Hoy dormiríamos de nuevo en el predio y mañana salimos cada uno hacia su próxima parada. Yo espero caer en la del Dibu siempre. Chiste chiste.
— Pa. —lo llame, este estaba llenando unos papeles en la mesa grande el predio de la AFA, Scaloni y Aimar, con el chiqui estaban con él. Este levanto su cabeza para prestarme atención. A pesar de todo el festejo, había que seguir trabajando un poquito más. Los jugadores estaban meta chupar en el zoom, no se termina más la joda para estos.— Tengo que hablar con vos. —automaticamente los otros tres miraron entre nosotros, prestando atención a la conversación que estábamos teniendo.
Papá se levantó y me siguió afuera.— No sé cómo decirte, espero no te enojes.— Anda al punto Caeli que me estás poniendo nervioso. —me rei pero no lo mire.
— Me voy unos días con Emi a Mar del plata, a ver a la familia. —papá se agarró el pecho dramáticamente lo que me hizo sonreír.— Vuelvo para el 31, el 24 lo vamos a pasar allá. Todavía no sabe nada, así que calladito viejo. —lo apunte amenazándolo.
Antes de que pueda contestar, por el largo pasillo apareció Emiliano caminando cómo pudo, de un lado al otro. Cuando llegó a nuestro lado se colgó de mis hombros. Papá lo miro con mala cara.
— Mi amorrr, mi bella reina, mi masajeadora preciosa. —que pedo tiene, su sudor larga un olor a alcohol impresionante.— ¿Querés venir a la habitación y me haces de esos masajes que sabes que me gusssstan? —sus cejas subían y bajaban sugerentes. Abrí mis ojos gigantes y le llegó un golpe en la parte trasera de la cabeza, no mío, de mi papá. Se masajeo la zona golpeada y lo miro mal.— Señor suegritooo. —ahora se colgó de mi papá.— Tiene una hija hermosa, gracias por haberla criado con este humor y carisma que me llego a enamorar. —papá y yo nos miramos los dos con la misma cara de sorpresa. Emiliano se ve una persona tan seria, tan asquerosa de personalidad, tan creido. Y es un nene más, su estatura y cara de culo hacen que valores más su humor, su inocencia. Más que valorar, creo que la palabra es disfrutar.
Mientras Emi seguia diciendole cosas a mi papá, yo no quise desaprovechar y mire todo su perfil. Cómo su nuez subía y bajaba cubierto por su barba apenas crecida. Si piel rojiza natural y por el sol. Esos labios rojitos que te dan ganas de usarlos de chupete todo el día, sus pestañas arqueadas, sus lunares, sus pecas, su bandera ya crecida.
De la nada sentí un golpe en mi nuca haciéndome salir de mi análisis, me masajee y mire a mi papá el cual quería reírse pero me miraba serio.
— Deja de mirarlo así boluda, lo vas a gastar. —fue mi turno de reir. Por el mismo pasillo que vino Emi vi aparecer a Rodri con Enzo y el Cuti.
— Nooo, no los aguanto, vayanse. —les grite señalandolos, me separé de Emi y mi papá, los tres antes nombrados empezaron a correr en nuestra dirección y yo corrí hacia el lado contrario a dónde venían.— ¡Déjenme en paaaaaz! —escuchaba las carcajadas detrás mío y choque con tres más, Juli, el Papu y Ota. Los tres sonrieron y me agarraron levantándome y llevándome al lado de los otros.— Bajenme pajeros, quiero irme a dormiiiir. —me hacia la que lloraba, papá a todo esto estaba grabando y riéndose.
— A la pileta, a la pileta. —comenzaron a cantar los siete, Emi sumándose a ellos. Yo hice peso muerto haciendo que casi me tiren. Me rindo. Cuando llegamos al zoom el fide, Lio, Lean, Paulo, franco, todos pero absolutamente todos, estaban mirando en nuestra dirección. Automáticamente se les formo una sonrisa en el rostro y se levantaron yendo al patio. Ya sabían que iba a pasar. Rodé mis ojos, son unos nenes.
— Les juro que no los aguanto. —dije fuerte para que me escuchen todos.
...
