𝟑𝟖. 𝐌𝐚𝐭𝐭𝐡𝐚𝐞𝐮𝐬 𝐗𝐗𝐈𝐈:𝟑𝟕

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«Y Jesús le dijo: Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma y con toda tu mente»

Mateo 22:37


Joshua aún tenía sus alas y la mayoría de ellos estaban impresionados y tenían muchas dudas del porqué su exorcista parecía un ángel, con su espada blanca en la mano.

—Soy hijo de un hombre y de Galvah o Sophia, conocida también cómo la madre de los ángeles.

Reveló sin preámbulos, notando que Wonwoo se llevó una mano al cabello oscuro y exclamó un «woah» porque él sabía de quién se trataba. El resto de los que no conocía la implicación de aquello de todas formas se sintió sorprendido de la revelación. Joshua siguió hablando.

—Así que al parecer todo este tiempo fui cómo tú, Wonwoo, un híbrido mitad humano con una parte espiritual, por eso soy tan buen exorcista y tengo estos dones.

Seokmin lucía más asombrado que los demás, admirando a Joshua en su forma de arcángel, pues el hombre les dijo que pertenecía a esa orden jerárquica. Cuando decía que Joshua era un ángel nunca se imaginó que esto fuera literal.

Sin embargo, Joshua puso su atención en Seungcheol y frunció el ceño, dirigiéndose a él.

—Y tú lo sabías, ¿no? La organización siempre lo supo y lo mantuvo escondido de mí por alguna razón. Llegué al monasterio de Sto. Tomás de Aquinas como supuesto huérfano... —El exorcista se abrazó a sí mismo, con un gesto indescifrable. Todos estaban callados.

Seungcheol bajó las cejas, con un gesto culpable. No lo iba a negar.

—Lo siento Joshua, tenía órdenes estrictas de no decir nada, y todo este tiempo me lo tuve que callar.

Joshua no le iba a reclamar al respecto, pero en cierta parte se sentía traicionado. Sus 28 años viviendo sin saber lo que era realmente, su verdadera naturaleza como humano mitad ángel, que jamás creyó posible, pero así era.

Tenía un poder especial, era alguien especial. Aún no entendía hasta qué punto significaba eso.

—Tu madre, en forma de humana, te dejó a cargo de los monjes porque tiene sus responsabilidades y no pudo cuidarte, para todo su pesar. Tu padre murió por una enfermedad de la cual nadie lo pudo salvar, ni tu madre, pero créeme que era tan buen hombre que se ganó su lugar en el cielo.

Joshua bajó la mirada al suelo, imaginando que tan diferente hubiera sido su vida si hubiera sabido de su herencia... Pero se alegraba en cierta parte, porque ahora sabía quién era su verdadera madre, cuando creyó que jamás sabría de ella, o de su padre. Se vio como un huérfano sin ascendencia y ahora resultaba que esta era tan especial que lo hacía único en su especie.

Aunque le hubiera gustado saber algo, tan siquiera un pequeño detalle. Los serafines entendían ese pesar porque lo podían sentir en el otro ángel.

Jeonghan sonrió, con los brazos cruzados.

—Que molesto, tres angelitos y sólo dos demonios, estamos en desventaja, ¿no crees, Wonwoo? —comentó, ganándose varias miradas molestas.

El mencionado se limitó a mirar a Jeonghan con gesto plano, pero entendía la nueva realidad de Joshua. Él y su hermano, antes de todo eso, habían sido revelados con algo similar.

—Bueno, ya que estamos contando secretos, es momento de decir que mi madre y la de Mingyu es Lilith, la madre de los demonios y la primera mujer —dijo, ganándose más sorpresas, aunque Seungcheol sólo suspiró y Jeonghan siguió sonriendo. Joshua abrió mucho sus ojos, pero antes de decir algo, Wonwoo continuó—. Y el verdadero padre de Mingyu es Seth, y así como muchos saben, el mío es Beelzebub, así que vaya personajes que somos nosotros sus hijos, ¿no? —dijo con una sonrisa sardónica.

En la Ciudad de la Furia (WonHui/GyuHao/SeokSoo)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora