Capítulo 4

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A la mañana siguiente me levanté un poco más tarde ya que no había podido dormir muy bien, tomé y después me cambié; me puse lo habitual, unos pantalones ajustados junto con una blusa de manga larga y unos tenis blancos. Aún nadie había despertado por lo que decidí irme a una cafetería que estaba cerca, desayune un café con un pastel; cuando termine volví y ya estaba Layla en la cocina con Donghae, al verme me cuestionaron sobre donde estaba.

—¿Por qué no nos avisaste? Creí que habías hecho una locura —exclamó Donghae aliviado; solo trate de pensar en otras cosas mientras que me regañaban, cuando acabaron Layla me ordeno que me fuese a cambiar.

—¿Qué? ¿Y por qué se supone que debo obedecerte? —la cuestione un tanto enfadada ante la orden.

—Hoy iremos a entregar tu solicitud de empleo y se supone que debes ser una chica de veintidós años con una gran profesión y debes vestirte así —al comprender que tenía toda la razón, no tuve otra opción que ir a cambiarme.

Aun no sacaba la ropa de las bolsas pues habíamos llegado muy tarde preferí descansar; entre a mi habitación y comencé a ver toda la ropa que Layla había escogido para mí; era tanta que no sabía que ponerme, la cabeza me empezó a doler al ver tantas cosas en el suelo.

—¿Ya escogiste que ponerte? —pregunto Layla mientras entraba, solo la miré a secas y negué con la cabeza—. Eres la mejor gánster, pero no sabes escoger que ponerte hoy —dijo irónica. Se acercó a la ropa sacando rápidamente un vestido corto bastante casual; blanco con pequeñas rosas azules por toda la tela, en lugar de mangas tenía unos tirantes gruesos—. Ponte este —examine el vestido, no muy apropiado para mi estilo, pero me limite a levantarme e irme a cambiar al baño. Me puse el dichoso vestido, pero estaba demasiado corto, me llegaba arriba de la rodilla, comencé a arrepentirme por haber dejado que Layla escogiera mi ropa, y aunque no tenía alternativa tuve que salir.

—¡Wou! —exclamó al verme, estaba en la cama con ambas manos en su boca conteniendo un grito de alegría—. Te ves muy bien, ahora ponte estos zapatos —comento dándome unas sandalias blancas con un poco de tacón—. Te verás aún más hermosa que ahora —aseguró, me las puse. Layla coloco una de sus manos en su barbilla mientras pensaba, entonces me ordeno que me sentara en la cama, la obedecí y ella se puso de rodillas sobre esta; sentí sus manos pasar por mi cabeza y reaccione en forma defensiva—. Tranquila, solo voy a peinarte.

—No gracias, no me gusta —le dije.

—Solo déjame verte con una coleta, necesito comparar algo —siguió ordenando tomando mi muñeca y sentándome en la cama, comenzó a cepillar mi cabello que era ondulado; me sentí extraña mientras lo hacía porque a Alice le encantaba hacerlo todos los días cuando se iba por la mañana y cuando llegaba; el recuerdo de mi hermana me hizo entristecer y casi sacar una lagrima de mis ojos pero me contuve porque ahí estaba Layla y no podía verme sensible; siguió cepillándolo para después colocarme una liga que hacía sujetar mi cabello en una coleta alta, en cuanto termino noto la cadena delgada que colgaba de mi cuello.

—Listo —exclamó parándose frente a mí—. Si era cierto.

—¿Qué es cierto? —le pregunte confundida.

—Te ves más grande con el cabello recogido, desde que te conozco nunca te lo has recogido y por eso quería verte —me respondió mostrándome una sonrisa a la cual no respondí y agaché la mirada al suelo—. ¿Te parece si te maquillo? —me pregunto, la verdad yo no me sentía con ganas de eso, pero debía empezar a acostumbrarme a eso por lo que asentí con la cabeza; no tuve que decirlo dos veces para que saliera corriendo a su habitación.

Cuando regreso me enseño a maquillarme, sin embargo, no le ponía nada de atención, mi mente estaba en otra parte y cuando termino me vi en el espejo, sin duda me sorprendí al verme, ¿esa era yo? Me veía completamente distinta y extrañamente me parecía más a Alice.

El León Que se Enamoró del Cordero [Con Cho Kyuhyun]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora