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—Por favor no te tardes Takeo.

—No te preocupes. ¿Quieres que pase por Noboru?

—Así está bien, dijo que la mamá de uno de sus amigos lo traería.

—De acuerdo, me voy.

Una vez se escuchó el cerrar de la puerta me permiti observar a mi alrededor, sentía raro estar completamente sola en casa. ¿Así se sentían mis hermanos cuando yo me iba?

Borre aquel pensamiento de mi cabeza y comencé a realizar labores de la casa que tenía pendientes, lavar la ropa, limpiar la casa y los platos sucios, doblar la ropa y todo ese tipo de cosas. Cuando termine esas actividades tome asiento en el comedor para poder realizar la tarea de la escuela, estaba a punto de terminarla cuando escuché que tocaban la puerta de manera violenta.

—Maldita sea Baji... —dije entre dientes.

Cuando comprobé que era él y abrí la puerta, paso como si esta fuera su casa de años.

—He traído comida.

Sus colmillos quedaron a la vista cuando sonrió alzando unas bolsas. Iba a cerrar la puerta pero alguien la sostuvo por fuera, me asomé con extrañeza y observé a aquel chico de cabellos rubios.

—Buenas tardes... —dijo con cierta pena.

—Él es Chifuyu.

—Lo sé, me lo llegaste a decir. ¿Qué hace aquí?

—¿No es obvio? Viene a comer también. Además, quiero que se hagan amigos.

Baji ya estaba revisando mi cocina con total confianza, lo más probable buscando los platos.

—Pasa, y cierra la puerta por favor. ¡Y tú! ¡Deja de desordenar la maldita cocina!

—¡No encuentro los platos!

—¡Sólo deja de desacomodar todo!

Llegué hasta él y lo empuje, provocando una risa de diversión de su parte.

—Que genio.

—Claro, cómo tú no eres el que ordena todo.

• • •

—Entonces... ¿eres la pareja de Mitsuya?

—No.

—Sí.

Baji y yo hablamos al mismo tiempo, al escuchar lo que dijo lo vi de mala manera mientras le di un pequeño tirón a su cabello.

—No somos pareja, Takashi y yo solamente somos amigos, no le hagas caso a lo que Baji dice.

—Ya hasta lo llamas Takashi —dijo de manera socarrona.

—¿A ti que te importa? —Decidí cambiar de tema. —Esta muy buena la comida, ¿dónde la compraste?

—Mi mamá la hizo, por eso vine, dijo que quería que te la trajera.

—Hubieras solo venido a dejar la comida.

—No.

—Eres un odioso.

—Sólo contigo.

Los tres seguimos comiendo en silencio, realizando comentarios muy de vez en cuando, me sentía un poco incómoda con la presencia del rubio ya que no lo conocía de nada, y no sabía si podría confiar en él para entablar una amistad. Observe el reloj de pared porque sentía que Noboru ya había tardado en llegar, y efectivamente, ya habían pasado más de 30 minutos desde que salió de la escuela y no se hacían más de 15 minutos del colegio a casa.

Perecedero. -Takashi Mitsuya-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora