Capitulo 20

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Abrí mis ojos por el ruido molesto de una alarma, proveniente de la mesa de luz a mi lado. Estire el brazo tanteando el lugar y agarrando el aparato.

Sentí un peso en mi cintura y caí en cuenta de lo que pasó anoche, no pude evitar sonreír. En la pantalla aparecía la hora de la alarma, nueve en punto. La apague e instantáneamente apareció una foto mía, con el buzo de Emi, es la historia que subí hace más de un año cuando él me regaló ese buzo.

Mi estómago se movió hacía todos lados, dios, veo estos detalles y me dan ganas de morderlo todo. ME TIENE DE FONDO DE PANTALLA. Encima es la de bloqueo. Si viera que yo todavía tengo las mismas fotos de hace un año se muere, aunque nunca se enteró que está ahí.

—Emi. —lo llame a la vez que me giraba a mirarlo, pero cuando lo hice me di cuenta que ya me estaba mirando y sus mejillas estaban levemente rojas. Anoche me dió la revolcada de mi vida y hoy se pone colorado porque ví su fondo de pantalla. Son dos personas en una, es Hanna Montana. Le di una sonrisa de labios cerrados y apoye mi mano en su mejilla. Él al sentir el tacto cerró los ojos y yo acaricie su barba con tranquilidad. Paso su pierna sobre mis caderas y nos quedamos ahí, disfrutando el momento tan íntimo que estamos teniendo.

— Dibu. —llaman de afuera a la vez que golpean, es mi papá. Sin dudarlo, y sin pensarlo mucho, me levanté de su lado a abrir la puerta.— A desayunar papi, dale. —hablo antes de ver quién era. Sus ojos se abrieron de sobremanera y me rei.— ¿Vos qué haces acá? Y en pijama a parte. —se cruzo de brazos esperando una respuesta.

— Anoche dormí acá. —me encogí de hombros.— Miramos una película y nos quedamos dormidos. —Emi en eso se levantó desperezandose, estirando sus brazos hacia arriba. Se apoyo en la puerta atrás mío y miro a mi papá.

— Hola suegrito. —fue todo lo que dijo para que mi papá quisiera entrar a agarrarlo de la remera. Emi solo se reía provocandolo.

— ¿Pueden dejar de pelear por favor? Ya somos grandes. Listo, papi, vos sabés que me gusta Emi, y no estamos haciendo nada malo. Y vos Damián deja de provocarlo porque él es mecha corta igual que vos. —los dos me miraban parecían nenes. Pero asintieron.— Ahora dense la mano y vamos a desayunar que me muero de hambre.

— Yo le doy la mano, pero que deje de decirme suegrito porque le rompo el culo a patadas. —rode mis ojos, son unos inmaduros.

En parte lo entiendo a mi papá porque somos nosotros dos solamente, hace años lo somos, y se que tiene miedo que me vaya de su lado o lo deje solo. Pero él no sabe que tiene una garrapata de hija, por más que este a Miles de kilómetros siempre lo voy a molestar y estar para él.

— Bueno suegro. —hablo Emiliano y papá le gruño. Me rei fuerte pero ellos se dieron la mano igual. Satisfecha entre a la habitación y agarre mi celular. Antes de salir deje un beso en la mejilla de Emi, que tuvo que agacharse para que se lo pueda dar, y cruce el pasillo entrando a mi habitación y dejando la puerta abierta.

Me cambié y lave la cara, me puse el conjunto de entrenamiento de la selección, que consistía en short y chomba para el cuerpo técnico, y me hice un rodete alto y despeinado, en mis pies unas zapatillas deportivas Adidas, salí después de perfumarme y agarrar mi bolso con mis cosas de trabajo.

En el pasillo ya estaba Emi vestido como yo y con un bolsito más chiquito que el mío dónde tenía su botella y demas.

Estiró su mano hacia mi, para que la tome, y con el corazón a mil por hora entrelace mis dedos con los suyos, mi mano quedaba pequeñita en la suya y que placer es caminar así con él.

...

Llegamos al comedor todavía tomados de la mano, y todos los presentes miraron entre nosotros y nuestras manos unidas.

Fisioterapeuta por un día // Dibu Martinez (SSA #1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora