Capítulo 16

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Un dolor de cabeza.

¡Un completo, absurdo y asfixiante dolor de cabeza!

Hinata respiró una, dos, tres veces para no seguir el ejemplo de la hokage y destruir toda la oficina con ayuda de su puño suave. Generalmente sostenía la pancarta de "no a la violencia a menos que la situación amerite lo contrario", pero ¿cómo era posible? ¡Viejos calvos, feos, animales! Gracias a los cielos por Ko, quien le avisó de sus oscuros planes. Otra razón para garantizar una residencia fuera del clan. Es decir, si se lo proponían, el Consejo averiguaría su pequeña y confortable casa, pero no podrían husmear sin que ella se enterara.

Las ganas egoístas de echar por la borda sus avances con el manejo de chakra de Anko-sensei, fue lo que impulsó que, junto a su primo, transcribiera la información en calidad de respaldo.

Miró hacia TenTen, que levantaba un fajo de hojas y señalaba hacia el centro. Gracias por ella, había sido muy amable al ofrecerse.

—Oh, ese archivo puedes dejarlo ahí—Hinata señaló el compartimento derecho de la oficina—, esos son los pergaminos que ya hemos leído.—se resumió a comentar, no podía confiar en los oídos tras las paredes.

—¿Han tenido avances?—curioseó, TenTen—. Neji mencionó que Hanabi ha sido un tropiezo.

Hinata apartó la vista del nuevo material que lady Tsunade le había proporcionado, se concentró en la pelicastaña—¿Lo hizo?—preguntó, para luego sonreír y negar con la cabeza. No era común tocar temas íntimos del clan con los ajenos a éste—. Yo... Sí ha sido un poco... Intensa—consideró sus palabras—. Está molesta por un...conflicto que tuvimos meses atrás.

Claro, entre Hanabi, sus nuevas responsabilidades en el clan y la investigación terminaría enloqueciendo.

—¿Qué haces aquí, TenTen?—cuestionó, Neji, al entrar.

—Buen día a ti también—la castaña murmuró, Neji disimuló una sonrisa y se cruzó de brazos—. Jamás, jamás, jamás me atrevería a entrenar con Lee sola... Y como razón no menos importante, a Hinata le vendría bien ayuda extra.

—Yo soy la ayuda extra.—Neji, señaló.

TenTen imitó su expresión y postura—Entre más, mejor.

—Puedo acompañarlos la próxima vez—la ojiperla interrumpió, su cabeza punzando al sentirse la razón de la discusión—. No podré salir a misiones hasta el mes entrante.

Desde el altercado con Hanabi, su padre sugirió una reestructuración para que le fueran confiadas ciertas actividades del heredero al clan. Hinata tenía experiencia respondiendo cartas con la debida diplomacia, ahora lo llevarían al siguiente nivel, dejándola participar en los consejos de la aldea de la hoja; ella representaría al clan Hyuga. Al ser su cumpleaños dentro de dos días, el mes fue dedicado a clases particulares de etiqueta.

—Debe ir, Hinata-sama, no ha entrenado como es debido.

La mencionada rio con suavidad. Hinata no había podido tener una conversación decente con Neji, no desde que Hanabi levantó falsos de ellos dos implicando una posible relación amorosa. Ambos fueron entrevistados y acordaron que ella estaba siendo demasiado dependiente a su primo. Sus encuentros fueron limitados a un corto número de veces y dadas las molestias por su ceremonia de cumpleaños, no tuvo oportunidad de evitar que el mandato se cumpliera.

—Seguro que sí.—respondió, pensativa. No estaba emocionada, la ceremonia era necesaria, pero ninguno de sus amigos fue invitado, sin contar que tenía un compromiso al que no debía faltar y todavía no conseguía inventar una excusa decente para asistir.

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