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—¿Ves que no era tan difícil? —Solte abruptamente la camiseta de aquel individuo, provocando que cayera de golpe en el suelo.

Lamí las yemas del dedo pulgar e índice, comenzando a contar uno a uno los billetes.

—Ahí está tu dinero, ya lárgate —dijo entre tartamudeos.

—Yo no me iré de aquí hasta corroborar que me has dado toda la cantidad que me debías, así que si piensas que puedes haber cometido un error de cálculos, será mejor que lo enmendes ahora.

Lo vi de reojo mientras seguía contando los billetes.

—A-aquí tienes —me extendió otro manojo.

—¡Muy bien! Todos podemos tener errores. —Tomé lo que me extendía y seguí con mi numeración, finalmente termine aquella sucesión, y la cantidad era correcta. —Me retiro, nuestra cuenta ya no está pendiente. Si en un futuro necesitas de mis servicios de nuevo, ya sabes que lo mejor es pagar inmediatamente para evitar este tipo de situaciones, y sobre todo que no se acumulen los intereses.

Deje a aquel chico ahí tirado y salí de la bodega abandonada, ya un poco más lejos de ahí sople mis nudillos debido al ardor en ellos. Si que tenía la cara dura el malnacido. Saque el teléfono de mi bolsillo cuando comenzó a sonar, el que estaba sonando era el que ocupaba para el "trabajo", por lo que conteste sin más.

—¿Hablo con Omori?

—Ella habla, ¿en qué puedo ayudarte?

—Yo... Necesito ayuda con un trabajo, me dijeron que tú podrías auxiliarme —rasque mi mentón.

—Depende, dame los detalles, y si no hay problema alguno yo te daré la cuota a pagar y las condiciones.

• • •

—Hola, Atsuko —me sonrió de forma sutil mientras se sentaba.

—Kazutora. ¿Cómo has estado?

—No me puedo quejar —se encogió de hombros. —¿Por qué está vez no vienes con Baji?

—Nuestros horarios no coincidían el día de hoy, así que cada quien vendría por su parte.

—Entiendo.

—Te ves diferente, —escanee su rostro —más calmado tal vez, no lo sé, pero tu aura es muy distinta.

—Sí, me siento más tranquilo y en paz conmigo mismo... Mikey me ha perdonado, y... dijo que yo siempre seré parte de la ToMan —sus ojos se cristalizaron un poco. —Fue quitarme un gran peso de encima —limpio con el dorso de sus manos sus ojos.

—Es bueno saber eso Tora.

Coloque la palma de mi mano sobre el cristal que nos dividía, él también puso su palma detrás de la mía, dejándolas a la misma altura.

—Más te vale tener buen comportamiento para que te dejen salir antes.

—Esta ocasión será la última en la que tendrás que estar viniendo a la cárcel a verme.

—Más te vale, ya hasta los guardias me conocen —ambos reímos un poco. —¿Cuando es la próxima visita presencial?

—¿Vendrás?

—Claro, no pienso perdermelo por nada, no por nada me pusiste como familiar. Y en caso que no me dejen pasar, no hay nada que unos billetes o el hablar con los policías que conozco bien aquí no arregle.

—Si no mal sé, falta aproximadamente un mes o mes y medio .

—Entiendo, vendré a verte Kazutora, te traeré algunas cosas también, ¿hay algo en específico que quieres que te traiga?

Perecedero. -Takashi Mitsuya-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora