Prologo II

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Guie a Emi hacia una habitación pequeña, sin evitar pensar en cosas que no tenia que pensar, en esta habia una camilla para masajes y varias cremas y aceites. 

- Sacate la ropa de arriba y acostate boca abajo, intenta dejar los brazos colgando a los costados de la camilla.- no perdí ni un segundo de vista en cada movimiento que hacia, me estaba dando la espalda cuando se empezó a sacar la remera, los musculos de su espalda y brazos se tensaron en cada movimiento y sentí como mi boca empezó a salibar. Mis ojos quedaban por debajo de los omoplatos, literalmente soy bastante enana, su imponente altura es lo que más me llamaba la atención, no podia creer que estoy conociendo a una persona así de alta, con lo que me encantan encima. Tome capturas mentales para más tarde, mi cerebro no andaba, se bugueo mal, sus brazos tenían venas marcadas en él, tan fibrosos que dolia de solo verlos.

- Cali por favor, me haces poner nervioso. -pestañee más veces de lo normal para mirar su rostro. El cual me miraba con diversión. No me da vergüenza mostrar que me gusta, si no que él no se haga el boludo y me diga estas cosas. Simplemente decía lo que pensaba y ya está, no se hacía el lindo, si no que jugaba con la situación.

- Pero si no te estoy haciendo nada Dami, que perseguido que sos ehh. -lo moleste haciéndome la tonta, si no saben cómo camuflar su estupidez hagan chistes, me funciona la mayoría de las veces.- Deja de hablar pavadas y acostate, dale, se nos pasa la hora. - le indique cómo recostarse y mi mente no dejo pasar el hecho de que sus manos tocaban el suelo. Pero no es que lo rosaba, tenía sus manos apoyadas y no podía dejarlas flojas del todo. Fui y busque dos banquitos poniendolos a cada lado suyo, tome uno de sus brazos,mis manos se veían muy chiquitas agarrando sus extremidades ,y lo levante poniéndolo sobre uno de ellos. Él levanto su cabeza sin entender que hacía.- Pensé que te iba a incomodar estar tanto tiempo con las manos así. -hable tan bajito que casi ni yo me escuche. Dios, ni si quiera sé porque estoy siendo tan atenta, yo no soy así de servicial.

- Gracias. -fue lo único que exclamó y se volvió a acomodar en la camilla, hice lo mismo con su otro brazo y pase a ponerme unos aceites de hierbas en las manos. Me quedé unos minutos admirando cada músculo de su espalda, estoy bastante tonta con este hombre, nunca me sentí así, ¿Que tengo que hacer para que se me pase?

Primero roce la yema de mi dedo índice por el medio de su espalda, casi no lo estaba tocando, era solo sentir su piel apenas. Vi como su piel se puso de gallina, y no pude no sonreír, tuve un efecto en él.

Apoye completamente mis manos en sus hombros e hice una presión mínima con las palmas y luego con mis pulgares. Un gemido escapó de sus labios y me mordí para no decir nada. El calor que emanaba su cuerpo era impresionante, tan caliente que asusta. Su espalda es tal cual me imaginé, dura y suave a la vez. Fui bajando con movimientos circulares hasta el borde de su pantalón. Haciendo pequeñas presiones acá y allá.

- Estás lleno de nudos Damian, ¿Cómo hacías para moverte querido?

- Me dolía, pero si decía algo iban a pensar que era algo más grave y no me iban a dejar jugar. -su voz se escuchaba llena de placer y relajación.- ¿Tan buenas manos ibas a tener?

- Y eso que son solo masajes. -mis ojos se abrieron enormemente cuando me di cuenta que lo dije en voz alta. Su cuerpo empezó a temblar, se está riendo de mi el descarado. Presioné fuerte mis pulgares y se retorció en su lugar.

- Aayyy, Calo la puta madre. -se medio giro en la camilla y sus ojos de clavaron en los míos, su frente arrugada con dolor.- Maldita que sos.

- No es buena idea que te rías de mi cuando estás bajo mis manos. Tonto. -se volvió a acomodar de mala gana, que carácter dios.

Después de unos minutos en dónde solo se escuchaban sus ruiditos de placer y yo me los memorizaba para más tarde, decidí terminar los masajes en su espalda.

Fisioterapeuta por un día // Dibu Martinez (SSA #1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora