- Ésto es lo que tendrás que acatar, Joaquín. No tienes alternativa - dijo riendo maliciosamente el asqueroso alfa que le había tocado de padre.
- N-no quiero... - lloriqueó.
- Eres mi jodido hijo, harás lo que se te manda. - habló firme usando su...
Las sensaciones que estaba sintiendo en éste momento no podría explicarlas con palabras porque ninguna sería suficiente, sólo sabía que mí ser se había llenado de felicidad y de una paz que no había sentido en toda mí vida.
Los labios de Emilio danzaban junto a los míos en sintonía, era cómo si nuestras bocas se habían creado moldeadas a la perfección sólo para nosotros.
Su lengua lamió mí labio inferior y abrí más mi boca dándole pasó total a mí cavidad bucal, nuestros húmedos órganos se encontraron y otro golpe de éxtasis dió contra mí ser, los labios de Emilio eran mí nueva droga favorita y no podía pedir nada mejor que ésto.
Su agarre se intensificó al pararse y darse la vuelta para recostarme en la cama sin cortar el beso, lo tomé por la nuca apegándolo lo más posible a mí. El oxígeno se estaba acabando, pero ¡Al diablo! Sería la mejor muerte.
El alfa fué quién separó nuestros labios, pero bajó hasta mí cuello, dando mordiscos y lamidas haciéndome sentir increíblemente excitado, cómo nunca antes me había sentido.
- Ah.. Emilio...
- Mí Omega, mío. - gruñó con voz ronca.
Comenzó a frotarse contra mí, para luego simular embestidas, mí cuerpo comenzaba a prepararse, podía sentirlo, pero mí parte racional gritaba que parara con ésto ahora, que no era el momento, aún no estaba listo.
- Emilio.. ah.. basta.. - tenía que usar toda mí fuerza de voluntad para hacer ésto, pero intentaba empujarlo aún cuándo mí cuerpo pedía lo mismo que él. - Emilio.. para..
- Mío..
Sabía lo casi imposible que era alejar a un alfa en cuánto se excitaban, pero realmente ésto aún no podía pasar.
- ¡Emilio! Basta..
El alfa se salió rápido de encima de mí y me miró horrorizado, cómo si hubiese matado a alguien.
- Mierda.. yo.. perdón.. - dijo para luego dar pasos hacía atrás.
- Estoy.. estoy bien..
- No, yo.. en verdad, lo siento. - masculló negando, para luego darse media vuelta y salir de la habitación dando un portazo.
La había jodido y a lo grande, bueno, no tanto, pero ví la culpa en los ojos de Emilio, no quería hacerlo sentir así.
Sólo me quedaba esperar a que se le pase y vuelva a mí.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
- ¿De verdad le pediste a Emilio que te deje salir con nosotras a recolectar y te dijo que "si"? - preguntó Renata demasiado sorprendida mientras bañaba a Joaquín.
Había pedido a Leidy que le haga saber a Emilio que iba a estar en el piso de abajo y al parecer al alfa no le molestó ya que no envío quejas por ello.
