Capitulo 36

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Estamos acostados en la gran habitación de la casa de Emi. Sigo diciendo que es su casa por más que insista en que es de los dos. El mes pasado se compró una casa al fin luego de ir y venir con los abogados, son muy tediosos. 

Siento sus dedos hundirse en mi cabello dandome caricias suaves, su pecho subia y bajaba con tranquilidad, me trae recuerdos de lo que eramos en pleno mundial, tan melosos y cariñosos a pesar de todo. 

— ¿Y si tenemos un bebe? —su pregunta salio en el medio del silencio, abri mis ojos grande, con sorpresa y me incorpore apoyandome en su pecho. Sus ojos que estaban clavados en el techo, me miraron.— ¿Que?¿No te gusta la idea?—ahora él se sentó para estar mas cerca de mi. 

— No, obvio que me gusta. Pero pensa que vos estas en tu auge futbolistico y yo en el mio con mi carrera amor. Un bebé va a depender veinticuatro siete de mi, de vos. No es algo que se decide a la ligera. A parte, pensalo. ¿Mira si conoces a alguien que te guste mas que yo? Te vas a arrepentir de haber dado ese paso conmigo. —las sabanas volaron para destaparse, con bronca, y se paro a un lado de la cama buscando sus ojotas. Una vez que se las coloco tomo su campera de la silla y salió de la habitación dando un portaso. Mi cara seguro es una mueca horrible. No me gusta sentir esa sensación en el pecho cuando lo veo enojado conmigo, por suerte paso pocas veces. 

No dije nada malo, no lo insulte, creo que no lo ofendí. Entonces, ¿Qué pasó? Un bebé no es joda, hay que pensar todo con calma, con anticipación. Si es lo que quiere tiene que ponerse en mi lugar también, él vino como si nada a decir eso. 

No se confundan, yo jamas me negaria a tener un bebé con él, creo que un mini Damian es con lo que sueño todas las noches. Pero también pienso en él, en su carrera, en la mia. Yo tendria que dejar de trabajar cuando este de unos meses, y conociendolo no dejaria que trabaje desde el dia cero que se entere que estoy esperando un bebe suyo. 

Las horas pasan y Emiliano no vuelve, estoy sin uñas, pero mientras estoy haciendo unas donas que yo sé que le gustan. Mientras come seguramente me va a explicar porque se fue. Digo que va a llegar a comerlas, ¿Pero y si no? ¿Si esta con otra? 

Ay no Caeli, por dios. ¿Cómo carajo va a estar con otra? Si esta practicamente siempre conmigo. 

Tengo que ir al psicólogo, Emiliano es más centrado que yo en torno a sus sentimientos. 

Las llaves en la puerta me hace poner nerviosa mientras limpio las palmas de mis manos en el delantal que tengo puesto. Acomodo mi cabello y salgo a la sala, donde me encuentro con un Emiliano a punto de subir las escaleras, llevaba globos con helio atados a una caja de chocolates y en la otra mano un ramo de rosas. 

Carraspee mi garganta avisando de mi presencia y dio un salto en su lugar. 

— ¿Se puede saber donde estabas?—mis manos en jarra lo hicieron sonreir acercandose a mi, a lo que yo me puse más seria. Extendió el ramo de rosas y no pude evitar tomarlo para llevarlo a mi nariz hundiendo la cara en ese terciopelo con perfume exquisito. Cuando levante la vista él estaba sonriendo con las mejillas rojas, para darme los chocolates junto con los globos. 

— Perdón por irme así, me hiciste enojar con lo que dijiste boluda. ¿Cómo carajo voy a querer a alguien más? Llore por vos un poco más cuando me dijiste que estabas saliendo con alguien, deje a mi esposa de años porque me enamore de vos desde el primer dia Caeli. Me chupo un huevo que tu viejo quiera cagarme a trompadas, yo solo queria tenerte conmigo. Desde que te vi en esa sala de entrenamiento quede re tonto por tu culpa. ¿Y cuando empezaste a querer chamuyarme? Uff, no daba mas. En serio queria tenerte toda para mi. —no sé si calentarme o llorar por las cosas que me esta diciendo. Si estaba en el limbo de no saber si llorar o calentarme, esto se esfumo cuando lo vi meter su mano en el bolsillo de su campera y arrodillarse frente a mi. 

