- Ésto es lo que tendrás que acatar, Joaquín. No tienes alternativa - dijo riendo maliciosamente el asqueroso alfa que le había tocado de padre.
- N-no quiero... - lloriqueó.
- Eres mi jodido hijo, harás lo que se te manda. - habló firme usando su...
- ¡¿Estás diciéndome que de nada sirvió toda esa mierda que le hemos enviado en sus cuencas?! - gritó enfurecido, el olor a pasto quemado abundaba por todo el cuarto, me encogí en mi asiento con temor, mi Omega lloriqueaba pidiendo auxilio, pero ¿Quién vendría a ayudarme? Nadie. - ¿QUE MÁS TE DIJO ESE IMBÉCIL? - gritó, haciéndome pegar otro saltito.
- ¡No tartamudees cuándo hables conmigo, estúpido Omega! - otro puñetazo fué a parar en mi pómulo. Las lágrimas no tardaron en salir de mis ojos. - ¡Ya te he dicho que no llores!
- L-lo siento, papá... - murmuré, agachando mi mirada.
- ¡¿Qué dijiste?!
- ¡Lo siento, Alfa! - grité, odiaba llamarlo así, él no era mi alfa, no.
- ¿Quiénes han salido afectados en ésto entonces? - preguntó sólo un poco más calmado.
- Sólo Niurka Marcos y algunos otros omegas. - respondí.
- ¿Estás seguro que Niurka sigue intoxicada? - asentí. - bien, esa es una buena noticia, dentro de todo. El imbécil de Juan ama a esa estúpida, si ella muere, él sufrirá, entonces, tendré la oportunidad.
- Alfa, hay un obstáculo para eso. - mascullé, ganándome así su atención. - su hijo, Emilio Osorio, él es el heredero del clan.
- Ese niñito mimado no será competencia para mí.
- El muchacho es fuerte, demasiado. - dije con mi voz temblando.
- ¿Así? ¿Muy fuerte, Huh? ¿Pero que tan fuerte puede ser si está enamorado? - dijo mientras se formaba una sonrisa en su rostro, para nada cálida.
- ¿A q-que te r-refieres? - pregunté, temiendo por su respuesta.
- Oh, hijo, sí que eres verdaderamente estúpido para no darte cuenta ¿No? Tu, mi lindo Omega - dijo acercándose a mí. - serás el que se encargue de llegar a aquel idiota del hijo de Juan, tú lo enamorarás, te unirás a esa estúpida familia, para luego, matarla por dentro, serás cómo el cáncer en ellos, Joaquín.
- P-pero yo no...
- Ésto es lo que tendrás que acatar, Joaquín. No tienes alternativa. - dijo riendo maliciosamente el asqueroso alfa que le había tocado de padre.
- N-no quiero... - lloriqueó.
- Eres mi jodido hijo, harás lo que se te manda. - habló firme usando su voz. Automáticamente baje mí mirada sumisamente, odiaba ser débil por naturaleza. Quería poder hacerle frente, pero sabía perfectamente las consecuencias que ésto llevaría.
- L-lo h-haré... p-padre... destruiré el clan Osorio.
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- ¡Emilio! ¡Emilio! ¿Estás ahí? - un golpeteo acompañado de la molesta voz de la pelinegra interrumpió mi jodido orgasmo.
Salí de la Omega soltando un bufido, si odiaba que me jodieran mientras estaba en mi cuarto, peor era si lo hacían durante mi jodido horario sexual.
