Capitulo 31

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Emiliano

Miraba como las lágrimas no paraban de caer por su cara, llegando a su cuello. Jamás la vi llorar como lo está haciendo en este momento, me están dando ganas de llorar a mi también, de solo verla asi. Cuánto le debe doler está confusión de mierda. Tengo ganas de tirar todo a la mierda porque sé que le va a costar tres mundos creerme lo que sea que le vaya a decir.

Cómo pude la tome entre mis brazos dejando apretados los suyos entre nosotros.

— Soltame. —pedia moviéndose para todos lados bruscamente tratando de escaparse.

— No te voy a soltar, Caeli por favor, escúchame. Yo no voy a ser padre, mujer. —empezo a reírse y me miró, sus ojos rojos resaltaban el color de sus pupilas, y hacia ver sus labios más apetecibles. Mire su pelo y se me escapó una sonrisa de costado, estamos en un momento difícil ahora mismo, pero ese color le queda tan hermoso. Puff, si ustedes la vieran. No hay chance que haya mujer más hermosa que ella.

— Encima sos capaz de negar a tu propio hijo, sos más pelotudo de lo que pensaba. —unos mechones más cortos caían sobre su frente dándole la apariencia de un flequillo. Caí en las palabras que utilizo y me puse serio soltandola.

— No Caeli, si fuera mío no dudaría en decírtelo, porque un hijo no va a impedir que nosotros estemos juntos. —señale entre ella y yo.— ¿O que? Si tuviera hijos ¿Vos no me querrías de la misma forma? —se quedó quieta.

— No me vengas a querer manipular con tus frases de mierda. Si hubieras tenido hijos antes que estés conmigo, obviamente no iba a afectar en nada. Pero que estés por tener un hijo ahora significa que estuviste con ella al mismo tiempo que estabas conmigo. —y tiene razón, pero yo no estuve con nadie.

— Pero no es mío Caeli, si querés la llamo a Mandinha. —busque mi botinero con las manos temblorosas, me costó abrir el bolso y me costó desbloquear el celular.

— Deja, sabes. No quiero ver a tu ex esposa. —en ese momento golpearon la puerta y abrieron sin esperar respuesta, uno de los organizadores de los partidos me miro sin entender.

— El dt te está buscando. Quiere meterte y no estás. —asenti.— Apúrate Dibu dale. —me tomo de la muñeca y me arrastró. Mire hacia atrás a Cali que quedó espaldas a nosotros.

Caminamos unos cuantos pasos cuando escuché un portazo atrás nuestro, cuando me gire ví a Cali corriendo en dirección a la salida. Quise soltarme para ir atrás de ella.

— Emi, van a tener tiempo de hablar, tu carrera también es importante. —me mordí el labio debatiendo en que debía hacer. Pero decidí que con ella tengo todo el tiempo del mundo para hablar, tenemos una vida, esto se va a arreglar a como de lugar. Porque yo no voy a dejar que un mal entendido arruine esta relación hermosa que estábamos formando.

...

El partido terminó, me vieron con la cabeza en otro lado, me vieron desconcentrado, me vieron mal y no tengo excusas, Caeli me tiene mal. Nuestra pelea me tiene mal. Me quiso dar la sorpresa de que está trabajando en el mismo club que yo y ella se llevó una sorpresa horrible y que seguro le rompió el corazón.

En los vestuarios no escuchaba a nadie, solo me trataba de vestir rápido, mis dedos torpes queriendo atar los cordones. De mi botinero salió el sonido de mi celular, lo saqué enojado porque me hace perder tiempo en ir a verla.

Daddy Se ve en la pantalla, con el peor de mis pensamientos atiendo, siento mi corazón en la garganta con los latidos escuchándolos cómo si estuvieran por fuera de mi cuerpo.

— Dibu, por dios, hasta que atendés. Es Cali, me llamaron del hospital, está en terapia, la choco un auto Emiliano, por favor no se que hacer a esta distancia. —el aparato cayó de mis manos haciendo un ruido horrible contra el piso. Tome todas mis cosas, hasta el celular y salí corriendo del predio, ni las piernas más largas del mundo me van a hacer correr tan rápido como realmente quiero.

Después de cinco intentos de meter la llave en la puerta del auto pude envocarla y sali derrapando del estacionamiento en camino al hospital de la ciudad.

Me queda a unos veinte minutos, pero se que puedo llegar en diez, voy a tratar de no tener un accidente yo ahora.

...

Empuje las puertas de la sala de urgencias y busque la recepción lo más rápido posible, estoy tan agitado que no sé cómo controlarme.

— Caeli D'Andrea. —fue todo lo que pude decir tomando bocanadas de aire. La recepcionista con unos anteojos más grande que su cara empezó a teclear en la computadora buscando el nombre.

— Está en sala, pudieron estabilizarla pero se va a quedar unos días por precaución. Necesito todos sus datos por favor, y si usted va a ser el garante de los saldos. —no tengo nada de ella, cuando se despierte le voy a pedir que me dé sus llaves así puedo buscar sus cosas.

— Soy el novio, acá está mi tarjeta y documentos. Cargue todo ahí por favor. —guarde mi billetera una vez termino todos los papeles y ya más tranquilo camine hacia la habitación 212, en el segundo piso. Los médicos afuera en una ronda charlaban entre ellos.— Buenas tardes, ¿Puedo pasar a verla? —señale la puerta, miro a todos desde arriba. Se miraron entre ellos y se acercaron.

— ¿Usted es Emiliano? —asenti confundido. — La señorita Caeli no dejo de nombrarlo, inconsciente, ahora está dormida, pero está mejor. Tuvo una contusion en la cabeza, tiene fisurado el tobillo y muchos golpes y raspones. Pero nada grave. Lo que más nos preocupaba era el de la cabeza, pero no es nada que sea peligroso. —escuchaba pasando el peso de mi cuerpo de un pie a otro.— Puede entrar. —sin decir nada entre a la habitación.

Los ojos se me llenaron de lágrimas y mi estómago se cerró, verla en esa cama llena de vendas y moretones. Es todo mi culpa, si hubiera corrido atrás de ella. Si no me hubiera confiado.

Me acerque sentandome en la silla que está a su lado, tome su mano y le dejé unos cuantos besos.

— Ay mi Cali, no te cuide lo suficiente. Primer día que nos vemos y ya estás en el hospital. —mi voz empezó a quebrarse, sin dejarme hablar. Tape mi cara con la otra mano y llore.

Llore por el mal que le cause sin quererlo, llore por volver a tomar su mano, llore por su calor, por su cercanía. Llore por las ganas que tengo de llenarla de besos y decirle cuánto la amo.

Porque estoy completamente enamorado de Caeli D'Andrea, de eso no hay ni una duda. Y voy a hacer todo para demostrarle la verdad y disfrutar de nuestro amor.

Fisioterapeuta por un día // Dibu Martinez (SSA #1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora