03

827 82 0
                                    

—Hola de nuevo, Kazutora.

Él respondió a mi saludo con un movimiento de cabeza al tiempo que tomaba asiento frente mío. Lo note fruncir el ceño cuando miró con reparo mi rostro.

—¿Qué te paso?

—Oh... Paso en la pandilla.

Arqueo su entrecejo confundido. —¿Tuvieron una pelea? ¿No se supone que sabes defenderte?

—Pues sí. Pero como imagino que ya sabrás nuestro líder ha muerto, y Masato ha aprovechado para echarme de la pandilla y debido a nuevas reglas —hice comillas con mis dedos al mencionar la última palabra. —Todos los miembros me golpearon en conjunto para que yo quede oficialmente fuera, así que no pude hacer demasiado.

Kazutora se acomodo mejor en su asiento, mirándome con atención.

—¿Eso quiere decir que ya no formas parte de una pandilla? —Solamente asentí con la cabeza. —Entonces será más fácil de lo que pensé...

Murmuró lo otro, a penas y logre escucharlo con dificultad. Decidí no prestarle atención a eso.

—¿Y no estás emocionado porque ya casi sales?

—Claro —sonrió. —Tengo planeadas ciertas cosas.

—¿En serio? ¿Y qué es?

—Te lo diré con el tiempo.

—De acuerdo... —El solamente verle emocionado por eso me hacia feliz a mí también. —Sea lo que sea que planees, te ayudaré.

—Ya lo creo. —Volvió a sonreírme contento, aquella acción me hacia feliz ya que tenía tiempo que no lo veía comportarse de esa manera conmigo.

• • •

Lo único bueno de no pertenecer a una pandilla por el momento era que podía pasar más tiempo con mis hermanos. Justo ahora Takeo y yo estábamos esperando a que Noboru saliera del colegio, no transcurrió mucho tiempo cuando resonó la campana y a los pocos minutos los infantes comenzaron a salir, mi hermano pequeño logro verse entre la multitud y cuando nos divisó fue corriendo hasta ambos con emoción, saltando a los brazos de Takeo.

—Hola pequeño, ¿cómo estuvo tu día? —Le pregunté mientras despeinaba sus cabellos.

—Estuvo bien —se giro hasta mí para extender sus brazos, indicando que quería que lo cargara, Takeo le dio un beso antes de pasármelo a mí. —Fue divertido, coloreamos un dibujo, ¡y la maestra me dijo que hice un gran trabajo al no salirme de las líneas, hasta me dio una estrellita! —señalo con su dedo la calcomanía que estaba en su frente.

—Eso es maravilloso, sigue así.

En nuestro camino a casa el menor de mis hermanos siguió contándonos sobre su día, hasta que cayo dormido sobre mi hombro. Fue entonces que Takeo comenzó a hablar.

—El tres de agosto habrá un festival.

—Justo es mañana —una ligera mueca de molestia me invadió.

—Bueno, permíteme corregirme. Mañana habrá un festival.

—Pudiste avisarme con más tiempo, pero considerando que ahora tengo más tiempo libre no hay problema, ¿quieres que vayamos? —me giré a verlo mientras seguíamos caminando.

—Sí. Bueno no.

—Decídete.

—Más bien quería decirte que iré con mis amigos, sólo quería que lo supieras. Mejor te lo comento ahora antes de que me olvide.

Perecedero. -Takashi Mitsuya-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora