10.

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CAPÍTULO 10.
EXPLOTAR

EXPLOTAR✨

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La Fuerza de Irisdy estaba totalmente fuera de control seis meses más tarde. Había perdido la cuenta de cuál había sido la última vez que había podido dormir bien; meditar le era imposible y su mente estaba en constante preocupación todo el tiempo. Algunos en el Templo habían empezado a darse cuenta de que algo no estaba bien en ella; Amaris la observaba de reojo con el ceño fruncido, e incluso Yoda la había parado un día por el pasillo para señalarle intrigado que su Fuerza estaba patas arriba. No hacía falta que nadie se lo dijera.

Su permanente estrés le estaba verdaderamente afectando a su sistema nervioso. Además de no poder dormir, la chica de catorce años empezaba a tener problemas con la comida; su cuerpo se sentía tan mal, y estaba tan inquieta y nerviosa, que a veces se le revolvía el estómago sólo con verla. Había adquirido un permanente tic nervioso –mordisquearse el interior de la mejilla con fuerza y mover su pie de forma constante cuando estaba sentada–; verdaderamente, Irisdy casi ni se reconocía a sí misma. Siempre había sido una niña relativamente tranquila, conectada con la Fuerza y soñadora, optimista y paciente; esa niña parecía haber sido enterrada a causa de su maestro.

Era sólo cuestión de tiempo que la angustiada padawan explotara. Y explotó. Ocurrió en una noche más en la que su maestro claramente iba a por lo que quería y ella, como siempre, trataba inútilmente de resistirle y detenerle. Él intentó manipularla como siempre; diciéndole que sabía que no le haría daño, que todo sería placentero para ella, que por qué resistirse si lo iban a acabar disfrutando ambos. Le halagaba y le regalaba las orejas; susurrándole lo orgulloso que estaba de ella. Y luego, cuando la chica se cerraba más en banda, su tono se afilaba; que le necesitaba como maestro tanto como él le necesitaba a ella, que si quería convertirse en un caballero o maestro Jedi debía seguir aprendiendo de él, que quizás con su ayuda algún día ocupara también un puesto en el Alto Consejo. No podría describírselo a nadie; la forma en que usaba sus palabras y emociones para manipularla, disimulada pero constante y efectiva, le revolvía el cerebro y jugaba con su cabeza. Luego, cuando estaba sola, era más sencillo verlo todo de forma más objetiva; pero allí, bajo sus manos y la opresión de su Fuerza oscura, era imposible resistirse durante mucho tiempo.

Aquella noche, sin embargo, estalló ante su lío de emociones negativas inestables y su desbordante pánico.

- ¡Basta! - explotó entre lágrimas silenciosas, sintiendo cómo algo dentro de ella se desbordaba y se liberaba y contemplando con sorpresa cómo Reeves era empujado contra la pared por una fuerza invisible, su Fuerza.

Sus ojos oscuros reflejaron su asombro también durante los pocos segundos que le llevó procesar lo que acababa de hacerle. Se aproximó a ella caminando lentamente cuando fue liberado, la oscuridad en él creciendo y ensombreciendo su rostro.

La teoría del vínculo [OBI-WAN KENOBI]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora