—Buen día— susurra una voz sobre mi oído, el aliento rozando mi piel y generando que mi cuerpo se sacuda en respuesta inmediata ante su cercanía.
Poco a poco, comienzo a distinguir un suave movimiento sobre mi pecho, unos dedos delgados y coquetos acarician el área, disimuladamente intentando colarse por la abertura superior de mi pijama.
Un aliento sutil choca contra mi rostro, y pronto puedo sentir la suavidad de unos labios que continuamente se rozan contra los míos en esa danza provocadora a la que cada mañana debía enfrentarme.
Manteniendo mis ojos cerrados, me obligo a mantenerme inmóvil, fingiendo estar dormido aún si todos sabemos que mis dotes actorales no son algo digno de presumir.
—Sé que estás despierto— susurra una vez más, una sonrisa en su voz que genera que mis propios labios quieran sonreír en respuesta.
Sin embargo, me mantengo en silencio, mi respiración regulada, mis manos descansando sobre su cintura ignorando la necesidad de presionar la piel para acercar su cuerpo más al mío y envolverlo completamente entre mis brazos.
Mis labios cosquillean con el constante roce de los contrarios, y sin poder evitarlo, tragué con fuerza ante el inmenso deseo de probarlos y disfrutarlos por las próximas veinticuatro horas.
—Si no despiertas no podrás besarme— aseguró al verme, riendo suavemente cuando mis ojos automáticamente se abrieron al oír su afirmación— buen día— volvió a saludar.
—Buen día, amor— susurré contra él, el apodo sonando tan natural entre mis labios después de dos meses de declararlo oficialmente como suyo.
¿Han oído alguna vez que la percepción del tiempo varía según tu estado de ánimo?
Cuando estás con tus amigos, el tiempo parece volar y acabarse mucho antes de lo que te gustaría, las horas pasando en un pestañeo y el momento de decir adiós sintiéndose mucho más pronto a lo que desearías.
Sin embargo, cuando estás en un salón de clases preguntándote en qué momento las matemáticas decidieron juntar números y letras, sientes que la varilla del reloj toma una eternidad en moverse segundo a segundo.
Para mí, dos meses habían transcurrido en un suspiro, el recuerdo de aquella tarde en que todo sucedió sintiéndose aún muy viva en mi recuerdo, los detalles claros y el sentimiento latiendo con la misma fuerza dentro de mi corazón.
Si soy sincero, aún no soy capaz de procesar el hecho de que yo, Jeon JungKook, soy oficialmente el novio de Kim SeokJin.
La idea por supuesto había estado instalada en mi mente desde el día en que lo conocí, pero debido a los acontecimientos que todos conocemos, mis planes se aplazaron hasta que finalmente fue él quien decidió tomar la iniciativa.
Y que feliz me hace de que así lo hiciera.
—¿Algo especial que quieras desayunar esta mañana?— preguntó el castaño frente a mí, teniendo la osadía de mantener sus labios rozandome constantemente sin la intención de aproximarse y presionar contra los míos como realmente debía ser.
—Mhm mhm— negué con un sonido, mis ojos lo suficientemente enfocados en sus voluptuosos labios para enfocarme en algo más— todo lo que quiero comer lo tengo justo frente a mí—
Riendo, el castaño abrió su boca dispuesto a responder, sin embargo no tuvo tiempo de hacerlo antes de que mis labios estuvieran firmemente estampados en contra de los suyos.
Un gemido de sorpresa escapó de su garganta, siendo rápidamente olvidado cuando su boca decidió unirse a la mía.
El movimiento era lento pero intenso, cada vez más pasional y seguro, ambos conociendo lo suficientemente al otro para saber exactamente qué hacer y cuando hacerlo.
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愛 Fear Of Men ᯇ ﹙ jjk ₊ ksj ﹚ 🐚𓇼
Random¿Un hombre gay con miedo a los hombres? SeokJin es un joven de 25 años que se encuentra en último año de su carrera de pedagogía infantil en la universidad de Seoul. Es apuesto, inteligente y con un sentido de humor único que logra atraer a un numer...