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—Bien, les he dejado la cena lista —les hablé a mis hermanos mientras me quitaba el delantal.

—¿Llegaras muy tarde?

Me preguntó Noboru, abrazándose de mi pierna.

—Yo espero que no, es una simple reunión, así que supongo que no demorará mucho. —Tomé en brazos al menor y le llene la cara de besos.

Como respuesta obtuve sus risas, ese simple acto pudo elevar mi serotonina, bendito sea.

—Más te vale llamarme si algo ocurre, ya me has dado bastantes sustos.

—Por supuesto, cualquier cosa te avisaré —justo se escuchó que tocaban la puerta. —Ese es mi llamado, me voy chicos —camine hasta el sillón donde estaba Takeo y senté a su lado al menor, me despedí de ambos con un beso en la frente. —Portense bien mis niños.

—Que sí, mamá —la burla era notoria en su dicción.

Me reí por su tono y abandone la casa, fuera me esperaba Takashi, recargado sobre su motocicleta, esperando pacientemente por mí.

—Hola, Takashi.

—Atsuko —me sonrió mientras se acercaba a mí.

—Vaya, que lindo uniforme, no había podido prestarle mucha atención. —Cambie de tema cuando su cercanía me hizo sentir nerviosa.

—¿Ah sí? Pues para tu sorpresa, los uniformes los hago yo. Bueno, hice los uniformes de los altos mandos, y la última vez el de Takemicchi.

—¿Qué? Debes estar bromeando.

Su risa era muy linda. —Te dije que soy muy buen costurero, y no solo eso, sino también diseñador.

Lo sujete del brazo y comencé a evaluar con asombro cada uno de los detalles.

—Es increíble, haces un trabajo genial, Takashi. —No pude evitar sonreírle con emoción, estaba fascinada por su trabajo.

—Yo... —su rostro mostraba cierta vergüenza. —Gracias... —me sonrió a labios cerrados, fue una expresión que mostraba la más genuina sinceridad.

Nos quedamos en silencio unos segundos, observandonos a los ojos, simplemente sumidos en la situación.

Tosi al percartarme que ya llevábamos cierto tiempo en ese estado.

—Creo que va siendo hora de irnos, no querrás llegar tarde a la junta, eres un elemento importante —golpeé juguetonamente su hombro.

—Tienes razón, andando.

Nos subimos a su motocicleta para finalmente emprender el viaje, en cuanto llegamos al lugar había demasiadas motos parqueadas, y debido a que la reunión aún no comenzaba los miembros de la pandilla estaban aglomerados por los alrededores, la mayoría de ellos conversando o pasando su rato con lo que supuse serían sus novias.

—Pues aún así llegamos temprano —apago el motor de su vehículo y yo bajé de una vez, quitándome el casco y sacudiendo mi cabeza con brusquedad. Lo escuché reír por eso. —¿Qué haces?

—Odio que el casco me deje el cabello todo aplastado, se me ve fatal —con mis manos seguí sacudiendo el cabello, intentando darle forma.

—Atsuko, —volteé a verlo —te ves muy linda.

Llevo para atrás algunas hebras que cubrían mi rostro, me sentí ruborizar; su acción fue hecha con total parsimonia y en todo ese rato sus amatistas no pararon de mirarme. Le sonreí con pena.

—¡Omori! —Baji grito mi nombre a lo lejos mientras iba acercándose poco a poco, venía acompañado de Chifuyu y Takemichi. —No pensé verte por aquí.

Perecedero. -Takashi Mitsuya-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora