CAPITULO 7

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Pero aquel que renunció despertará cuando su cuerpo caiga.

Desembarco del Rey.

Helaena siempre fue una princesa bien educada, se limitaba a seguir todo lo que le imponían sin rechistar. Si debía casarse y tener hijos con su hermano lo haría sin oponerse, aunque por dentro aquella idea le revolviera el estómago. Ella comprendió que en aquel mundo no tenía voz ni voto, y más tratándose de una soñadora. Aunque los soñadores habían guiado a su familia hasta donde estaban, los seguían mirando con desaprobación, y Helaena por muy hija del rey que sea le ocurrió lo mismo.

Callada, pero observadora. Pudo ver como Aemond desde pequeño le cogió cierto cariño al bebé Lucerys, siempre pendiente de él y sin querer soltarlo, proclamando convertirlo en su esposo ante los Siete de poniente. Obviamente conforme pasó el tiempo y fueron haciéndose mayores, debido a la tensión que existía entre ambas familias, ese cariño se convirtió en odio.

Vio las miradas tristes de Luke cada vez que Aemond lo llamaba Strong o bastardo. Helaena quiso consolar a su sobrino cada vez que se lo encontraba llorando por el castillo, pero por miedo no lo hizo. Cuando su hermano volvió triunfante anunciando a los cuatro vientos que había acabado con la vida del Velaryon, supo que aquello no se quedaría así.

Había pasado una noche luego de la muerte de Luke, cuando Aemond entró en sus aposentos. El olor a alcohol que emanaba le preocupó, su hermano pequeño no era de beber, solía cuidarse mucho.

- ¿Por qué Helaena? - dijo luego de un tiempo abrazados - logré cumplir mi venganza, pero se siente tan vacío aquí - señaló su pecho.

Ella se limitó a consolarlo el resto de la noche. Al día siguiente Aemond continuó siendo el mismo.



......



Actualidad

En la familia Velaryon se dieron cuenta que algo estaba pasando con uno de sus hijos. Rhaenyra intentó más de una vez que su pequeño se sincerara con ella, pero fracasó en cada uno de ellos. Cansada y preocupada, le pidió ayuda a su hijo mayor. Jace también había notado como el ánimo de Luke había cambiado, quien ahora apenas salía de casa y se dedicaba a ver dramas coreanos.

- Él realmente no te quiere, no seas estúpida.

Lo había escuchado gritar a la pantalla del ordenador mientras volvía comerse, entre lágrimas, una cucharada de chocolate del bote que su madre había comprado para sus antojos. Más tarde se dio cuenta que Aemond tenía algo que ver, había pasado una semana y el Targaryen no había pisado su casa.

Jace se consideraba alguien pacifico, siempre queriendo hablar antes de llegar a los puños. Esa tarde decidió invitar a su novio a casa para poder sacar algo que afirmara sus sospechas.

- Aegon sabes que te quiero mucho, eres lo mejor que me ha pasado en la vida y espero que nuestra relación dure para siempre, porque no me puedo imaginar una vida sin ti.

- Yo también te quiero – lanzó un beso al aire - pero así no conseguirás que me convierta en el pasivo por una noche – volvió su vista al juego de la play. Jace soltó una risilla, su novio y su sucia mente.

- Escucha habló en serio - intentó empezar de nuevo.

- Yo también.

Viendo que el mayor estaba más pendiente del juego, suspiró. Se levantó del sofá y ante la mirada de Aegon se sentó en su regazo.

Almas Encontradas [Aemond Targaryen x Lucerys Velaryon]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora