24: manos egoístas

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Warren se había ido a trabajar, al menos hace media hora, Will se había quedado haciendo algunos apuntes de la escuela, después de todo, no tenía mejores cosas que hacer, no sabía si Layla estaba libre, tampoco se encontraba listo para salir con alguno de sus otros amigos, su última opción había sido ponerse al corriente con las clases, que de cualquier forma no era demasiado pesado, había muy poca teoría en la súper escuela, la mayor parte del tiempo se estaban concentrando en la práctica como al momento de construir rayos, o cualquier otro tipo de arma; hasta ese momento no se había puesto a pensar en la clase de cosas tan peligrosas que dejan en las manos de adolescentes, aunque recordando la manera en la que el profesores Médula congeló a uno de los alumnos en clase, tampoco parecía ser buena idea dejarlas en manos de los adultos.

Dejó caer la pluma sobre el escritorio antes de recostarse en el respaldo de la silla, su mirada se concentró en el techo de la habitación, tratando de distinguir las líneas como si pudiera encontrar algún patrón que lo llevaría a dar con un gran tesoro, era una tontería, pero estaba demasiado cansado de copiar los apuntes de Warren, en especial porque eran cosas que no servirían de nada, eran contados los profesores a los que les interesaba su educación en esa escuela.

—Dios —exclamó a la vez que dejaba escapar un suspiro.

Se inclinó una vez más sobre el escritorio, tomando la pluma para hacer garabatos en las esquinas de la libreta, nada lo estaba deteniendo de ir a la sala y ver la televisión, pero no le gustaba la idea de no hacer nada productivo en todo el día, se sentía inútil y detestaba ese sentimiento, solo podía recordar las palabras de su padre, las veces que lo escuchó hablar con su madre antes de empezar a mentir con haber obtenido su poder ¿Cuántas veces lo habrá oído hablar de lo "aterrado" que estaba de que su hijo fuera un inútil? incluso cuando su madre no paraba de corregirle con la misma frase "no tener poderes no lo vuelve inútil", era como hablar con la pared, porque esos comentarios no pararon hasta el día en el que Will consiguió que su emoción se viera creíble, de esa forma podía dar la maravillosa noticia: su súper fuerza había despertado; su padre lucía tan feliz y eso lo hizo sentirse igual, aunque el sentimiento no le duró demasiado.

No importaba el poder, si no era una copia exacta de él, entonces jamás lo tendría satisfecho, el estudiante perfecto, el capitán de los equipos deportivos, el héroe número uno; desde que tenía ocho o quizás nueve años ese peso había estado sobre sus hombros, irse de casa no había hecho un gran cambio en ese pensamiento, porque había momentos donde seguía sintiendo que al regresar a su vida tendría que cumplir esas expectativas que se habían arraigado en su mente como si fueran propias.

Detuvo su mano cuando notó que había roto la hoja de tanta presión, dejó caer la pluma repasando de vuelta esos pensamientos abrumadores, como si no estuviera torturandose lo suficiente, los golpes en las paredes que hacían retumbar la casa; los besos que su mamá le daba antes de dormir, solo para escuchar los gritos de ella y Steve discutiendo por algo que no terminaba de comprender; la cantidad de veces que cometió errores, cuando por primera vez sintió lo que era lanzar veneno con una mirada, estaba seguro se haber llorado cuando ese hombre lo miró con tanto desprecio, algo solo empeoró cuando comenzó a gritar enojado porque estaba siendo ruidoso y molesto; sabía bien que jamás había recibido un golpe de su parte, pero estaba seguro que eso era porque su madre no lo permitía, la cantidad de veces que pudo ver como apretaba su puño o cuando tomaba la ebilla del cinturón lo cual era una amenaza directa.

Comenzó a llorar, era horrible, no tenía mejor palabra para describir la sensación que se había formado en su estómago, estaba atemorizado porque si esa era la sangre que corría por sus venas ¿Había posibilidad de volverse como él? no podía permitir algo como eso; por más doloroso que fuera pensar en eso, en el fondo podía agradecerle a su cerebro por traer todos esos recuerdos, fue una manera de aclararle la mente y ayudarlo a tomar una decisión que creyó que jamás sería capaz de tomar, debía llamar a su madre y decirle que todo estaba bien, porque ¿Cómo podía considerar que ella lo odiaria por huir de casa cuando siempre había estado de su lado? probablemente ella también estuvier aterrada, no podía evitar sentirse mal por haberla dejado sola.

Buscó su celular en uno de los cajones del escritorio, donde Warren le había indicado que lo colocó por si deseaba tomarlo, lo sostuvo entre sus manos como si fuese alguna especie de frágil cristal, porque tomar decisiones siempee había sido complicado para él y sabía que llamar significaba hacer un cambio luego de conseguir sentirse cómodo estando en casa de los Peace, pero a veces los cambios eran buenos y debía meterse eso en la cabeza hasta ser capaz de creer en sus palabras.

Marcó sin pensarlo dos veces, solo escuchó dos tonos antes de que la llamada fuera atendida.

—¿Will?

El celular reventó en su mano, sin ser capaz de controlar su fuerza, los pedazos cayeron al suelo mientras sentía una extraña mezcla de enojo y dolor en el corazón, a la vez que las náuseas subían por su garganta sin llegar a vomitar ¿Cómo era posible que tuviera tan mala suerte? lanzó con fuerza hacia el suelo los pedazos del celular que habían quedado en su puño, su cuerpo había comenzado a temblar mientras se maldecia a si mismo una y otra vez, obligándose a ponerse de pie para caminar de un lado a otro en la habitación, necesitaba calmarse pero ahora solo podía pensar en horribles escenarios para darle respuesta a una pregunta tan simple.

¿Por qué tuvo que responder él?

Sabía que la respuesta más sencilla era que su madre no tenía a la mano su celular o que había salido, pero su cerebro no podía detenerse ahí ¿Y si le había hecho algo? ¿Qué pasaba si le había arrebatado el celular por la fuerza? se encogió sobre si mismo ante la idea de que ella por cuenta propia le hubiese dado el celular.

Se sentó en la orilla de la cama, dejando que las lágrimas salieran por montones mientras sollozaba, su mirada fija en el suelo observando los pedazos del celular regados de un lado a otro de la habitación, por un instante sintió como si lo hubiesen apuñalado en el corazón.

Oh no.

¿Por qué justo en ese momento tenía que darse cuenta que había reaccionado a su ira de la misma manera que Steve lo hacía?

LOST BOY | will x warrenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora