Capítulo 27

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Hola, personas preciosas. Primero les quería aclarar lo más importante y es que este capítulo (corto) no sigue la línea de tiempo de los anteriores. A medida que lo lean van a poder ubicarse en que espacio temporal está siendo relatado, pero para evitar confusiones les quería dejar eso en claro.

Las razones por las que este capítulo se ve fuera de lugar es porque, por una parte, estaba cansada de los momentos de angustia y de tenerlos ansiosos por cómo James y Regulus van a avanzar estos primeros años de Hogwarts. Así que, les quise adelantar una escena del futuro para su propio placer y también el mío al escribirlo.

Además, porque extrañaba publicar algo para ustedes. Se podría decir que este capítulo es un regalo que les doy para que sean conscientes de que no me olvidé de esta historia y está en mis planes continuar dándole forma. Ojalá lo disfruten.

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La mente de Regulus Black estaba acostumbrada a divagar y mezclar sus recuerdos. A veces, se veía a sí mismo en su primer año de Hogwarts, con un constante temor y a la vez lleno de ilusión por estar lejos de casa. Otras veces, su cabeza lo hacía viajar a sus primeros años de vida, quizás cuando tenía cinco años y lloraba hasta dormirse, mientras el temblor de su cuerpo lo hacía despertarse asustado. Le costaba conectarse al presente, le costaba reconocer quién era.

Por un tiempo, creyó que estaba mejorando. La ingenuidad fue la que terminó acabando con la poca estabilidad que pudo alguna vez tener. La misma ingenuidad que lo hizo permanecer inmovil la noche que Sirius se fue de casa. A partir de entonces, la oscuridad lo rodeó e impidió que su alma conecte con su cuerpo. Simplemente existía.

Caminaba por los pasillos de Hogwarts sin expresión y, por la oscuridad de sus ojos, cualquiera podría confundirlo con un cadáver. Pensó que así moriría. Deseaba morir de esa forma. Deseaba morir.

- Reg.

La voz de James. La voz de la única persona que lograba traerlo al presente y, al parpadear, sus ojos brillaron un poco. Sólo un poco, pero para alguien que sólo conoce la oscuridad, era un brillo intenso. Recordó por qué estaba allí, era el último día de su cuarto año en Hogwarts. James se quería despedir de él, le había dicho que podían verse a esa hora y en ese pasillo porque la mayoría de estudiantes estaban preparando sus valijas.

Nadie los vería. Sólo estaban ellos.

- ¿Vamos?- preguntó Potter, acostumbrado a no recibir respuestas por parte de Regulus. Sólo debía extender su mano y el Slytherin la sostenía.

James tenía las manos cálidas. Regulus no. El contacto era aliviador.

Caminaron hasta el campo de Quidditch. La temporada ya había terminado, así que nadie iba allí. No buscaron sus escobas, sólo subieron a la grada más alta y se sentaron allí. Amaban las alturas. En ningún momento se soltaron las manos. James lo acariciaba con sus dedos, como si quisiera transmitir su calor. Reg no se quejaba, no si se trataba de él.

- Terminé el libro que me recomendaste- por supuesto fue Potter el primero en hablar y podría decirse que era el único en hacerlo.

Así estuvieron por casi una hora, James señalando sus partes favoritas del libro, mientras Black mantenía su mente allí. Presente. Estaba en el presente. El Gryffindor se esforzaba para evitar los silencios, porque sabía que era en esos momentos cuando perdía a Regulus. Si no le hablaba, entonces el brillo de sus ojos desaparecía y ya no estaba allí. Sabía que se perdía en sus pensamientos y tenía miedo. Tenía miedo de perder a Regulus.

Con sólo pensarlo, su voz se quebró y debió dejar de hablar. Reg había estado observando el cielo despejado, pero cuando James soltó su mano y guardó silencio, se vio obligado a voltear la cabeza. No tuvo la oportunidad de ver su rostro, porque Potter al instante lo abrazó. Fue como si una bola de fuego quisiera envolver a un pedazo de hielo.

Hasta el final - JegulusDonde viven las historias. Descúbrelo ahora