Capítulo 18

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El primer día del nuevo año, los hermanos Black pudieron volver a salir de sus habitaciones tras los acontecimientos de navidad. Sabían que el único motivo por el cual su madre se los permitió, era por la visita de Melania. Tampoco les disgustaba, sabían que mientras su abuela estuviera en casa, sus padres iban a agachar la cabeza y no iban a mencionar el tema de la última fiesta familiar.

O eso creían.

- ¡Arcturus me contó todo!- fue lo primero que soltó la anciana al ingresar a la casa. No hubo saludos, ni un "felices fiestas". Más bien una varita levantada y ojos llenos de ira- ¿Dónde están mis nietos?

Regulus y Sirius se asomaron desde las escaleras. Habían estado esperando firmes en sus lugares el llamado de su madre, pero por la voz de Melania creyeron que sería mejor dirigirse a la puerta y recibirla. Sus padres estaban paralizados, sin saber qué decir exactamente. Dejaron que los niños corrieran al encuentro con su abuela. Ella les acarició el pelo, como queriendo verificar que estaban en perfecto estado.

- ¿Cómo están, pequeños?- su voz volvió a perder fuerza y las palabras empezaron a ser arrastradas. Sin embargo, la amabilidad y dulzura la transmitía de forma sincera- ¿Quieren mostrarme sus regalos, mientras hablo con sus padres?

La reunión se trasladó al salón donde tenían un increíble árbol decorado con tonos grises brillantes. Kreacher no tardó en llevar una gran bandeja con comida y, al chasquear sus dedos, cada uno tenía una taza de té en sus manos.

- ¿Por qué todos los regalos están cerrados?- cuestionó Melania, al observar los paquetes debajo del árbol. Sabían que era una pregunta tramposa- No creo que hayan sido capaces de prohibirles a los niños de disfrutar de sus regalos ¿O sí?

- Si usted es consciente sobre lo que sucedió en la cena de navidad. Entonces, puede comprender el porqué están castigados y por eso preferimos no darles sus regalos- explicó Walburga, sintiendo que se acercaba un dolor de cabeza por toda esa situación.

- Orión- llamó Melania a su hijo y el otro podía ser alto, de hombros anchos y semblante duro, pero cuando se trataba de su madre solía temblar y bajar la vista temeroso- ¿Te acuerdas lo que hiciste cuando tenías trece años en navidad?

- Fue hace mu...

- Tu hermana había traído a su prometido por primera vez- comenzó a relatar y obtuvo unos ojos muy curiosos por parte de Regulus y Sirius. Lo cierto es que las historias de su abuela siempre eran interesantes. Podía ser estresante por la forma en la que hablaba, pero terminaba valiendo la pena escucharla- Le mentiste diciendo que una tradición de la familia Black era saludarse con un golpe en la nuca. A día de hoy no permiten que Ignatius vaya a las fiestas y nadie se acercó a él en su propia boda.

Reggie observó con sorpresa a su padre y una pequeña risita se escapó de los labios de Sirius.

- En mi defensa, madre, sólo un completo inepto pudo haber creído eso. Quería demostrarle a Lucretia que su futuro esposo no usaba de forma correcta su cerebro.

- A los catorce años- continuó Melania, dándole un gran sorbo a su té y perdiendo la mirada en algún punto de la ventana- Pusiste una poción en la salsa de la cena de navidad. Hiciste que a todos se les ponga la lengua de color negro y ¿Te acuerdas lo que gritaste cuando sonó la campana de las doce?

- Feliz Black-Navidad- murmuró Orión, sin parecer muy arrepentido. Aunque le dañaba el orgullo que sus hijos estén escuchando esa etapa de su vida- Era joven, no estaba pensando con claridad. No era un ejemplo a seguir.

- Oh, tampoco hay que olvidar lo que hiciste a los quince años- Melania apreciaba la forma en la que los ojos de los menores brillaban esperando saber más de eso, pero Walburga interrumpió la historia.

Hasta el final - JegulusDonde viven las historias. Descúbrelo ahora