4: william theodore stronghold

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Will detestaba la escuela, casi cada parte de ella, las clases le resultaban aburridas, le caían mal sus compañeros; los profesores, o más bien, todos los adultos que trabajan ahí, solían ser demasiado complicados de tratar, sobre todo porque ellos eran los primeros en tratarlo como un Stronghold antes que como una persona, tenían sobre él las expectativas que sus padres, en especial su papá, habían dejado para que él llenara ¿Ser el mejor alumno de su generación como su madre? ¿Ser el lider de los equipos deportivos como su padre? se le revolvía el estómago cada vez que en lugar de llamarlo por su nombre usaban su apellido, porque él no era un pedazo de su padre, pero tampoco podía decir que era algo más que eso porque ¿Realmente había algo más?

Había pasado gran parte del domingo preguntándose a si mismo como alejarse de todo lo que su padre significaba, porque quería ser tomado en cuenta como Will y no como el hijo de "El Comandante", pero hacer eso significaba no resaltar en nada, ser regular en todo y tampoco quería dar su mínimo esfuerzo solo para no ser asociado con su padre, no se trataba de ser una decepción, sino de tener una identidad propia, aunque quizás tenerla automáticamente significaba ser visto como una vergüenza, porque era claro que para su padre el tener un orgullo de hijo era lo mismo que tener una pequeña copia de si mismo a su cuidado.

Disfrutaba la hora del almuerzo más que cualquier cosa porque eso implicaba tener lo único que disfrutaba de la escuela: estar con sus amigos, era horrible saber que en ese momento ni siquiera su compañía era suficiente para subirle los ánimos, la cabeza le llevaba doliendo desde la mañana porque no había dormido correctamente y ahora tenía que tolerar siete horas antes de llegar a casa para poder descansar. Ethan y Magenta estaban hablando sobre algo de la clase, al menos eso asumió por lo poco que su cerebro consiguió captar de la conversación, Layla estaba haciendo su mejor esfuerzo para que Jeremiah no le arrancara los dientes a Zach y Warren era el único callado, tal vez tratando de no entrometerse en el desastre que la mesa solía ser en todos los almuerzos o quizás la lectura en realidad lo había atrapado.

—Olvidé algo en mi casillero —le comentó a Layla en voz baja para no verse tan sospechoso al simplemente levantarse de la mesa e irse— ¿Cuidas mi comida?

—Claro, es más fácil que cuidar a Zach —respondió con una pequeña sonrisa antes de obligar a Zach a sentarse del otro lado al de ella, de esa forma él y Jeremiah no estarían cerca.

Will salió de la cafetería pocos minutos después, caminó por los pasillos sintiendo como la presión en su pecho aumentaba, tenía tres opciones para esconderse y llorar, eligiendo la menos patética entre ellas subió a la azotea ¿Qué tan buena idea era subir al techo de la escuela cuando tu único pensamiento en mente era cuánto deseabas desaparecer? asumió que debía agradecer el poder volar, además de tener super resistencia, por otro lado, caerse de la orilla de la escuela sí sería un verdadero peligro y en el momento que lo consideró una buena idea no pudo evitar soltarse a llorar.

Sus pies se movían de un lado a otro, tratando de mantenerse alejado de las orillas tanto como le era posible, pero llegaba a un punto en el tocaban el borde y pensaba que, aunque no muriera, podría lastimarse aunque sea un poco y, si era sincero, necesitaba un golpe de realidad en ese instante, algo que le recordara que estaba vivo y que podía tomar sus propias decisiones, las náuseas volvieron al darse cuenta que una de las pocas decisiones que él podía tomar era si quería vivir o estar muerto, si quería estar seguro o dañarse. Pasó saliva con dificultad porque el nudo en su garganta solo se volvía más apretado, se movió apenas unos milímetros antes de sentir como un par de manos sostenían sus hombros con fuerza, el aire le volvió a los pulmones y tomó grandes bocanadas de aire mientras esas mismas manos tiraban de su cuerpo con cuidado para alejarlo del borde.

—No tenemos permitido usar nuestros poderes fuera del gimnasio —La voz de Warren lo hizo sentir un escalofrío en ese momento.

—No tenía pensado utilizarlos —Ambos se quedaron en silencio por unos largos segundos—, ya puedes soltarme ¿Sabes?

—¿Después de lo que pensabas hacer? no creas que soy estúpido.

—Tú no tienes idea de lo que pensaba hacer.

Warren respiró profundo, alejando sus manos pero colocándose frente a Will para hacerlo retroceder unos cuantos pasos más en dirección a la puerta, ahora estaban en el centro de la azotea y eso lo hacía sentir más seguro de la situación.

—Tienes razón, no tengo ni la más mínima idea de lo que pasa en tu cabeza —Cruzó sus brazos manteniendo su mirada sobre él en todo momento— y no lo voy a entender, no mientras tú no quieras que lo entienda.

—¿A qué quieres llegar con esto? —preguntó apartando la cabeza, sin ser capaz de mirarlo a los ojos en ese instante.

—Mira, no quiero que me tomes como tu salvador, porque tal vez no querías que alguien te detuviera, pero si crees que me iba a quedar de brazos cruzados viendo como saltabas al vacío para romperte un hueso o quizás solo hacerte un rasguño, estás muy equivocado —Movió una de sus manos hasta tocar su nuca, suspirando una vez más porque no esperaba encontrarse en esta clase de situación—. Lo que trato de decir es que, quizás no puedas confiar en mí como con Layla, yo no sé lo que te pasa o lo que has vivido, pero algo que si puedo hacer es extenderte una mano cuando lo necesites.

Will levantó su mirada y, aunque su rostro no lo reflejaba, pudo ver preocupación genuina en la mirada de Warren y agradeció eso como nunca antes había agradecido algo, porque incluso si no quería su lástima o su ayuda, en el fondo era consciente que en ese momento necesitaba un tirón y no un empujón.

—Vayamos a la cafetería —pidió con un poco más de calma— o deja que me quede aquí contigo, no creo que sea bueno que estés solo ahora mismo, Will y está bien si no quieres oírme o que esté cerca de ti solo...

—¿Solo quieres asegurarte de que no me pondré en riesgo? —preguntó con una pequeña sonrisa— es agradable saber que te preocupas por mí —Pero esa palabra no sonaba adecuada para describir lo que le hacía sentir el saber que Warren se interesaba por su bienestar—. Lo siento por involucrarte en esta clase de problemas.

—No hay razón para que te disculpes.

—Siento que debo hacerlo.

Sus miradas finalmente se encontraron durante toda la conversación y Warren comprendió al instante que se sentía como una especie de carga, porque de otra forma no podía explicar sus motivos para disculparse por esta situación que lo estaba afectando directamente a él.

—Vayamos a la cafetería —propuso Will en esta ocasión mostrando de vuelta una sonrisita, que no era tan genuina como la que le dio la noche del baile, pero parecía estar con un mejor ánimo y, por el momento, eso era suficiente para ambos.

LOST BOY | will x warrenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora