El llanto se volvió incontrolable apenas me senté en la cama y fuí consciente de todo lo que había sucedido, de lo que había hecho, de lo que pudo haberme pasado.
Unos brazos me rodearon haciéndome pegar un saltito por el susto, pero en cuánto supe quién era, mí cuerpo se relajó dejándome hacer por el alfa junto a mí.
Acercándome a su cuerpo, el rizado me hizo sentar en su regazo y no dudé en esconder mí rostro en su cuello, oliendo su aroma e intentando que eso me calmara.
- Ya, ya pasó todo, pequeño. - habló suave y bajo, cómo si se tratara de un secreto. - ya estás bien, estás aquí, conmigo.
- L-lo s-siento, alfa. - dije cómo pude, pues me ahogaba con mí propio llanto. Tenía tanto miedo de lo que Emilio podría hacer ahora, de cómo reaccionaría. ¿Estaría enojado conmigo? Esa pregunta era estúpida, claro que lo estaba. ¿Me odiaba? Bueno, por ahora, creo que no. - perdón, alfa.. perdóname...
- Shh, bebé. No digas nada. Todo está bien. - respondió mientras acariciaba mí espalda.
- No q-quiero.. que.. que m-me odies.. - supliqué sin levantar la vista.
- Eyyyy.. - se separó de mí para tomarme de las mejillas. - no te odio. - me miró fijamente, para luego limpiar mis lágrimas. - no te odio - susurró.
- Perdón.. perdón.. - no podía dejar de repetir lo mismo.
- Está bien, pequeño, te perdono. - la dulzura con la que me estaba hablando estaba haciendo que mi corazón se encoja aún más. - ¿Estás mejor?
- Y-yo... No me sueltes.. por favor.. no dejes que me hagan daño.
- ¿Quiénes?
- Los lobos de tu padre, los tuyos, no dejes que la manada me maten.
- Bebé, ellos no te tocarán nunca. - dijo acariciando mis mejillas. - nunca dejaré que nadie te lastime nunca, nunca más.
- ¿Lo prometes? - no pude evitar hacer un puchero.
El rizado sonrió y fué ahí cuándo supe que Emilio tenía la sonrisa más hermosa que alguien podría tener en el mundo, no lo había visto sonreír desde que llegué aquí con sinceridad y dulzura. Verlo haciéndolo sólo por mí, fué mágico. Oh, joder. Ésto se revirtió, era él el que debía salir enamorado. No yo. Pero ya no podía ocultarlo y tampoco me preocupaba por hacerlo.
El alfa se acercó a mí despacio, relamiendo sus labios mientras observaba los míos, su vista volvió hacía mis ojos.
- Estarás bien, estaremos bien. - comenzó por decir. - no sé porqué haz hecho lo que hiciste, pero no permitiré que vuelva a suceder. - rozó nuestras narices en un beso esquimal.
- N-no lo pensé, sólo.. sólo actúe, lo lamento...
- Shh, estás bien ¿Si? No te preocupes por ello.
- T-tengo miedo.. tu padre.. yo...
- Mí padre jamás te tocaría un sólo mechón de tu pelo sin tener que pasar por mí antes. - aseguró. - nadie te lastimará, nunca.
- E-Emilio.. yo... Yo debo decirte algo. - dije limpiando mis lágrimas, era ahora ó nunca.
- Hablaremos mañana ¿Bien? Debes descansar.
- Pero.. - quería decirlo, quería acabar con ésto ahora.
- Daniels, hay que dormir, es tarde y mañana debo encargarme de algunas cosas. Hablaremos mañana. - besó mí frente y luego nos acostó a ambos.
Acostado sobre su pecho me dispuse a hacer lo pedido, de cualquier forma, se lo diría mañana.
Estaba decidido.
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I'm Yours, Alfa // Adaptación Emiliaco Omegaverse
Fanfiction- Ésto es lo que tendrás que acatar, Joaquín. No tienes alternativa - dijo riendo maliciosamente el asqueroso alfa que le había tocado de padre. - N-no quiero... - lloriqueó. - Eres mi jodido hijo, harás lo que se te manda. - habló firme usando su...