. Por algún motivo, eso les provocó cierta paz a los hermanos. A pesar de que no querían cruzar miradas, ni dirigirse una sola palabra.
Sería un largo viaje.
- Les traje caramelos- avisó la anciana, extendiendo dos dulces hacia los niños.
Sirius los odiaba, eran muy duros y ácidos. Antes de ingresar a Hogwarts, Regulus aseguraba que esos eran sus caramelos favoritos. Ahora estaban por muy debajo de la lista de cosas más ricas que había probado, aún así todavía le gustaba comerlos. En esas ocasiones, el mayor de los hermanos solía darle el suyo a Reg a escondidas. Esta vez, conservó su orgullo y comió el caramelo por mucho asco que le diera.
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Hasta el final - Jegulus
FanfictionLa vida de Regulus parecía sentenciada. Desde que nació sabía cada paso que debía seguir para conservar el honor de la familia Black. Siempre creyó que podría avanzar por ese camino a la perfección, hasta que James Potter ingresa a su vida y comienz...