Solte todo lo que estaba sosteniendo y tape mi boca, empece a respirar rapido y mi cara esta caliente. Las lagrimas se acumularon en mis ojos, amagando con caerse de su lugar. 

— Capaz lo vez muy rapido, pero sin sonar como todos los de tik tok, siento que te conozco de toda la vida. Desde que te vi senti esa conexión que estoy seguro vos también la sentís. Te amo Caeli D'andrea, Te amo como no tenes idea. ¿Querés casarte conmigo? –y así abrió frente a mi una cajita azul de terciopelo, dejando ver un anillo plateado con una piedra tan sutil que me encantaba.

Me lance a su cuello sin prestar atención al anillo.

– Obvio que me quiero casar con vos Emiliano. –mi respuesta era cantada, sin dudarlo, como esa vez que me pidió irme a vivir con él a Inglaterra. Un si rotundo se interpuso en mi cabeza apenas salió la pregunta de su boca.

Se incorporo conmigo prendida a su cuello y me abrazó fuerte de la cintura haciéndonos girar. Su respiración caliente en mi cuello me hace dar escalofríos. De golpe me aleje de él y lo mire a los ojos sería.

– Espero no me lo estés pidiendo por el bebe. –su carcajada resonó en todas las esquinas de la sala. Me despegó de él como si pesara lo mismo que un peluche y me lanzó al sillón haciéndome reir.

– No Caeli, te lo estoy pidiendo porque te amo. Porque quiero estar atrás de tu orto todo el día sin sentir que vos no querés lo mismo. Quiero poder tocarte, besarte y amarte sabiendo que sos completamente mía. –con cada palabra se iba acercando como un depredador, apoyo sus manos en los costados de mi cabeza ahora mirándome de arriba. Su estómago quedaba a la altura de mi cabeza, mis ojos miraban hacia arriba, encontrandose con los suyos.– Sos mía desde el día que te vi Cali, cuando pase vergüenza diciendo esas cosas adelante tuyo como si vos no supieras hablar español, ya exponiéndome desde el primer minuto. Sos mía desde que te bese por primera vez, desde ese momento sos mía. Y yo, Caeli D'andrea, yo soy tuyo desde que me miraste sin disimulo desde el primer momento. Desde que me llamaste Damián y yo me calenté sin esperarlo. Soy tuyo desde siempre amor. Y deseo que seamos nuestros para siempre.

Las lágrimas a ese punto caían por los laterales de mis ojos, perdiéndose en la tela del sillón, mi pecho no deja de hipar con cada palabra salida de su boca, es el hombre que amo definitivamente. Tantos años sola, sin esperar nada de nadie, para que él llegue y rompa todas esas barreras que impedían que yo pueda querer. Para hacerme que lo ame completamente, solo a él.

Bese su estómago por arriba de la remera, aún con mis ojos húmedos, podemos cerrar con broche de oro este hermoso momento.

Cuando mis dedos jugaron con el elástico del pantalón, sus enormes manos rodearon mis muñecas con firmeza. Tomo de nuevo la cajita azul y saco el anillo para colocarlo lentamente en mi dedo anular, su lentitud me hace calentar, como será que me tiene.

– Desde este momento, cada vez que te garche quiero ver ese anillo brillando entre las sabanas. –me mordi el labio inferior, hasta en los momentos de cariño se pone en pajero. Sin esperar más baje su pantalón, liberando su verga ya dura, la tome entre mis manos y con la lengua afuera me acerque a ella dando el primer contacto de humedad entre nosotros.– O al rededor de mi pija, es casi lo mismo. –una risa salió de mi boca, Pero está se vio ahogada cuando me tomo del cabello desde la nuca e introdujo su miembro hasta casi mi garganta sin aviso.

Apoye mis manos en sus muslos para que no avance más, Pero él hasta que no vio la arcada y mis ojos largando lágrimas no retrocedió.

– ¡Emiliano! –exclame con saliba goteando desde mi barbilla.

– ¿Que? Ahora me vas a decir que no te gusta. –me dió una leve cachetada en mi mejilla para luego apretarme. Al ver mi sonrisa volvió a introducir su verga en mi boca.– Dale amor, sácame toda la leche. –y con esa frase tan caliente, haciéndome mojar más de lo que estaba, dimos inicio a una tarde llena de sexo, lujuria y amor.

Ahora como prometidos, pronto esposos.

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⏰ Última actualización: Jul 30 ⏰

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Fisioterapeuta por un día // Dibu Martinez (SSA #1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora