11.

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CAPÍTULO 11.
CONSECUENCIAS

CONSECUENCIAS✨

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Todos los actos, incluso los que se hacen por necesidad y defensa propia, tienen consecuencias. Irisdy aguardaba las suyas con una extraña paciencia, esperando a que el Alto Consejo decidiera el curso de su vida; sentada junto a Amaris fuera de la sala de reuniones. Estaba tan exhausta, se sentía tan perdida, tan rota, tan mal... Que a una gran parte de ella le daba igual.

Habían convocado una vista de emergencia. Todos los maestros del Alto Consejo habían sido llamados al Templo de Coruscant; y habían estado debatiendo lo sucedido ya durante horas. Reeves estaba dentro de dicha sala, siendo juzgado e interrogado, y también algunos testigos que había visto lo que ocurría en el pasillo o escuchado el sonido de los cristales rompiéndose o sus gritos.

Irisdy no quería imaginárselo. No quería pensar en las palabras que Reeves escupiría por su boca, no quería pensar en cómo describiría la situación al Consejo, no quería pensar en sus reacciones y las emociones que nadarían en sus ojos. No quería pensar en nada. Y tampoco en la oscuridad que se revolvía en su interior desde que había dado aquella orden ni las implicaciones que el uso de aquella clase de Fuerza podría tener para ella. No se sentía real, no se sentía ella misma.

- ¿Estás bien?

Fue una pregunta bastante ridícula. Irisdy no se molestó en contestarle, ni siquiera desvió sus cansados ojos verdes hacia su amiga. Amaris entendió que no quería hablar en absoluto y se quedó callada a su lado, respetando su silencio. Dos caballeros Jedi y un maestro las vigilaban a escasos metros.

La chica pudo sentir la angustia y la preocupación en la mente de la padawan. Se sentía sin energía, sin ganas, y no era capaz en aquel instante de colocar efectivamente sus barreras; de modo que todo, lo suyo y lo ajeno, estaba al descubierto. No se molestó en ocultarse cuando las puertas de la sala del Alto Consejo se abrieron y los Jedi que las resguardaban le ordenaron pasar hacia adelante. La mirada intranquila de Amaris la siguió hasta que desapareció por ellas.

Los guardias cerraron la entrada e Irisdy se quedó a solas y de pie frente al Alto Consejo. Reeves no estaba por ninguna parte; y con ese detalle comprobado, los músculos de la chica de catorce años se destensaron y la expresión ausente y rota volvió a adornar su rostro cansado.

Podía sentir la mirada de los maestros taladrándole el cerebro. Yoda, Windu, Ploo-Koon, Ki-Adi-Mundi, Yarael... Todos analizando cada una de sus reacciones y, sin duda, plenamente conscientes de la creciente oscuridad en su Fuerza.

Irisdy apenas escuchó palabra del maestro Windu exponiendo brevemente su caso y el destino de su agresor; aguardó con la mirada clavada en un punto fijo en el suelo y un torbellino de emociones revolviéndose por dentro de su cuerpo. Hizo oídos sordos a sus disimuladas disculpas, e ignoró la carga de conciencia de los Jedis del Consejo, un sentimiento amargo que denotaba que lamentaban no haber descubierto antes lo que pasaba en el propio Templo bajo sus narices; y se sintió empequeñecer más y más a medida que la vista avanzaba.

La teoría del vínculo [OBI-WAN KENOBI]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora