Almas Encontradas [Aemond Targaryen x Lucerys Velaryon]

CAPITULO 25

Lucerys se levantó del suelo y salió del lugar, ignorando los llamados de sus amigos. Estaba enfadado y dolido. Cregan sabía la verdad de todo y nunca se lo dijo, ¿no que antes de ser pareja habían sido amigos de esos que no se guardan secretos? Apretó sus puños, sabía que el castaño era más fuerte, pero no perdía nada pegándole un puñetazo, al final de cuentas era lo que se merecía.

Llegó al edificio de su amigo, sintiendo como los demás llegaban corriendo a su lado, interponiéndose en su camino.

- Dejarme pasar - dijo mientras intentaba colarse entre Aegon y Jace.

- Luke, piensa un poco - habló Helaena - si vas ahora mismo, puede que Alys esté con él.

- Me da igual - siguió forcejeando.

- Luke - Aemond se interpuso en medio y llevó sus manos a las mejillas del menor, provocando que se relajara - ahora no es el momento - sus ojos se encontraron - volvamos y averigüemos como solucionar esto.

- Oh vamos, deja que nuestro pequeño pegue al Stark.

Aemond negó disimuladamente, para coger de la mano al menor y volver a casa de Melisandre con los demás. Cuando entraron el aura era diferentes, además de que los colores parecía que habían perdido algo de saturación. Helaena fue la que más buscó entre los libros de la pelirroja. Mientras tanto los demás paseaban por las diferentes habitaciones, en busca de algo que pudiera servir de ayuda.

- ¿Podrías avisar cuando aparezcas? - preguntó al reflejo contrario. Cualquiera que lo viera pensaría que Aemond había perdido la cabeza, pero realmente estaba hablando con su otra versión, que en ese entonces negaba mientras llevaba sus manos detrás suyo manteniendo una sonrisa.

- Me gusta atormentar a las personas... Es un don que tengo.

- Bueno pues yo soy el que manda ahora, así que...

- ¿Aemond? - Lucerys había entrado a la habitación donde el albino se encontraba, extrañándose que estuviera apuntando al espejo. Todo aquello era extraño para el Velaryon, pero pensando en todo lo que había visto y presenciado, era lo más normal que estaba pasando hasta ahora - ¿Qué haces? - se paró a un lado del mayor.

Aemond vaciló un poco en si era buena idea contarle que podía ver y hablar con su otra versión, pero luego decidió que era mejor que no lo hiciera. Lucerys aun parecía tenerle cierto miedo, no mucho, pero aun guardaba cierta distancia cuando estaban juntos. Miró de reojo al espejo, viendo como aquel chico miraba con añoranza al menor.

- No ha creído mucho, pero definitivamente cogió los mejores genes de Rhaenyra - dijo mientras intentaba tocarle el pelo rizado - ¿Seguirá igual de suave que antes?

Aemond ignoró al otro, cogiendo del brazo a Lucerys y saliendo de la habitación para ir al salón y reunirse con los demás. Todos se sentaron en los taburetes que rodeaban la isla de la cocina, mientras Helaena leía la libreta de su amiga. Ella era la que más afectada estaba ya que Melisandre fue la única persona donde encontró apoyo durante todos esos años.

- ¿Qué era eso de la magina azul, Helaena? - Preguntó Aegon. Jace miraba los dibujos de los dragones, deteniéndose en uno el cual se llamaba Vermax.

- La magia Targaryen no se ha disuelto del todo, cada uno tiene algo de sangre de dragón... seguro que incluso podéis tener algo de poderes.

- ¿En serio? - preguntó con ilusión Aegon. Ya estaba imaginándose una vida de superhéroe donde debería salvar a las personas y enfrentarse a villanos, tipo como uno de Los Vengadores.

- No - el mayor de todos cambió su sonrisa por una mueca.

- ¿Cómo que todo tenemos algo de sangre de dragón? ¿También Lucerys y yo? - Jace dejó los dibujos de los dragones para ver a la joven.