Esa noche me encontraba saliendo del baño secandome el pelo con una toalla, ya con una remera de Emi puesta para dormir. Este estaba tirado boca abajo en la cama, su cuerpo subía y bajaba, su espalda estaba tensa y tan tonificada que me daban ganas de morderlo. Esa espalda tan ancha, dios, me dormiría encima de ella cada noche.
Me acosté lentamente a su lado, no quiero hacer ruido porque no quiero despertarlo. Fue un día tan movido, con tanta euforia y alcohol que quiero que descanse. No me dijo nada a qué hora salimos mañana para Mar del plata, se que vamos a ir en su camioneta pero nada más.
Queriendo sentir su calorcito, pase mi brazo derecho encima de su espalda y apoye mi cara en ella, que comodidad. Dando un suspiro profundo, sintiendo tanta paz, tanta relajación, me termine durmiendo antes de contar diez ovejitas.
...
— Amor. —se escuchaba el susurro cerca de mi oreja. Una mano acariciaba mi pelo y bajaba a mi espalda.— Mi vida, te deje dormir suficiente, tenemos que salir para lo de mis viejos. —me gire hacia el lado contrario y me acomode de nuevo.— Cali son las dos de la tarde ya amor, no queda nadie en el predio, solo nosotros. Tu viejo te dejo sus saludos y dijo que te espera para el 31. —senti su cuerpo medio tirarse encima mío, comenzó a dejar besos en mi nuca y hombros. Suspiré medio fuerte y me queje.— En el auto seguís durmiendo, pero ahora necesito que veas si no te falta nada, así ya puedo guardar todo morocha, dale. —me palmeo el culo y se levantó. Sin dejarme opción, me levanté y con mucha pereza comencé a guardar lo que me faltaba, después de lavarme los dientes y cara. Emi, quien estaba dando vueltas por la habitación ayudándome en lo que podía, llevo mis valijas al auto y yo llevé mi mochila.
— Amor, ¿Desayunamos en el camino? —pregunte haciéndole puchero y abrazándome a su cintura por la espalda. Él cerró el auto y se giro aún entre mis brazos.
— ¿Desayunar? Prepare el mate y en el camino compramos unas facturas, ya vamos para la merienda loca. —dijo entre risas, contagiandome.
— ¿Me vas a comprar con pastelera? —hable cómo nena caprichosa.
— Te voy a comprar las que quieras enana. —hablo con tanta ternura que me hizo suspirar. Dejo un beso en mi frente y nos separamos, entrando al auto. Salimos del predio de la AFA y sentí mucha nostalgia, de a poco voy cayendo en qué no voy a ver por un largo tiempo a varios de los chicos, por no decir todos, estuvimos tanto tiempo juntos que ahora los voy a extrañar. Mis pensamientos se cortaron cuando una mano enorme se poso en mi muslo. Una sonrisa de lado apareció en el rostro de Emi y no dude en copiarlo.
— No te pases de listo eh, que estás manejando y quiero llegar a conocer a tus viejos por lo menos. —le saque la mano en broma.
— Fuaaaa, sos re anti Caeli, mira que ya no estás en horario de trabajo eh. —largue una carcajada y tome su mano poniéndola en mis piernas nuevamente.— Ah viste como te compre.
— Seguí canchereando y no te hago nada de mates. —lo señale amenazándolo. Saque el equipo de mate de la parte de atrás y prepare todo.— Vas a probar los mejores mates de tu vida.
— Mm, no sé. Después de los de Rodri no hay quien le compita. —le pase el mate haciéndolo callar.
Así, entre risas, chistes, anécdotas y mates, tenemos que sobrellevar unas cuantas horas de viaje. No sé cuanto vamos a aguantar sin poner cara de culo alguno de los dos. Creo que la que menos paciencia tiene soy yo. Pero mirando ese perfil, encima manejando, tengo para rato y no creo que me aburra para nada.
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Fisioterapeuta por un día // Dibu Martinez (SSA #1)
FanfictionPaso a relatarles cómo pase de estar estudiando para mis últimos exámenes de la carrera, a estar masajeando las piernas del plantel de nada más y nada menos que de la selección Argentina. Ya de entrada es poco creíble, imagínense cuando les cuente t...