Cᴀᴘɪ́ᴛᴜʟᴏ 11

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Ya había perdido la cuenta de las veces que un suspiro de aburrimiento escapaba de los labios de mi mejor amigo junto a mí.

Era medio día, y ambos nos encontrábamos aún recostados sobre mi cama, viendo despreocupadamente un programa de cocina frente al televisor.

Habían pasado sólo cuatro días desde el inicio de nuestras vacaciones, y no habíamos hecho nada más que dormir, comer, y volver a dormir.

Yoon había traído sus cosas aquí el primer día y sin pedir permiso se había instalado en mi hogar, claramente decidido a pasar su semana de descanso junto a mí.

Mis padres no se encontraban en casa actualmente, por lo que los planes de ir a visitarlos fracasaron por primera vez en años, y Yoon no iría a ningún lado sin mi, por lo que no tuvimos otra opción más que procastinar entre las cuatro paredes de mi hogar.

La gente de nuestra edad solía disfrutar de la semana libre saliendo a fiestas, al cine o cualquier otra actividad que involucrara alcohol y diversión.

Ninguno de nosotros era realmente fan de los lugares masivos, y si era totalmente honesto, éramos lo suficientemente perezosos para desear salir de todos modos.

Así que en cambio, aprovechamos cada segundo recostados en mi cama, sólo saliendo de ella cuando alguna necesidad fisiológica cómo el hambre o la vegija nos obligaba a hacerlo.

Dormíamos gran parte del día, y la otra parte la pasábamos sólo mirando televisión o hablando de temas sin importancia.

A pesar de lo aburrido que pueda sonar, yo me sentía bastante feliz con ello, sin embargo, no pude evitar sentir la ausencia de un tercero en la habitación.

El no tener a JungKook alrededor era simplemente extraño y de alguna manera se sentía incorrecto.

No es de impresionar, al fin y al cabo, seis meses de verlo diariamente adaptarían a cualquiera a su presencia.

No estoy seguro de en que momento nos habíamos vuelto tan unidos, pero es cierto que hacía varios meses ya no existía un Yoon ni un Jin, sin JungKook.

Dónde quiera que fuera uno, todos partiríamos, casi como si no pudiéramos separarnos o nos encontraramos unidos por alguna fuerza mayor.

Es por eso que de pronto el no ver su encantadora sonrisa u oír su voz anunciando su llegada había sido casi surrealista el primer día desde su partida.

Aunque no es como si hubiéramos perdido comunicación en absoluto.

Yoon había tenido la idea de compartir números telefónicos, y aunque su móvil estuviera en perfectas condiciones y lo usara de manera regular, prefirió mentir y lanzarme a mí para el intercambio.

Su estrategia de cupido me había dejado impresionado, sin embargo antes de pensarlo dos veces, me encontré aceptando la propuesta con una sonrisa sobre mi rostro.

Y no me arrepentía de mi decisión.

Compartíamos sólo un par de textos al día, lo suficiente para saber que se encontraba en buen estado y una breve actualización de su estadía con su familia.

Había adjuntado un par de fotos de vez en cuando, siendo éstas siempre de algún plato de comida que creía podría ser de mi agrado o de algún hermoso atardecer en el jardín trasero de su hogar.

Por nuestra parte, no había mucho que contar, por lo que nuestro único aporte en la conversación era responder a sus imágenes y hacerle saber lo aburridos que estábamos a veces sin él.

Sin embargo y a pesar de lo breves que nuestras charlas solían ser, se sentían reconfortantes de una manera extraña.

El ver su contacto activo y recibir las notificaciones de un nuevo mensaje eran suficientes para que mi rostro se calentara y una enorme sonrisa hiciera aparición.

愛  Fear Of Men  ᯇ        ﹙ jjk ₊ ksj ﹚ 🐚𓇼 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora