CAP. 21

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Estaba caminando hacía la habitación de mis progenitores, cuándo estuve por tocar para entrar, la puerta se abrió y el rostro de mí padre lo decía todo. Bolsas debajo de los ojos y el cansancio plantado en su rostro.

- ¿Cómo está? - pregunté tragando saliva.

-  Ahora está descansando, hijo. - respondió para luego soltar un suspiro  - te haz dado cuenta que su estado no es el mejor, Emilio.

-  Lo sé.. - hablé cabizbajo - yo.. ¿Qué es lo que tiene? No quiso hablarlo conmigo.

-  Cáncer. - respondió con toda simpleza cómo si estaría hablando del clima. - tiene un tumor en el cerebro y en uno de sus pulmones.

Dí un paso hacía atrás y me apoyé contra la pared, esa noticia me golpeó cómo si una tonelada de cemento me hubiera caído encima. Sabía que mí madre estaba mal, pero no sabía que era a tal punto de gravedad.

-  Hijo.. - el líder se acercó a mí tomándome antes de que cayera al suelo. - Rmilip, relájate.

- Mamá... Ella.. - mí voz quiso quebrarse, ya no podía fingir ser fuerte, no con lo que acaba de decirme mí progenitor. - se vá a morir, padre. Se vá a ir..

- Emilio.. - su nuez de Adán subió y bajó - hay que ser fuertes y estar bien para ella...

- ¿N-no lo sientes? ¿No te duele? ¡Eres su maldito alfa! ¡¿Cómo pudiste irte y dejarla sola estando enferma de ese modo?! - grité haciendo que mí vena se remarque en mí cuello.

- ¡No me hables de ésta manera, Emilio! ¡Sabes porqué me fui! - gritó de la misma manera.

- ¡Es tú deber cómo alfa proteger a tu Omega! ¡No importan ahora todas esas mierdas del imbécil que está detrás de tu culo, Juan!

Un puñetazo voló a mí mejilla y labio, haciéndome caer. Por reflejo llevé mí mano rápidamente a dónde el golpe había dado y limpié mí sangre, el alfa frente a mí me observaba estupefacto, pues, jamás en mis 24 años de vida me había levantado la mano ni una sola vez.

- Emilio...

-  Si mamá muere sólo será tu culpa.

Dije para luego levantarme y salir de ahí rápidamente, oyendo los gritos del líder ordenando que vuelva, pero estaba tan jodidamente molesto que ni siquiera dudé en ignorar su llamado.

Quise bajar las escaleras cuándo unas manos tocaron mí hombro, me dí la vuelta y allí estaba parado el castaño, mirándome con preocupación.

- Emilio.

- No es momento, Omega. - gruñí e intenté apartarme, pero sus manitos se aferraron más a mí suéter.

- No te vayas. Quédate aquí, vamos a la habitación y te calmarás allí. - dijo firme.

- Tú no me mandas, suéltame. - dije aunque no intenté apartarme ésta vez.

- Dijiste que el deber de un alfa es proteger a su Omega, pero olvidaste que el Omega también debe estar ahí para cuándo su alfa lo necesite. No dejaré que te vayas.

- ¿Porqué saliste de la habitación? - cuestioné cambiando repentinamente de tema.

- Porque sentí que me necesitabas.

- Eso no es po... - oh claro, él ahora tiene mí sangre, estamos conectados de alguna manera.

-  Sólo lo sentí, vamos, no seas terco y sígueme.

- No soy terco.

- Lo estás siendo. - replicó.

Bufé y luego, cómo si nada, me dejé llevar arrastrando por el pequeño hacía la habitación.

I'm Yours, Alfa // Adaptación Emiliaco OmegaverseDonde viven las historias. Descúbrelo ahora