22. 𝐏𝐬𝐚𝐥𝐦 𝐗𝐗𝐈𝐕:𝟕

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«¡Ustedes, puertas, levanten sus dinteles! ¡Ensánchense ustedes, puertas eternas! ¡Ábranle paso al Rey de la gloria!»

Salmos 24:7


Wonwoo llamó a Hansol y a Seungcheol a que lo ayudaran en la tarea.

Dentro de la sede los únicos miembros que no se encontraban en ella eran el otro par de cazadores, Soonyoung y Jihoon, acompañados de Seungkwan, buscando al desaparecido Jeonghan. Chan también estaba ocupado.

Joshua y Seokmin se encontraban aún en la cocina, pero Seungcheol aceptó ayudar con la tarea de volver a Mingyu un humano.

Hansol se encargó de llevar a la habitación de Mingyu lo que Wonwoo le pidió, material médico para administrarle el antídoto por vía intravenosa a su hermano hasta revertir el estado de licantropía.

Los cuartos personales eran amplios, pero el lobo ocupaba gran parte del suyo.

Wonwoo no pudo evitar notar que Minghao tenía una mano hundida en el oscuro pelaje de la bestia, seguramente hablándole con el pensamiento puro para explicarle lo que harían.

Por la forma en la que el lobo movía sus ojos ámbar entre todos, no parecía muy cómodo teniendo a tantas personas rodeándolo (o bueno, dos hombres, un hombre mitad demonio y dos ángeles).

El cazador ayudó a Wonwoo a colocar la bolsa colgada en el poste para que goteara constante en el momento en que sedaran a Mingyu. Seungcheol ya tenía la jeringa con el sedante, lo bastante potente para dormir a una criatura del tamaño del lobo.

—Bien —Wonwoo estiró la mano y le pidió la jeringa a Seungcheol, el cual se la dió—. Caerá dormido y tendremos que mover su cuerpo a la cama.

—¿Estás seguro? ¿No la romperá con su peso? —preguntó Hansol, mirando al lobo con ojos precavidos. Sabía que era Mingyu, pero era algo impresionante verlo en esa forma que lucía tan peligrosa.

Era una bestia muy grande e imponente, y Minghao, aún viéndose pequeño a su lado, no tenía miedo de la cercanía que tenía con él. Al contrario, parecía tan tranquilo como cualquier humano acariciando a un cachorro.

Pero los ángeles tenían pocos miedos y un hombre lobo no era parte de ellos.

—Esas cosas son muy resistentes, créeme —respondió Wonwoo, acercándose al otro lado de la habitación donde estaban Minghao y su hermano.

—¿Qué has hecho para probar tu punto? —dijo Hansol, con genuina curiosidad.

Wonwoo rodó los ojos, deteniéndose para responderle, gesticulando con la mano libre.

—Mingyu sólo pesa unos trescientos kilos en su forma de lobo, no romperá la cama. Y si la rompe, no pasa nada.

—Cierto, le traemos otra y ya —dijo Seungcheol, con los brazos cruzados sobre el fornido pecho. Por una razón Wonwoo le pedía ayuda a él. Podía poseer fuerza sobrenatural siendo mitad demonio, pero Seungcheol estaba hecho como un tanque y era un simple mortal.

El cazador se acercó lentamente al lobo, pero la bestia enseguida emitió un gruñido gutural, deteniendo a Wonwoo y erizando la piel de los dos humanos. Junhui, cerca de la puerta, se mantuvo tan apacible como el otro ángel.

Wonwoo pasó saliva, con la jeringa en alto y ojos atentos en los ámbar de su hermano menor. El lobo lo veía como una amenaza, no sería tan fácil acercarse a él.

Entonces Minghao se giró para ver a Mingyu directamente y habló en una lengua que les pareció ajena a todos ellos, pero que detuvo el gruñido de la bestia de inmediato.

En la Ciudad de la Furia (WonHui/GyuHao/SeokSoo)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora