Perecedero. -Takashi Mitsuya-

29

Estaba caminando de regreso a casa, mi mirada permanecía perdida en el asfalto, recapitulando todo lo que había ocurrido hace tan solo unos días. Takashi y yo seguíamos "peleados", suspiré mientras llevaba mis manos a mi rostro y lo frotaba con frustración, aunque esa acción no duró demasiado cuando aleje de golpe mis palmas por haber sentido el dolor de mis heridas.

Recientemente en una de las tareas que me daba Kisaki tuve que pelear con algunas personas, y evidentemente no salí ilesa. Mordí de manera pensativa la uña de mi dedo pulgar, mire la hora en mi teléfono y me arme de valor, iría a la escuela de mi novio para solucionar todo, él siempre buscaba que no tuviéramos problemas y así, y si él era el que está vez no mantenía contacto conmigo es porque realmente estaba molesto conmigo.

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Me encontraba de pie frente a la puerta del taller de costura, se escuchaba algo de ruido dentro y sentí mis manos sudar de nerviosismo, sacudí la cabeza para despejar las malas ideas y limpie mis palmas en mi falda antes de tocar la puerta.

—Hola, ¿qué necesitas? —Se asomo por la puerta una chica de cabello oscuro y flequillo.

—Yo... Vengo a buscar a Mitsuya, ¿se encuentra aquí? —Sin darme cuenta ya estaba acomodando mis hebras, queriendo lucir peinada.

La fémina frunció el ceño, mirándome con cierta duda. —¿Quién lo busca?

—Omori, Omori Atsuko.

Su expresión cambio inmediatamente y me sonrió con amabilidad y algo de emoción. Salió del club y me sujeto del antebrazo mientras me llevaba adentro. —Dios, perdona si me comporte grosera, pensé que eras otra de esas chicas que vienen porque tienen algún flechazo con él —Ante sus palabras ahora fui yo la que frunció el entrecejo. —No me mal entiendas, él siempre ha sido muy claro con que tiene novia, pero algunas chicas de la escuela no pueden evitar intentarlo, al fin y al cabo el presidente es atractivo y el hecho de que sea el que lidera el club de costura le da un plus. —Iba a hablar, pero ella no me dio tiempo al colocarme en el centro del aula. —¡Chicas, por fin ha venido, es la novia del presidente!

Todas se levantaron con emoción y se acercaron a mí, rodeandome mientras me llenaban de preguntas. Mi mueca era de cierta incomodidad, no estaba acostumbrada a recibir tanta atención de golpe, miré lo extenso del lugar para buscar a Takashi, pero parecía ser que no estaba aquí.

—¿Por qué hay tanto ruido? Las dejé trabajando chicas. —Todas miramos la puerta en cuanto una voz diferente se hizo oír, Mitsuya estaba de pie en ella y finalmente sus amatistas se detuvieron en mí. —Atsuko, ¿por qué estás aquí?

Todas nos miraban atentamente, eso me hizo escogerme en mi sitio.

—Quería hablar contigo...

Al notar mi estado él aplaudió llamando la atención de las mujeres.

—Vamos todas, sigan con sus actividades. —Camino hasta mí y me sujeto suavemente por la mano. —Cuando vuelva quiero ver avances o no les prestaré a mi chica la próxima vez.

Sentí mis mejillas sonrojarse un poco por la forma en que me llamo, por suerte él no noto eso. Su agarre en mi mano permaneció mientras me sacaba del aula y me llevaba a un punto más privado para hablar.

—Takashi...

—Ay, Atsuko —Me miro con cierta tristeza y lamento mientras rozaba sus dedos sobre mi rostro, reparando en mis heridas, su toque se sentía tan suave y lento que me producía un ligero cosquilleo. —¿Qué le pasó a tu cara, linda?

No pude evitar sonreír por su preocupación y sujete sus mejillas entre mis manos para acercarlo a mí en un beso, él tardo un poco en corresponder, pero finalmente coloco sus manos en mi cintura y me acerco más a él, cuando nos separamos del beso sonreí un poco.