19. 𝐎𝐟𝐟𝐞𝐧𝐛𝐚𝐫𝐮𝐧𝐠 𝐕𝐈𝐈:𝟏𝟕

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«...pues el Cordero en medio del trono los pastoreará y los guiará a manantiales de aguas de vida, y Dios enjugará toda lágrima de sus ojos»

Apocalipsis 7:17


Manejando bajo el cielo nublado de Yabbay City.

En algún momento caería la lluvia y las personas preferían estar resguardadas a estar bajo la intemperie con una tormenta latente, así que Joshua se movió rápidamente por las avenidas con poco tráfico.

Seokmin estaba a su lado, en el asiento de copiloto, sintiendo la inquietud ajena. Joshua le explicó muy superficialmente la situación y que necesitaba la presencia de alguien con entrenamiento y conocimiento médico por si se necesitaba en el exorcismo.

El exorcista presentía que no sería un ritual sencillo. Si Balam y Moloch, entidades que no aparecían en su mundo así porque sí, habían aparecido ese ominoso día, lo que le esperaba en el cuerpo de esa joven poseída no sería cualquier demonio.

Su rosario de cuarzo blanco se balanceaba de su mano derecha que estaba en el volante. El GPS guiaba su camino hacia el lugar donde habían reportado la posesión. Seokmin, el cual había vivido un exorcismo en carne propia, se sentía extrañado de ahora ser testigo de uno.

Él sabía mejor que nadie lo terrible que era tener un demonio atormentandote por dentro. Era una tortura física y psicológica.

Él no recordaba lo que hacía cuando el demonio se manifestaba y actuaba por él, pero sabía que había hecho y dicho cosas horribles.

Joshua de vez en cuando le lanzaba miradas de soslayo. Principalmente a su mano, que estaba sobre su muslo, con la palma hacia abajo, sin mostrarle nada. No le había preguntado al respecto, pero percibía un cambio en el otro hombre. Su aura era distinta.

Sin embargo, aún no lo confrontaría. Fueran cuales fueran las razones, en ese momento tenía algo pendiente que resolver y no había tiempo de discutir.

El silencio se instaló entre ellos, pero Seokmin supuso que Joshua estaba más serio de lo normal por la concentración que requería su trabajo, así que mantuvo el estoicismo de igual forma.

Pronto salieron de los altos edificios de la ciudad para acercarse al área de los suburbios.

Manejó por las calles que parecían desoladas, como si la gente supiera del peligro y lo evitaran de forma instintiva. Era un rasgo de la población de Yabbay City. En una ciudad como la suya, era sólo natural desarrollar un sexto sentido por vivir en un lugar así.

El primer relámpago cayó del cielo y cuando se acercaron a su destino, la radio se encendió con estática. Ambos hombres miraron en esa dirección, con gestos turbados, sin saber qué les esperaba.

El exorcista manejó por la calle hasta llegar al final de ella dónde había una casa más grande que el resto, con portones cerrados. Por supuesto que el demonio buscaría a una joven de buena familia, ya presentía quién podía ser.

Aparcó su auto y sacó las llaves, mirando por el parabrisas hacia el cielo nublado.

—Seokmin, no importa lo que pase, quiero que escuches mis instrucciones con cuidado.

El mencionado asintió. Él, que había sido víctima de una posesión y que ahora sería testigo de verlo en alguien más.

Joshua lo miró con las cejas bajas, percibiendo su desasosiego.

—Estará bien, mientras hagamos nuestro trabajo, podremos expulsar a ese demonio.

Seokmin abrió la boca para decir algo, pero se detuvo, volviendo a asentir. Joshua notó su vacilación, pero no preguntó nada.

En la Ciudad de la Furia (WonHui/GyuHao/SeokSoo)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora