𝙀𝙥𝙞́𝙜𝙧𝙖𝙛𝙚.

2.6K 151 4
                                    

—Maldición...

Se quejo la fémina al tiempo que su rostro se desfiguraba en una mueca de dolor. Su cuerpo entero dolía a pesar de sentirlo entumecido, todas las heridas y hematomas punzaban torturosamente en su piel. Con pesar y lentitud su espalda se fue deslizando por el tronco de aquel árbol.

De sus labios salió un suspiro de alivio al finalmente encontrarse sentada, durante unos segundos sus ojos contemplaron el cielo nocturno y la tenue iluminación que brindaba aquel parque. Cerró sus ojos mientras intentaba inhalar y exhalar lentamente para probar si funcionaba en aminorar el dolor, pero aquello simplemente le funcionó como distracción.

—¿Necesitas ayuda?

La chica abrió sus ojos al notar que la luz nocturna y artificial era cubierta ligeramente ante sus ojos, además de que la voz que resonó en el solitario lugar capto su atención.

—Yo... Estoy bien, no te preocupes. —Intentó sonreír para que el extraño le creyera, lo único que salió de sus labios fue una mueca.

—Pues no lo parece. —El varón de hebras lilas hablaba con tranquilidad mientras sostenía una bolsa de plástico en su mano izquierda. Ciertamente ver a una chica completamente abatida a mitad de la noche no era algo de su día a día; quería ayudarla, pero de igual manera sabía que ella no se fiaría de cualquier persona simplemente porque decía tener la intención de auxiliarla. —Soy Mitsuya Takashi, un gusto.

Con aquella acción él esperaba poder brindarle un poco de confianza a la chica, pero la fémina no entendió el por qué de su actuar, y su extrañeza se vio reflejada en sus facciones. Finalmente después de unos cuantos segundos de silencio, en los cuales Mitsuya permaneció con la mano estirada en dirección a la desconocida; ella relajo su rostro al entender la situación en la que se veía envuelta.

—Omori Atsuko. Lamento no aceptar tu mano, pero como podrás ver estoy indispuesta en este momento.

Takashi inspeccionó mejor a la chica frente a él, Atsuko sostenía con una mano su estómago mientras con un trozo de tela cubría su nariz, aquel pedazo de ropa pertenecía a su playera, la cual estaba rota de una zona de la parte inferior. Realmente su estado era horripilante, sus ropajes estaban sucios tanto de tierra y sangre, su rostro y brazos exhibían moretones y raspaduras de las cuales brotaba sangre, alguna de esa sangre ya seca.

Mitsuya no dudaba de que el resto de su cuerpo se encontrara en igual estado o peor.

—Iré a buscar cosas para poder curarte aunque sea un poco. ¿O prefieres ir al hospital?

—No es necesario ir al hospital, luce más grave de lo que realmente es.

—De acuerdo, no tardo, espera aquí.

—Aunque quisiera realmente no puedo moverme demasiado —esas palabras le provocaron una ligera risa al pelilila, Atsuko al escucharlo reír no pudo evitar esbozar una sonrisa.

—No tardaré. —Se retiró sin agregar nada más.

—Tómate tu tiempo —dijo relajadamente mientras miraba al cielo.

Atsuko desde un comienzo no creyó que él la fuera a ayudar, así que no tenía esperanzas de que regresara. Simplemente se mantuvo en ese lugar durante largos minutos a la espera de sentirse mejor para poder retirarse de ahí. Volvió a cerrar sus ojos intentando descansar, pero al igual que la primera vez la misma voz la hizo reaccionar.

—Disculpa la tardanza. No encontraba alguna farmacia abierta, tuve que ir un poco más lejos para hallar una.

En silencio el de mirada amatista se agacho frente a Omori para comenzar con las curaciones, sus movimientos eran tan delicados y gentiles que al instante Atsuko se sintió comoda ante su presencia y tacto. Tras unos cuantos minutos finalmente atendió todas las heridas visibles.

—Y... hemos terminado —finalizó al colocar un pedazo de papel en el orificio nasal que aún goteaba ligeramente.

—Gracias... —Ahora iba la parte para la que siempre la buscaban, al fin y al cabo nada era gratis. Así que la fémina iba a terminar todo rápidamente. —¿Cuánto te debo?

Las cejas de Mitsuya se fruncieron en confusión.

—¿Deberme? ¿De qué hablas?

—Dejemos de fingir y terminemos esto rápidamente. ¿Cuánto dinero quieres a cambio por tu ayuda?

—No es necesario, no lo hacía por eso.

—¿Y por qué más lo harías?

Atsuko estaba acostumbrada a que las personas buscaran proximidad en ella para obtener el beneficio de su habilidad de adquirir dinero; o también simplemente iban con la intención de chantajearla para tener una parte del dinero que poseía, pero ella no era tonta ni ingenua y siempre terminaba deshaciéndose rápido de aquellas personas.

—No lo sé, tal vez simplemente quería ayudarte —hablo con ironia.

—Bien, con que tenemos esas —Takashi apartó la mirada apenado cuando la noto adentrar su mano al sujetador. —Esto debe ser suficiente.

Le extendió unos cuantos fajos de billetes, sonrio con triunfo al verlo acercar la mano, pero aquella sonrisa se borro al ver que su mano fue alejada con gentileza.

—He dicho que no es necesario, mi plan no era obtener algo a cambio. —Una pequeña sonrisa a labios cerrados fue dirigida a la fémina.

En aquel instante, por primera vez Atsuko sentía una calidez en su corazón después de tanto tiempo. Y sin que ella lo supiera, aquel instante marcaba el comienzo de algo nuevo en su vida.

Perecedero. -Takashi Mitsuya-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora