Capítulo 21

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Había silencio, tanto silencio que le daba escalofríos; no solo eso, hacía mucho frío y a la lejanía podía escuchar gritos de furia que aceleraban peligrosamente su corazón. Al mismo tiempo, los sentimientos de traición, enojo, sed de venganza crecían ahogando una culpa desconocida.

Quiso moverse y al no poder hacerlo, se sacudió, sintiéndose desesperada. Gimoteó, queriendo tomar distancia de quien sea que gritaba. Sus ojos ardieron y desconocía si era por el panorama borroso frente a ella o debido a que su cuerpo no respondía como quería.

Ino..., escuchó una voz masculina que le trajo una sensación extraña en el pecho.

¿Quién... Qué...?, se preguntó, deseosa de alcanzar el recuerdo.

Princesa, captó esta vez, logrando abrir los ojos.

Parpadeó, queriendo adaptarse a la luz. Distinguió la melena rubia y unos ojos verdosos como los suyos.

—¿Papá...?—le llamó con voz ronca.

—Estás despierta... Finalmente—se consoló el hombre, sus ojos cristalizados de ver a su hija despertar—. Debes descansar, pero ¿recuerdas algo? ¿Quién te atacó?

—¿Atacar-me?—se trabó, teniendo dificultades de seguir el hilo de conversación—. ¿Cuánto tiempo estuve inconsciente?

—Semanas.—Inoichi se limitó a responder.

Ino frunció el ceño, buscando rememorar los últimos minutos en la cueva. Recordaba su corazonada de participar en una misión junto a su padre, podía ver cuando llegaron y buscaron exhaustivamente por pistas que conectaran a Orochimaru, Sasuke e incluso Madara.

Su padre le explicó de Madara Uchiha, no sabía qué tanto le había sido dado a conocer, puesto que Shikaku lo cortó cuando la platica se volvía oscura y perturbadora. Guardó silencio, sus recuerdos eran sólidos, pero...nadie la atacó, ¿entonces por qué se desmayó?

—¿Ino...?—la rubia aterrizó de inmediato, no era normal que su padre la llamara por su nombre.

—¿Fue grave?—preguntó, temerosa.

—No, no. Me preocupo por ti, cielo. En los últimos meses has estado dispersa, no se trata únicamente de la cueva, antes de ello tuviste muchas pesadillas.

Ino desvió la mirada, tratando de mantenerse en calma—Papá... En realidad no puedo recordar—apretó los puños bajo las sábanas—, pero... Creo que mis pesadillas... Es que no creo que sean simples sueños, sucedieron—sacudió la cabeza—. Perdóname, papá, estoy enloqueciendo.

El hombre escuchó con atención. El problema con lo que su querida hija decía, es que por los eventos recientes, no sonaba tan disparatado. ¿Sueños de experiencias no vividas? ¿Vistazos del futuro? Shikaku lo mencionó en una noche de bebida, Itachi Uchiha tenía recuerdos futuristas. Curiosamente, su hija mencionó a Sasuke en una ocasión... No, lo correcto es decir que el sujeto le recordaba al Uchiha.

—Princesa, escucha con atención... Esos sueños, ¿qué es lo que ves?

La rubia masajeó sus sienes, apretando los párpados—Un Uchiha... Veo su sharingan. En una cueva sucia y fría, oigo gritos...horribles—se debate internamente y se anima a continuar:—. Me siento...—utiliza la palma derecha para sentir los latidos del corazón—, traicionada, rota y muy furiosa.

—¿Por qué piensas que te sientes de esa forma?—interrogó, prefiriendo ser él quien transmita las respuestas, en lugar de permitir que su hija sea llevada con Ibiki.

Ino negó. La mirada de su padre dijo que no sería suficiente. Se concentró, queriendo recordar—Tengo...—paró y suspiró, le daba vergüenza siquiera mencionarlo, pero entre su papá y ella siempre hubo confianza—. Cuando lo veo, creo que aflora el mismo sentimiento que con Sasuke... Papá—continuó, insegura—, si realmente sucedió, significa que sucederá... Me interesaré por otro Uchiha.

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