32. 𝐏𝐬𝐚𝐥𝐦 𝐗𝐂𝐈:𝟏𝟏

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«Pues mandará a sus ángeles por ti,para que te guarden en todos tus caminos»

Salmos 91:11


Fueron hacia la sede y ya no pudieron seguir hablando acerca de la revelación que les dieron los ángeles de sus verdaderos padres.

Ambos hermanos tenían muchas preguntas y dudas, muchas cosas en que pensar y de qué hablar. Toda su perspectiva de su identidad cambiaba con la verdad revelada ante ellos.

Wonwoo fue con Junhui en su auto y Mingyu en la moto, obsequiándole por fin a Minghao su casco decorado con un Kermit el cual le prometió.

Se lo colocó con una sonrisa y el ángel llevó su peluche de Kermit que también fue un regalo, agradeciendo a Mingyu que a pesar de haber recibido semejantes noticias de su naturaleza de hombre lobo, seguía preocupándose por los demás, en especial por él.

"No perdió su bondad, ser una bestia no le quitó su corazón tan grande," pensó el ángel, sujeto a Mingyu que manejaba por Yabbay City, con su cielo nublado y su llovizna, los dos cerros y la montaña verde, los tres protectores de la ciudad donde se encontraba la sede.

Cuando llegaron, por fin los ángeles pudieron insertar sus medallas de San Benito en las indentaciones de las puertas del elevador en forma de escorpio. Por fin los trece espacios estaban ocupados.

Bajaron en el elevador en silencio todo el recorrido. Más que incómodo, era necesario. Los ángeles por su parte podían escuchar los pensamientos erráticos e incesantes de los cazadores, que ni siquiera podían entender hasta qué punto los afectaba todo aquello.

Joshua era la prioridad. Siempre que el exorcista necesitaba algo de los cazadores, ellos estaban ahí.

Bajaron y entraron a la sede y Joshua ya los esperaba en la Sala Principal, con Seokmin a su lado. También se encontraban Jeonghan y Seungcheol, este último asintiendo a lo que el exorcista decía.

Al ver a los cazadores y los ángeles, la atención de los cuatro fue para ellos. Joshua notó que los hermanos parecían más serios de lo normal, sobre todo en la expresión de Mingyu que siempre tenía una sonrisa carismática para todos.

—¿Entonces? ¿Sucedió otro ataque demoníaco del cual tengamos que encargarnos? —preguntó Wonwoo, llegando con ellos y cruzándose de brazos.

—Nada de eso —dijo Joshua, imitando la misma postura que el cazador azabache—. Seré directo: El Vaticano solicita la presencia de uno de los ángeles y quieren que yo viaje a Roma con uno de ellos.

Wonwoo frunció el ceño y Mingyu negó con la cabeza de forma inmediata.

—¿Y para qué el Vaticano quiere ver a los ángeles? —preguntó el mayor, sintiéndose receloso enseguida, mirando a Junhui de reojo que se mantuvo tan sereno como siempre, al igual que Minghao.

—Porque le quieren hacer unas preguntas con sentido teológico y dar su aprobación oficial de su pertenencia en el Oculi Dei.

Tenía sentido y Wonwoo pensó que el Vaticano ya se había tardado. Eran la autoridad más grande de la Iglesia Católica y sabía que tarde o temprano algo así ocurriría, pero la idea no era de su agrado.

Si tan sólo supieran que Junhui y Minghao no eran simples ángeles sino serafines, los segundos a Dios y seres celestiales de mayor jerarquía.

—Y nosotros vamos a ir con ellos, ¿verdad? —dijo Mingyu, que no estaba contento con que los ángeles fueran a ese lugar a ser estudiados como objetos o interrogados al respecto de sus naturalezas angélicas.

En la Ciudad de la Furia (WonHui/GyuHao/SeokSoo)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora