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CAPÍTULO 33.
DEMOSTRACIONES

DEMOSTRACIONES✨

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Irisdy despertó e inmediatamente sintió una inmesa satisfacción y alegría. Su cuerpo estaba cubriendo el de Obi-Wan como si fuera una manta propia; la cabeza apoyada en su pecho bajo su barbilla y sus brazos y piernas rodeándolo como una araña. La respiración suave del hombre empujaba contra su coronilla, y sus grandes manos estaban colocadas suavemente sobre su espalda y su cintura; llenándola de una sensación reconfortante y cálida. Irisdy despegó el rostro de la tela de su jersey y miró hacia arriba; el hombre tenía los ojos cerrados y la boca levemente abierta, en completa paz. Se deslizó un poco hacia arriba para dejarle pequeños besos afectuosos por el rostro, sintiéndose inusualmente contenta.

- Buenos días, amor - susurró.

Las manos de Obi-Wan se aferraron cuidadosamente sobre su cuerpo al despertar y parpadeó somnoliento dejando escapar un sonido de su garganta.

- Mm... Buenos días, Iris - le sonrió desperezándose, y la envolvió más contra su cuerpo suspirando - La mejor mañana en mucho tiempo, sin duda.

Los dos se miraron con dulzura y cariño, intercambiando un pequeño beso en los labios antes de ayudarse mútuamente a ponerse de pie y prepararse algo de desayuno. Irisdy lo abrazó por la espalda mientras él trabajaba y apoyó la barbilla en su hombro en una escena extrañamente doméstica para un refugio entre las rocas como en el que estaban.

- ¿Cuál es tu nombre falso? - preguntó curiosa, sabiendo que debía tener uno.

Obi-Wan sonrió entretenido, girándose hacia ella para dejarle un rápido beso sobre su nariz. El hombre se veía aún más guapo cuando sonreía.

- Ben - contestó, su voz algo ronca y suave al mismo tiempo, enviando una sonrisa dulce al rostro de ella - ¿Y el tuyo?

- Sol - indicó, sonriendo divertida - Se ve que no nos hemos complicado demasiado.

Él rió suavemente, y ambos tomaron asiento en el suelo uno frente al otro. Desayunaron haciendo charla banal y mirándose y rozándose las manos y las piernas con cariño. Después, Irisdy decidió que era momento de lavarse; se sentía sucia y con el cabello enredadísimo. Obi-Wan salió al exterior a darle algo de comer al eopie para dejarle algo de privacidad; y ella se frotó el cuerpo con un trapo viejo y la barra de jabón, usando la taza para echarse agua por la cabeza y volviendo a sentirse relativamente limpia después de varios minutos. Se secó con una de las mantas y luego la tendió en una roca para que se secara; usando una de las mudas limpias de Obi-Wan para cambiarse. Los pantalones le quedaban especialmente grandes; pero la chica remetió los bajos por dentro de sus botas negras y luego lo ajustó a sus muslos con los dos cinturones de sus blásters –que seguían bajo la cama–. Se asomó a la entrada de la cueva para avisar a Obi-Wan de que ya había terminado.

La teoría del vínculo [OBI-WAN KENOBI]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora