Capítulo 18

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Doble actualización. Acabo de escribirlo, espero que os guste ❤️🤗






Aegon estaba decidido, no dejaría que su hermano se sumergiera en su propia basura. Y no tiene nada que ver con que Helaena le haya dicho que necesita ayuda mientras ella investiga junto con Melisandre su última profecía, no, el lo hacía porque por encima de todo amaba a su hermano. Su colección de figuritas y un mes sin sexo no tenían nada que ver en su decisión.

Esa mañana irrumpió en la habitación de su querido hermano, cosa que se arrepintió al oler semejante peste. Aemond estaba tirado en la misma posición desde la última vez que se atrevió a abrir esa puerta, y de eso fue hace una semana. Encendió la luz, haciendo que su hermano gruñera cual perro, pero le importó poco. Con fuerza suficiente, logró arrastrarlo hasta la bañera, donde ni siquiera lo desvistió, pues podría jurar que esa ropa también merecía un lavado.

Bajo las amenazas e insultos, procedió a lavarlo. Alicent que pasaba por allí, miró la escena un tanto extrañada, cogió el móvil y echó una foto. Un bonito recuerdo para el álbum familiar.

Secó y peinó el pelo de su hermano, pensando que un buen corte de pelo no le vendría mal. En seguida descartó la idea, si llevaba a acercar una tijera al pelo de Aemond, el siguiente calvo de la familia sería el propio Aegon. Helaena apareció y juntos empezaron hacerle diversos recogidos, Aemond para ese entonces ni se molestó en enfadarse. Ya cambiado y limpio, entraron a la habitación del menor.

- Aemond, esta pizza ya tiene hasta vida propia – cogió el trozo con las manos, agradeciendo que llevara guantes.

- Al menos está acompañada – dijo mientras se cubría con las sábanas.

- Eh no – le quitó las mantas – ahora mismo pondremos una lavadora, esto huele a macho deprimido – pudo ver como su hermano le miró mal, pero luego suspiró para volver a su cara de siempre.

- A sus órdenes señora – se burló. A lo que Aegon le dio con el palo de la escoba, obviamente sin llegar hacerle daño.

Se encontró cosas muy desagradables, como más comida en un avanzado grado de descomposición y unos calcetines que contenían cierto líquido blanco dentro. Realmente su hermano dormía en la mierda, pero era entendible. Lucerys se había ido de su vida, no por mucho tiempo, pero lo hizo. Aegon tampoco podía culpar del todo a Luke, cualquiera en su situación lo habría hecho.

Luego de casi infartarse por no encontrarlo en la terminal, y culparse por ser unos hermanos tan nefastos, pudieron respirar tranquilos al encontrarlo apoyado en el coche. Tenía la mirada perdida y apenas dijo nada. Lo siguiente que hizo al entrar a casa fue encerrarse en su habitación. Tanto sus padres como ellos habían intentado sacarlo, pero cada vez que lo intentaban Aemond hacían como que no los escuchaban y seguía a lo suyo. Debido al trabajo sus padres apenas estaban en casa, lo que significaba que la vigilancia caía sobre Aegon y Helaena, quienes se turnaban. Hasta ese día, fue la joven quien decidió que ya había pasado demasiado tiempo así y que eso debía cambiar. Además, necesitaba hablar con Aemond sobre lo que pasó y para eso requería que estuviera espabilado. 

Les llevó toda la tarde quitar el mal olor de la habitación. Cuando Aemond volvió a tumbarse en las sábanas pensó en que podría volver a dormir, pero Aegon hizo acto de presencia y lo obligó a vestirse de forma decente.

- ¿Esto no es decente? – llevaba unos pantalones un tanto viejos y una camisa negra con algunos agujeros.

- Pareces vagabundo.

Sin más opción, dejó que su hermano le eligiera la ropa y una vez vestido se dio cuenta que no debió hacerlo. Su camisa blanca, llevaba una foto impresa de su hermano y abajo ponía en letras grandes "el mejor hermano del mundo". Aegon casi se ahoga de la risa al verlo, pues pensaba que no se la pondría. Aemond rio por primera vez en una semana gracias a su hermano y poco a poco sentía que todo empezaba a ir mejor. Pero aún así se colocó una sudadera negra, porque ni de coña saldría mostrando esa camisa.

Le había invitado al McDonal's junto con Jace, quien al parecer luego de lo que pasó hace una semana, parecía tratarlo de otra manera. Las conversaciones que tuvieron a lo largo de la cena fueron agradables y amenas, eso hasta que sonó el móvil de Jace, quien se dio cuenta que era su hermano vía zoom. Sin pensarlo mucho contestó, cosa que incomodo un poco a Aemond, pero intentó sumergirse en su móvil para no prestar mucha atención.

- Me han ofrecido quedarme aquí.

Golpe de realidad. ¿Había posibilidades de que Luke no volviera? Aegon en seguida miró a su hermano, quien parecía muy sumergido en su mente, bajo su atenta mirada vio como el menor se levantaba y entraba al baño.

- ¿Estas bien Aegon? – escuchó que le preguntaba Luke – Tu cara ha cambiado de repente.

- Sí, es que el mcflurry no me ha sentado bien.

- Pero si no has comido de eso – habló Jace, a lo que Aegon le miró con cara de "es por Aemond" a lo que su prometido asintió – Es verdad, ese que has probado no estaba muy bueno.

Ambos sonrieron a la cámara. Lucerys sabía que algo estaba pasando, pero no quiso darle importancia. Con el paso de los años, aprendió que mejor era no preguntar que se traían entre manos su hermano y su cuñado. Una vez terminaron la videollamada, se tumbó en el sofá del salón. Algo le decía que realmente le estaban ocultando algo. No era muy fan de las personas que stalkeaban por las redes sociales, pero justo en ese momento no tenía nada que hacer.

Se colocó sus gafas de pasta negra y recogió su pelo en una media coleta. Entró en Instagram y decidió desbloquear a Aemond, pero grande fue su sorpresa al darse cuenta de que debía seguirle otra vez para verle las stories. No recordaba que su cuenta fuera privada. ¿Estaría bien hacerse una cuenta falsa? No. Él mismo fue el que dijo que no quería saber nada, además recurrir a una cuenta falsa sería rebajarse demasiado, él tenía principios.

Como si de un milagro se tratase, su hermano subió una foto. Eran las manos de Aegon y Jace entrelazadas apoyadas en la mesa, destacando el prominente anillo. Pudo ver que delante suyo había alguien sentado, quien veía el móvil. Esa carcasa de color negro con la pegatina de un gato en el lateral de la cámara le sonaba. ¿Qué hacía su hermano con Aemond? ¿Desde cuándo volvieron a llevarse bien? Entonces entendió la cara de Aegon cuando le informó a su hermano que le habían propuesto quedarse allí.

Pudo imaginarse la cara de Aemond al escucharlo. No iba a mentir, se sintió mal. Odiaba sentirse mala persona, de lo contrario no estaría dudando si debía llamarlo y explicarle que realmente no pensaba aceptar, pero la llamada entrante de Cregan le devolvió a la realidad. Las cosas estaban bien así, no tenía por qué echarse para atrás. Esto era una fase que se acabaría con el tiempo y luego juntos podrían recordarla como algo bonito que pasó, pero que terminó por el bien de ambos.

Almas Encontradas [Aemond Targaryen x Lucerys Velaryon]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora