21. 𝐏𝐬𝐚𝐥𝐦 𝐗𝐋:𝟏

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«Al Señor esperé pacientemente, y Él se inclinó a mí, y oyó mi clamor»

Salmos 40:1


Cuando entraron a la sede, Seungcheol ya los esperaba en la Sala Principal.

No fue sencillo meter a Mingyu en su forma de lobo al elevador, pero Minghao lo mantuvo calmado, aunque estaba muy intranquilo.

La mente de Mingyu saltaba entre el hombre racional y el animal en instinto. Su lado espectral lo hacía un salvaje de las tinieblas, de un lugar nocturno bajo la luz de luna.

Aún así lo lograron mover dentro de la sede. Joshua se encargó de ir hacia la oficina con Seungcheol y hablar con él a solas acerca de todo lo sucedido, para ponerlo al tanto de la nueva información que tenían de la situación con los demonios y el Apocalipsis Atípico.

Seokmin fue por un botiquín para atender la herida de Minghao, el cual se sentó en uno de los sillones de cuero y esperó por él, pero con el lobo mirando a todos lados y a la defensiva. Sus pensamientos eran una entropía y no tenían coherencia, así que el ángel no podía hacer sentido de ellos.

Wonwoo estaba acostumbrado a ver a Mingyu transformado, pero no con esa docilidad que presentaba. A pesar de parecer dispuesto a saltar y atacar a la primera amenaza, lucía bastante bonancible.

Afuera seguía lloviendo y por la pared que consistía en un panel transparente como una gran ventana se podía ver la ciudad más allá, cubierta por una neblina.

El lobo veía a través de ella. Nadie sabía que pasaba por sus pensamientos, sólo Minghao, el cual dejaba a Mingyu hundir su mente en el paisaje, en todas las cosas que quería reflexionar y no podía hacerlo en ese estado, lamentándose cómo siempre de tener que estar a merced de un instinto bestial sin poder conservar su completo raciocinio.

Seokmin regresó con un botiquín, arrodillándose frente a Minghao con una sonrisa amable. Comenzó a limpiar la pierna del ángel, con una herida de un estilo que nunca había visto.

A primera vista lucía normal pero tenía una conformación en espiral alrededor de toda la pierna de la piel perfecta del ángel, con bordes negruzcos y en el centro la sangre.

El estudiante de medicina limpió la herida con algodones humedecidos en alcohol, con manos cuidadosas, lanzándole miradas al ángel que tenía una expresión casi curiosa, cómo si el ardor que le producía dolor no fuera desagradable, sino algo nuevo de experimentar, cosa que en realidad lo era. El dolor que padecían los ángeles no se parecía a ese. Ellos tenían otros sufrimientos.

Mientras Seokmin vendaba toda la pierna de Minghao cuidadosamente y el lobo seguía observando a través de la pared de cristal, sin alejarse mucho del ángel, Wonwoo repasó mentalmente lo que sucedería a continuación.

Así funcionaba su mente. Los procesos de sus pensamientos se movían como engranajes para crear planes de acción, reuniendo toda la información disponible y acomodándola en un mapa mental que le ayudara a guiarse y crear un camino (o varios) a seguir.

Junhui, el cual se había mantenido callado todo ese tiempo, recibió los pensamientos de Wonwoo como una oleada. La voz profunda del cazador discutía consigo mismo.

"Tengo que usar los acónitos de Seungkwan, pero no hay tiempo de pedírselos, seguro se va a molestar... Y también debo de buscar a Hansol, necesitamos sedar a Mingyu. ¿Dónde lo haré? Aquí están todos los materiales que necesito, pero, ¿en dónde lo haremos? No será fácil cargarlo una vez que vuelva a su forma humana, tendré que pedirle ayuda a Seungcheol. Mingyu siempre siente dolor físico después de transformarse en lobo, sus músculos lo resienten su mucho, aunque su mente lo resiente más, estará confundido y con los pensamientos revueltos..."

En la Ciudad de la Furia (WonHui/GyuHao/SeokSoo)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora