Perecedero. -Takashi Mitsuya-

25

—Ya casi llega la fecha para las visitas presenciales —sonreí en grande hacia Kazutora.

—Lo sé, ciertamente estoy emocionado, ¿Baji vendrá contigo?

—No lo sé, no hemos hablado de ello, se supone que solamente la familia puede entrar, pero sé que él hará un escándalo si no averiguamos la forma para que pueda entrar también, así que es muy probable que venga.

Sus ojos analizaron mi silueta y sonrió ligeramente. —Te ves muy linda, ¿irás al santuario?

—Sí, iré con Noboru y Takeo, yo... me veré con Takashi allá.

Arqueó de manera sutil su ceja. —¿Con Mitsuya?

—Sí... Bueno, oficialmente somos pareja.

Su semblante era uno de genuino asombro. —Vaya, Baji me había mencionado algo al respecto, pero no estaba seguro de si creerle ya que desde antes de que me encarcelaran otra vez siempre bromeaba sobre eso. —Al notar mi gesto expectante continúo. —Me alegra que por fin hayas encontrado alguien que te ame, pensé que te quedarías sola toda tu vida —ambos reímos por sus palabras.

—Tú eres el menos indicado para decir eso, que hasta la fecha nunca has tenido pareja, a no ser que ahí dentro las cosas hayan cambiado.

—Vete al demonio —me mostró el dedo mientras reía. Era demasiado gratificante ver qué nuestra relación volvía a ser lo que fue hace tiempo. —Ya, pero hablando en serio, me alegro mucho por ti Atsuko, mereces ser feliz, y si él decide arruinarlo de alguna manera dímelo y saldré para apalearlo a golpes.

—Lo tendré en cuenta.

Después de algunos minutos de charla el tiempo estipulado para las visitas se terminó, por lo que tuvimos que despedirnos, al salir del lugar mis hermanos ya me esperaban para poder ir al santuario. Conforme íbamos avanzando el atardecer se fue viendo suplantado por los tonos oscuros del anochecer, y de igual forma acorde nos acercábamos al santuario veíamos más gente con los vestuarios respectivos.

—¡Atsuko! —Gritaron Mana y Luna al verme, corrieron hasta mí y se abrazaron a mis piernas. —¡Te ves muy linda!

—Muchas gracias preciosas, ustedes también lucen fantásticas. ¿Fue su hermano quién las peino?

—¡Sí!

—Pues hizo un gran trabajo. —Takashi nos observaba a cierta distancia, acompañado de los hermanos Shiba. —Vengan lindas, vamos con su hermano —cada una se sostuvo de una de mis manos y nos dirigimos hasta los ya mencionados. —Hola a todos, lamentamos la demora, fue una larga caminata.

—Te dije que podía pasar por ustedes.

—Claro, ¿y cómo lo habrías hecho? Somos tres, además que tú también tenías que venir con tus hermanas, no habría sido lo más prudente.

—Sólo decía —libero una pequeña risa.

—Hola, Hakkai —al dirigirme a él su mirada permaneció fija en otro punto, y su cuerpo se mantenía en una postura estática, parecía que estaba en cualquier otro lado menos aquí. —Cierto, olvide ese detalle, bueno, aún así hola Hakkai, espero que estés bien. Hola Yuzuha, ¿ya están recuperados? —está vez me dirigí a la fémina.